Próᥣogo

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Esta historia comienza en unos cursos de verano, esos a donde todos los padres llevan a sus hijos para no verlos en casi todo el día. Y como eso suena feo optan por decir que van a distraerse y hacer nuevos amigos.

O bueno eso le decían a Rojan y Jonathan, no son hermanos ni nada relacionado, son solo niños comunes, uno mayor que él otro por 2 años.

Rojan tenía 12 años mientras que Jonathan 10.

Ambos se conocieron en ese mismo curso, pero no se llevaban bien.

Cada quién tenía su grupito de amigos, ¿por qué no se llevaban bien?, pues solo eran niños dejándose llevar por esos comentarios que hacían los demás.

Pero como tal no se odiaban solo se evitaban. Ellos pensaban que eran como los planetas, entre más lejos mejor, pero lo que no sabían era que compartían el mismo gusto por el baloncesto.

»⚡«

Los cursos de verano se hacían en un parque. Donde había buen espacio para que los niños corrieran, algunos juegos comunes que hay en los parques como: columpios, resbaladillas, pasamanos, etc.

Claro y 2 canchas una de fútbol y la otra de baloncesto, pero no usaban las canchas ya que eran muy pocos niños para usar toda una cancha, además luego había gente que las ocupaba.

»⚡«

Los cursos de verano acabaron y ambos chicos ya no se volvieron a ver hasta dos años después, en ese mismo parque crearon un mini equipo de baloncesto.

Y así es como empieza esta historia entre Rojan y Jonathan.

»⚡«

Regresaba de la escuela, mi mamá había ido por mi en su coche, la rutina de siempre, durante el regreso no había platicas ni nada, ese silencio incómodo nunca me gustó, lo que hacía era escuchar música y ver por la ventana.

Estábamos en un semáforo y vi un papel que decía:

¿Te gusta el baloncesto?

Pero no tienes un equipo

¿Vives en la misma rutina de siempre?

¿Por qué no hacer algo diferente?

Anímate y forma parte de nuestro equipo de baloncesto juvenil.

Solo tienes que saber lo básico del baloncesto y ya la armaste 😉.

Informes 👇

En el parque Juárez, donde se hacían anteriormente los cursos de verano.

¡Te esperamos!

Es como si leyeran mi mente, hoy habían comenzado las vacaciones así que no habría pretexto para que no me dejaran ir, además esta cerca de la casa.

Pero eso tendría que hablarlo con mis papás.

»⚡«

Ya era la hora de la comida, casi no se hablaba mucho pero no me gustaba la idea de estar todas mis vacaciones en la casa encerrado ni que fuera ceniciento.

–Hay un equipo de baloncesto cerca de aquí ¿puedo ir?–

–¿Te refieres a ese equipo "rascuacho" de baloncesto del parque?–

Mi papá siempre me dio miedo, su mal carácter, era de alta estatura, mirada amenazante, de muy pocas palabras, mientras mi mamá era de baja estatura, de mirada firme, no tan fría como mi papá pero eso no significa que no sea enojona.

No sabía que decir, cuando dijo eso no me vio directamente y mi mamá con la mirada me dijo que no dijera nada más.

Así que ya no insistí más, después de eso me fui a mi cuarto.

No sabía si eso era un si o un no, lo que tendré que hacer es que yo mismo busque la oportunidad para poder ir a esos entrenamientos.

»⚡«

Y como siempre el trabajo es más importante que Rojan, me dejaron solo en esta casa más vacía que una mirada de mi papá.

Ya soy un adolescente y puedo cuidarme solo así que voy a buscar la manera de entrar a ese equipo de baloncesto como de lugar, no quiero que la misma rutina de siempre se siga repitiendo.

Odio estar encerrado sin poder hacer algo.

»⚡«

Llegue al parque y ahí estaba un profesor de los cursos de verano.

Era buena onda, siempre traía una gorra no importaba si había sol o no, yo creo que le daba flojera peinarse y por eso la usaba y pues quien no lo haría.

–¡Qué uvas mi Rojan!–

–Buenas profe–

–Solo fueron 2 años y ya no te reconozco, ¿pues qué te hiciste?–

–Jajaja nada–

–¿Vienes a registrarte para el equipo de baloncesto?–

–Si, si en donde me registro–

–En esta libreta anota tu nombre completo y el número de alguno de tus padres–

–Está bien–

–Pero... ¿Dónde están?–

–Bueno... ellos no pudieron venir por su trabajo ya sabe–

–Está bien ahí me los saludas–

–Si yo les digo–

–Que bueno que te animaste, porque eras el único que faltaba de los chicos del curso de verano–

–¿En serio todos están aquí?–

–Clarines–

Y ese día pude registrarme sin ningún problema ahora tendría que fugarme a los entrenamientos.

»⚡«

Llegue y vi a todos, los conocía, pero cambiaron mucho, pero un chico en especial me sorprendió más.

Ese chico más alto que yo era... Jonathan.

Cómo creció más que yo, si él es menor que yo por 2 años. Eso no puede ser posible, pero sigue siendo el mismo, como extrañaba su peinado de hongo.

Por alguna razón le decían el peinado de hongo, no se quien habrá sido, es que su pelo café oscuro y ese corte de hongo lo hacían ver chistoso.

Aunque luego se entero de que fui yo y me puso el pelo de casco, ya que fue más por castigo, mis papás me llevaron disque a la tienda pero de la nada me raparon, solo veía como mi hermosa cabellera negra caía, no me dejaron pelón pero ganas no les faltaba.

El último día en el que te vi jugar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora