10-. Al Quincuagésimo Mundo.

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Salí del colegio un poco triste... La verdad era que quizá no podría acompañar a Sebastián en el viaje, aún estaba en riña con mis padres o almenos con mi padre, no tendría tampoco dinero para los pasajes y quizá nos demoraríamos unos 2 días en encontrarlo...

-¿Que te sucede?
Preguntó Sebastián.

Levanté la cabeza para observarlo.
-No es nada...
Respondí bajando la cabeza.

Sebastián se detuvo tras mi, seguí caminando pero algo me decía que me detuviera y lo hice, me di la vuelta para observarlo aún cabizbajo, Sebastián se acercó a mi y con su mano levantó mi cabeza.

-¿Que es lo que te sucede? acaso ¿no confías en mi.
Preguntó con los ojos cristalinos.

Me perdí en el patrón de sus ojos pensando una falsa respuesta para que no se preocupara, pero le debia la verdad.

-Yo... Tu sabes que tengo una mala relación con mi padre y -Bajé la cabeza- no... No creo que -volvió a subir mi cabeza-me deje ir contigo a Santiago, yo lo lamento en verdad.
Aparté la vista.

Me abrazó.
-¿Que tal si yo hablo con ellos?
Preguntó.

-No creo que resulte pero no perdemos na en intentar.
Respondí sonriendo.

Entonces caminamos hasta mi casa, fue un largo camino a pie pero llegamos al fin, entonces me detuve frente ella con el temor tratando de controlarme, Sebastián se puso frente a mi tomándose mis manos.

-No temas, estaré allí contigo.
Dijo el sonriendo.

-Gr-gracias.
Comenté.

Abrí la reja y avanzamos hacia la puerta, cada movimiento que hacía era dudoso, tenía temor, el temor de que nunca más me dejaran salir con Sebastián o con las chicas.

Al momento de introducir la llave en la puerta no pude girarla, solo me detuve allí, el temor me había dominado por completo, entonces Sebastián tomó mi mano y me ayudo a girarla, el mecanismo sonó y la puerta se abrió, entonces entramos, Sebastián solo entró con su natural sonrisa a saludar a mi madre.

Me quedé en el pórtico presenciando todo, en verdad el era muy buena persona, hacia que me calmara, pero entonces apareció mi padre por el pasillo tomado de la mano con el nerviosismo y el termor, cerré la puerta y me aproximé hacia ellos.

-¿Quien es este?
Preguntó mi padre.

-Es un amigo de Cristhian ¿no te parece lindo?
Preguntó mi madre.

-Hmm... -Lo observó por todas partes - ¿Como es que alguien tan atlético como tu se junta con mi hijo?
Le preguntó a Sebastián.

-Eh bueno, algo me atrajo de el...
Dijo riendo con una mano en la nuca.

Mi padre frunció el ceño.
-Bueno ¿a que vienes?
Preguntó cortante mi padre.

-Pues venía a preguntarles algo acerca de una salida en amigos...
Comentó Sebastián.

-Adelante...
Dijo mi madre sonriendo.

-Pues yo quisiera saber -me acerque a Sebastián cabizbajo y este me observó sonriendo- si ¿dejarían salir a Cris a Santiago hasta el domingo?
Preguntó.

-Pues verás, en estos momentos no tenemos dinero.
Dijo mi madre ya sin su sonrisa.

-Pero, si es asunto de dinero no hay problema, yo me encargo.
Comentó Sebastián.

-¿Enserio? Estaría muy agradecida contigo.
Dijo mi madre.

-¿En donde y a que hora tiene que estar allí?
Preguntó mi papa.

Bestias Ancestrales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora