Errores que comenten los seres racionales, viejas cicatrices de un corazón roto y la culpa de un pasado que no llegaste a controlar aún con el paso de los años.
Kohaku Hyoko y Senku Ishigami, tuvieron una hija a una edad de veinte años, ambos con aspiraciones y deseos de diferente magnitud, terminando con su pronta separación y con la pequeña criatura en las manos de su padre.
Siete años pasaron, ambos separados en diferentes países, pero que por cuestiones de la vida volvieron a encontrarse, ambos a espaldas del secreto inicial, el cual los separó en primer lugar.
...☆▽☆...
Kanade Ishigami, despertaba de un profundo sueño en su habitación, ocasionado por las emociones del día anterior, cumpleaños de su padre y ocasión donde uno de sus temores fue confirmado.
Soltando un suspiro agotado, al no saber cómo reaccionar a lo escuchado esa madrugada, miro su alrededor con extrañeza, ella se encontraba al lado de Suika, antigua niñera y amiga, ambas dormidas en cama de la menor de forma tranquila.
Intento despertar a Suika moviéndola ligeramente, sin éxito, sin nada más por hacer al momento, suponiendo que sus otros conocidos seguían durmiendo, bajo con cuidado de la cama, pasando por su habitación hasta los pasillos ya iluminados del segundo piso. Mientras que, en su camino a la planta baja recordaba lo ocurrido esa madrugada.
...
Ryusui, marinero de mal carácter y un capitalista amante del placer, según ella, se encontraba llegando de forma alegre por la puerta principal, con varias botellas de sake y quién sabe que más atrás de el, nada nuevo que esperar de su parte, aunque la ausencia de su mayordomo si la preocupó un poco.
—Ja, esto tiene que ser una broma...— llegó a gruñir de forma enojada, dispuesta a ir y enfrentar a ese marinero para no causar escándalo mayor, como el año pasado.
O eso creía, cuando sintió como alguien la sostenía del hombro con delicadeza, ante el toque volteo la mirada, encontrando a su abuelo Byakuya Ishigami, era quien la detenía por alguna razón que no entendía.
Quería preguntar el motivo, pero antes de que pudiera decir algo, Byakuya hizo una señal de silencio con sus dedos y con una sonrisa serena la llevo de la mano hasta donde estaba Suika, quien descansaba tranquilamente en uno de los sillones, viendo de forma divertida como ella era mandada a su lado.
—Buenas noches, Kanade-chan— saludó con una amable sonrisa la chica de lentes, invitándola a sentarse juntas, lo cual acepto dando un suspiro derrotado.
—Buenas noches Suika-one ¿Cómo has estado?— preguntaba a secas y mirando fijamente los movimientos del marinero, aún intentando averiguar el motivo sobre las acciones de su abuelo.
Era un poco lenta para captar esas indirectas y no confiaba en las intenciones de Ryusui, estaba inquieta.
—Las cosas se pusieron un poco animadas apenas llegó Ryusui-san ¿No?— sugirió Suika en voz divertida, señalando al grupo de adultos riendo con fuerza, siendo algo incómodo de ver para la menor —Y respondiendo a lo que dijiste, todo va bien en la universidad, las materias son muy interesantes— respondió aún con su sonrisa amable, mirándola y queriendo hablar un rato.
—¿Enserio?— le devolvió la mirada con curiosidad —¿Cuánto tiempo falta para que termines la carrera?—
—Solo un par de años más, después las prácticas podré postular para un empleo pequeño...— su sonrisa se borró al ver de reojo a Senku, al mismo tiempo que cambiaba su expresión a una más seria —Por cierto Kanade-chan ¿Cómo te va en la escuela? Hace mucho que no paso por ahí— preguntó con cautela, mirando ahora a Kanade.
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Tú DOLOR (SenHaku)
AcakElla lo llama "Error" Él lo llama "Vida" Distintos puntos de vista los han separado, ahora ni se pueden ver a la cara. Él volvió a Japón para estar tranquilo junto a su hija, pero el destino los traicionó y volvió a traer su pasado [...] La volvió...