In the car

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Advertencia: SMUT


Verano de 1978

— ¡Dejad de comeros la boca y venid de una puta vez! — Clamaba Freddie a la par que tocaba el claxon del coche.

Roger y yo estábamos besándonos apasionadamente en frente de la puerta principal de casa. Él agarraba mi trasero y yo me aferraba a su espalda.

— ¡No quiero ver esto! — Dialogó John.

Al escuchar esto, el rubio y yo reímos. Nos separamos y agarramos las maletas para acto seguido dejarlas en el maletero. Era la primera vez que me iba de vacaciones con la banda, específicamente a una casa en medio del campo, muy lejos de la ciudad.

Brian iba al volante, Freddie en el asiento del copiloto y John atrás. Cuando Roger y yo subimos, me coloqué entre el bajista y él.

— Ya puedes arrancar. — Dije. Brian obedeció.

El camino era bastante largo, duraba entre cuatro y cinco horas y solo llevábamos una hora y cuarto.

Repentinamente, sentí la mano de mi novio posarse en mi muslo, le dediqué una mirada y él me sonrió. La mano iba subiendo lentamente, por lo que me acerqué a su oído para que nadie más escuchara lo que le iba a decir.

— Nos van a ver, cariño. — Susurré. 

— John, ¿me dejas ese cojín? — Le pidió al castaño ignorando completamente mi voz. Deacon asintió y le entregó el cojín al rubio, este lo puso de manera que nos cubriese a ambos. 

— ¿Qué haces? — Murmuré.

— Así no nos verán. — Me recalcó. 

Solté un fuerte gemido al notar que uno de sus dedos entró en mi vagina. Los tres chicos se giraron.

— ¿Estás bien ____? — Habló el rizado. Yo, sin poder hablar, simplemente asentí con una falsa sonrisa hasta que dejaron de mirar.

— Te voy a mata... Ah... — Introdujo otro dedo. — Para... — Seguía susurrando.

— ¿No te gusta? — Cuestionó en un casi inaudible tono de voz mientras aumentaba el ritmo. 

Yo intentaba disimular, sin realizar expresiones de placer o soltar gemidos, cosa que me ponía muy nerviosa. Analicé a los demás chicos: John estaba dormido apoyado en la ventana, Brian estaba concentrado en la carretera, y Freddie estaba limándose las uñas. Decidí ponerme más cómoda, me escurrí un poco en el asiento y abrí ligeramente las piernas. Roger sonrió pícaro ante mi acto y aumentó aún más la velocidad. 

Varios segundos después, comencé a notar una familiar sensación en el vientre, lo que anunciaba que el orgasmo estaba por venir. Al parecer, Roger también lo notó, pues me tapó la boca con su mano sobrante. Ese cosquilleo iba bajando lentamente, hasta que llegó a mi vagina y me corrí en sus dedos. 

— ¿Que haces Roger? — Ambos miramos a Brian, que nos observaba por el retrovisor. El baterista me sacó los dedos, aunque esa zona no se veía, y también destapó mi boca.

— Estábamos viendo quien aguanta más sin respirar. — Disimuló el rubio. El castaño asintió lentamente con el ceño fruncido y volvió a mirar a la carretera. 

— Necesito parar. — Intervino Freddie. — Me lo hago encima.

— Hay una gasolinera por aquí. — Respondió May.

— Yo también necesito parar. — Nos asustó a todos John.

— ¿Tú no estabas dormido? — Cuestionamos todos al unísono.

— Tenía los ojos cerrados, no estaba durmiendo. — Respondió obvio.

[···]

— ____, Roger, ¿No bajáis? — El mencionado y yo negamos, pues íbamos a aprovechar el momento en el que ellos iban a la gasolinera para aclarar nuestros temas pendientes. — Bueno, no tardamos. — Brian cerró la puerta y corrió hasta Freddie y John.

Sin decir nada, me subí al regazo de mi novio y lo besé salvaje y apasionadamente. 

— Por fin se van, joder. — Jadeó en medio del beso. Yo reí ante su comentario. 

— No tenemos mucho tiempo, vamos al grano. — Le desabroché el pantalón y saqué su miembro, él hizo lo mismo con los pantalones cortos que yo portaba, con la diferencia de que me los tuve que quitar enteros. Rápidamente, agarré su pene y lo introduje en mi interior.

— Mierda cariño... Tan deliciosa como siempre. — Jadeó echando la cabeza hacia atrás. Apoyé ambas manos en sus hombros y comencé a saltar encima suyo. — Dios... — Continuaba jadeando.

— Me voy a correr. — Recalqué al notar de nuevo ese cosquilleo en el abdomen.

— Creo que yo también.

Ambos estábamos ligeramente sudados y con la piel más rojiza. 

Faltaba poco.

Faltaba muy poco.

— ¡Vamos, joder! — Exclamé haciendo círculos sobre mi clítoris.

Un segundo más y vería el cielo.


Pero...


La puerta se abrió.

— ¡Joder! — Pronunció John cerrándola nuevamente de un portazo. — ¡Yo no quería ver eso! — Gritaba desde afuera para que le escucháramos.

— Puto John... — Musitó Roger abrochándose los pantalones. Yo me colocaba los míos. El rubio y yo salimos del coche. Roger estaba muy enfadado.

— ¡Estábamos a punto John! — Reprochó cruzándose de brazos.

— ¿¡Y a mí que me cuentas!? — Imitó su acción.

— ¿A punto de qué? — Brian y Freddie aparecieron. 

— ¡____ y Rog se estaban revolcando en el coche! He abierto la puerta trasera para dejar esto — levantó una bolsa — y los he visto... 

— ¡Pero qué vergüenza! — El cantante se llevó al bajista a sus brazos para consolarlo. — Mira que hacerle eso a John...

— ¡Pero si tiene tres hijos! — Recordó el rubio.

— Chicos, no es para tanto, simplemente es una pareja que no se aguanta las ganas de follar y que lo hace en cualquier sitio. — Objetó Brian.

— Gracias. Alguien con cabeza. — Agradecí para después subir al coche otra vez. — ¿Vamos?

— Sí, pero no folléis delante nuestro. — Pidió Freddie abriendo la puerta.

· One shots // Roger Taylor y tú ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora