CAP 7.- Calma al resentimiento

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Meses atrás en América.

—¿Estas segura de esto, Kohaku?— pregunto el jefe de las oficinas policiales, Jasper.

—Con todo respeto señor, e trabajado en este caso por casi cuatro años y al fin creo tener un origen y causa de las misteriosas petrificaciones, solo déjame seguir está pista— pidió a su superior, cuando al fin tendría la posibilidad de localizarlos.

—Kohaku, aunque me lo pidas, es imposible dejar tu puesto por el momento, en esta época contamos con varios casos abiertos y necesitamos tu asistencia inmediata en esos—

—¿Y si acabo todo ese trabajo, me dejaría ir a Japón?— o eso entendió.

—Veo que tienes mucha confianza en tu pista— suspiro, tomando un papel y bolígrafo —Bien, termina los casos T-007 y D-018, después informaré tú traslado a una vieja colega de Tokio—

—Se lo agradezco señor— mostrando su respeto, se despidió y salió de la oficina.

Los siguientes meses fueron más sencillos, logrando hacer su trabajo con éxito, de la mano con su compañero policía para que ambos fueran a Japón.

Y al ya estar ahí, dar con la ubicación del desgraciado que comenzó todo ésto, el mismo que la separó de la última familia que tenía.

.

Ahora estaba en Japón, frente a quien sería su ex-novio y una niña extraña de ojos violetas ¿Acaso sera ella su...?

—Padre ¿La conoces?— pregunto la niña, agarrada de la mano con otro bicolor, aunque solo tenía un mechón blanco.

—Algo así mocosa, como dijo, es una vieja compañera de la universidad— la miro —A pasado mucho tiempo ¿Hyoko, verdad?— Senku intento disimular su interacción y vieja relación, bueno era comprensible.

—Ah Ishigami-san, si, a pasado tiempo, resulta que me trasladaron a Japón por un par de meses y quería ver cómo estabas— con el tiempo uno aprende a mentir, incluso más gracias a su trabajo.

—Como vez, todo bien, pero si quieres hablar, podemos hacerlo en mi oficina— si las miradas fueran cuchillas, él ya la abría matado y desmembrado.

¿Tanto rencor le guardaba? Bueno, tenía grandes motivos para hacerlo, no mentiría. Aunque, tal vez esas mentiras fueron las que iniciaron todo esto.

—Padre...— susurro la niña mientras veía la expresión de su padre, nunca lo había visto así, tan ¿Molestó?

—¿Estas bien, Kana-chan?— pregunto Neko al lado de Kanade, preocupado por la niña. Ella estaba por responder, cuando su padre habló.

—Kanade ¿Puedes ir al mercado un momento?— pregunto sacando su billetera, debía alejarla como fuera de esa mujer.

—¿Olvidaste algo?—

—Si, quinientos gramos de harina y trecientos de cebolla, también si quieres puedes comprarte algo con Neko— ordenó, pero Kanade ya sabía lo que pasaba, o por lo menos presentía.

—Ja, volveremos en veinte minutos, seguro al ciento por ciento— comento volviendo a la calle —Vamos Neko, conozco un lugar con dulces que te gustará—

—¡Si!— grito el menor, emocionado mientras la seguía.

Los quería fuera para hablar en privado con esa mujer, pero...¿Quien era ella?

Por mera curiosidad se quedó a escuchar un rato, involucrando a Neko.

—¿Pero y los dulces?— se quejó a su lado.

Tú DOLOR (SenHaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora