Capítulo 38

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Luego de un rato, sequé mis lágrimas y comencé a caminar por los pasillos mientras pensaba en lo que acababa de escuchar sobre Yoongi.

Siente que me hace daño cuando no es así, es solo que él está infectado y yo no.

Pero eso no debe ser impedimento para seguir lo que empezamos.

Me detuve al escuchar un suspiro que provenía de una habitación, a este ritmo, escucharé cada cosa dicha en este lugar.

No pensé mucho y me acerqué un poco a la puerta entreabierta.

Allí está Hoseok, su semblante es serio y confuso. Debe estar preocupado por Taehyung.

Lo mejor será que me retire y lo deje solo...

¡No! Él sabe el paradero de la camioneta con las inyecciones.

—Park Jimin —escuché sorprendido como susurró mi nombre.

Al parecer ya sabía que estaba allí.

—Sí, estoy aquí —comenté ingresando.

El chico se sobresaltó al verme, me observó confundido.

—¿Hace cuánto estás allí? —preguntó frunciendo el ceño— No, ¿Qué hacías allí?

—Escuché que me llamaste ¿no lo hiciste?

—Yo, bueno —aclaró su garganta— sí —dijo dudosamente. 

Yo asentí y me quedé quieto esperando a que él dijera algo para luego hablar yo.

—Si venías a pedirme que trate de convencer al señor Lee para que cambie de opinión entonces pierdes tu tiempo, casi asesinan a mi mejor amigo. Y por más que sea un idiota, nadie puede hacerle daño.

—No es por eso que vine —dije acercándome un poco.

Hoseok seguía sin entender, pero me miró atento.

—Sé que no debería pedir nada luego de lo que pasó con Taehyung, aún así quiero pedirte una sola cosa que si no quieres entonces no me debes responder.

—Habla —emitió firme.

—Quiero saber en qué parte perdieron la camioneta en la que llegaron a la ciudad —confesé.

[...]

—¿Están listos para salir? —preguntó el señor Lee acomodando la mochila de Namjoon.

—Lo estamos, ya sabemos a donde debemos ir y adonde no —afirmó Namjoon.

—Bien, de todos modos mis compañeros los ayudarán a orientarse —el hombre mayor señaló a los otros cinco hombres que lo acompañaban.

—Sí, gracias por darnos esta oportunidad para compensar nuestros errores —siguió Namjoon.

El señor Lee asintió y giró a mirar a Jimin, el rubio no hablaba, tan solo lucía pensativo.

El hombre mayor no le dirigió la palabra, pues Yoongi se acercaba en su silla de ruedas. 

Este empujó levemente las piernas del menor con su silla, provocando que Jimin cayera sentado sobre sus piernas.

—¿Todo en orden? —cuestionó buscando su mirada.

—¿Y ese nuevo método para tenerme a tu altura? —comentó el rubio regalándole una sonrisa.

Yoongi le regresó el gesto y luego acarició la mano del joven.

—Cuídate mucho allá afuera. No quiero que nada malo te pase —pidió— ni a ti ni a Namjoon, procuren regresar con bien.

—Así lo haremos, descuida. 

Óbito Z |En Busca De YoomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora