21-.Los Alternos.

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”Quiero defender a los que amo, quiero ser fuerte para ellos”

Una frase que he escuchado muchas veces y ahora, para mi, se ha visto reducida a una sola persona, además, todo el mundo tiene derecho a vivir, todo el mundo merece disfrutar de lo que queda en su vida como también en el mundo espiritual, lo haré por todos, me siento preparado y totalmente decidido en ello.

Apreté la pulsera de mi madre y atravesé el pórtico junto a mis maletas, el camino entre la puerta y la cancela parecía eterno, no quería irme de allí pero tampoco quería quedarme en aquel lugar, mi alma estaba vacilante entre el umbral y ambos sentidos, el cielo aún continuaba nublado desde ayer.

Sebastián se quedó conmigo a pasar la noche, sinceramente necesitaba compañía en esos momentos para después preocuparme de las ramificaciones; él pasó toda aquella tarde para que su padre fuese mi tutor, por ahora se está tramitando, pero con los abogados que contrata su familia y dada la difícil situación que estoy pasando los trámites se ven agilizados.

Cuando llegamos al departamento dejé mis cosas en su cuarto y encendí la radio mientras él preparaba el desayuno.

“Se han datado millones de casos de rabia alrededor del mundo, se cree que esta enfermedad es bastante virulenta por lo que se le recomienda precaución al salir de su hogar. La policía en conjunto los médicos están trabajando para mantener a los afectados bajo control...

Se me hacía difícil escuchar algo como aquello, una gran aflicción me recorría todo el cuerpo como una corriente fría y me hacía estremecer.

“La Organización Naciones Unidas ha llamado a un estado de emergencia mun...”

Sebastián apagó la radio y me entregó un humeante té de canela, al tomarla le di un gran sorbo a la taza sin preocuparme por quemaduras, sólo quería distraerme de aquello.

—Te hace mal escuchar esto justo ahora— se sentó a mi lado mirándome a la cara.

—No es que no pueda escuchar la radio.

—Puedes escuchar la radio para algo de música, pero las no las noticias ¿cómo te sientes?— preguntó dando un sorbo mientras miraba por la ventana, quizá no me dirigía la mirada para que yo no viera su expresión de lástima hacia mi.

Agité la cabeza lentamente de arriba a abajo apretando mis labios —Bien.— sonó casi como un susurro pero él corrió su vista hacia mi.

—Crhistian, es obvio que no estás bien, quiero saber como te sientes respecto a lo sucedido, quiero ayudarte.

—Yo... Está claro que no me siento bien, por ahora no quiero hablar más del tema— mi mandíbula comenzaba a temblar— sólo quiero prepararme para todo... Y tratar de hacer lo que —hice una pausa para respirar— mejor pueda para detener esto. Mi madré no está conmigo ahora y —Los ojos se me comenzaron a nublar por las lágrimas que retenía y no quería soltar— No sé, quiero proteger el mundo y el mundo donde ella se encuentra... No quiero más accidentes, no quiero nada malo, nada que no pueda resolverse, no quiero que nada malo te ocurra... Ahora eres lo único que me queda.

Sebastián se acercó a mí, alzó su mano y con sus pulgares secó las lágrimas que ya se me escurrían por la cara, sólo en sus ojos de colores mezclados podría encontrar la calma, y así era. Me dió un gran abrazo, dejamos las tazas de té en la mesa y volvimos a nuestros cuerpos espirituales.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2017 ⏰

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