Mi papá no encontró un vuelo de inmediato para poder llegar hasta mí. Sebastián fue quien habló con él, pero no entró en detalles; solo le aseguró que me encontraba mejor y que pronto sería dada de alta. Mis abuelos aun desconocían que me encontraba en el hospital.
Para mi suerte, el día que fui dada de alta del hospital, mi papá llegaría a la casa. Sebastián se quedaría conmigo hasta que eso ocurriese. Yo le insistí en que Kelly podría quedarse conmigo hasta entonces; de veras que no quería que siguiera perdiendo clases en la universidad por mi culpa.
“Gabriella, estás bien?” decía mi papá mientras cruzaba como loco la puerta de mi habitación.
“Sí, estoy mejor, papá” le respondí mientras me levantaba de mi cama. Sebastián, como mi guardián al fin, sosteniéndome de la mano.
“Quién es él?” preguntó mi papá, deteniéndose en sus pasos al ver a Sebastián.
“El es Sebastián. Quien te llamó. Recuerdas?”
“Discúlpame, Sebastián. Muchas gracias por cuidar de mi princesa.”
“No tiene porqué. Es un placer conocerlo, y a Gaby la quiero mucho, así que no es ninguna molestia” respondió Sebastián estrechando su mano con la de mi papá.
“Ahora, ya que veo que estás mejor, alguien podría contarme que fue lo que sucedió? Cómo fue que llegaste al hospital?”
“Podemos hablar de eso luego? Sebastián tiene que marcharse pronto.”
“Si quieres, los dejo solo un momento. Aprovecho a darme una ducha. Pero te advierto, quiero que me digas la verdad” dijo mi papá mientras se marchaba de mi habitación, después de darme un beso en la frente.
“Ya debo marcharme, señorita. No quisiera irme, pero debo hacerlo. Tengo una novia molesta esperando por mí. Y pienso que debe arreglar las cosas con ese que llamas tu novio. Porqué continúas con él?”
“Porqué lo amo?”
“Porque es que no te creo…”
“Posiblemente me conoces tan bien, que ves algo que aun yo no he visto” fueron mis palabras, deseando en mi interior que viera cuanto me dolía el pensar que tenía novia.
“De eso no tengo duda.”
“Y usted? Qué le espera de una novia que ya al segundo día está celosa de alguien como yo?”
“De alguien como tú? A qué te refieres?”
“A que no tengo nada de especial para que ninguna mujer sienta celos de mí.”
“No digas eso nunca. Gaby, eres hermosa, dulce, buena. Tienes todas las cualidades que cualquier hombre buscaría en una mujer.”
De qué manera me dieron sus palabras. Me siento confundida…ayúdenme! Me encanta ese hombre, les tengo que aceptar. Pero no puedo más con él, mucho menos en estos momentos.
“Sebastián, yo…”
“Gaby…eres única. No sabes de qué manera entraste en mi vida y como me has marcado. Daría cualquier cosa porque fueses feliz, porque ya no sufras, por no verte así, toda lastimada por esa bruja de tu madrastra. Gaby…”
No me dijo más, yo mucho menos pude decir. Solo sé que los siguientes minutos fueron los mejores de mi vida. Sebastián me encarceló en sus brazos y me besó.
El beso fue algo inexplicable, un beso como el que jamás me habían dado, un beso que decía todo sin palabras. Me sentí emocionada, llenas de esperanzas, pensando en que podríamos ser más que amigos. Pero, qué vendría después de este beso? Qué sucedería cuando él se marchara a los brazos de su novia? Cuando yo tuvieses que enfrentar a Jeremías?
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Cruzando Puertas
RomanceQué haces si la vida continúa pegándote golpe tras golpe? Si un minuto de felicidad significa días de sufrimiento y angustia. Esa es la vida de Gabriella. Tras perder a su madre en un accidente automovilístico cuando era pequeña, toda su vida camb...