Capítulo 41

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—¡Te digo que no me levantes la voz jovencito! —amenazó el mayor enojado— yo le advertí e hizo caso omiso. 

—¡Maldita sea, era su responsabilidad! —insistió Yoongi levantando la voz y con los ojos cristalizados.

Hace apenas unos minutos el grupo que salió había llegado, pero faltaba uno. 

El chico rubio que se quedó atrás y no lo encontraron.

—Yoongi por favor cálmate porque el señor Kang no tiene culpa de nada —pidió Namjoon acercándose al chico— desde el principio Jimin lucía desconcentrado, lo tenía previsto.

—¿Y a dónde mierda crees que quería ir? —replicó enojado— ¿De compras con los malditos infectados? ¿Aún teniendo un lugar al que puede regresar y estar a salvo?

—Debe haber una razón, nadie se separaría de su grupo en medio de una ciudad infestada de no ser por algo realmente necesario —intervino el señor Lee.

—Pero es que lo tiene todo aquí, no puede necesitar nada más, ¿¡qué parte de eso no entiende!?

—A lo mejor no sabes todo de él —sugirió Yeseo— quizá sí había algo, ya deja de reclamar como un idiota sin cerebro y como su pareja mejor piensa en cómo lo vamos a encontrar.

Habiéndole cerrado la boca a Yoongi, Yeseo miró a los demás. 

—¿Alguien habló con Jimin antes de irse? Hoy en la mañana, ayer en la noche, tarde, lo que sea. 

Hoseok luego de pensarlo un poco y con temor acerca de su sospecha decidió intervenir.

—Ayer, él me preguntó acerca del paradero de la camioneta que perdimos.

Yoongi, Yeseo, Namjoon y el señor Lee comprendieron al instante.

Yoongi llevó sus manos al rostro, sus dedos se enredaron en su cabello con brusquedad.

Le dijo que no fuera, le dijo de todas las maneras posibles que no.

—¿Quién carajos te manda a responderle? —cuestionó Yoongi. 

—¿Cómo iba a saber que él sería tan tonto para ir detrás de esa camioneta? —replicó alzando la voz.

Yoongi lo miró con enojo, pero no siguió. Ya se estaba comenzando a sentir culpable.

Nadie más que él tenía la culpa, ni Hoseok, ni el señor Kang, ni nadie, solo él y su maldita infección.

—Quiero buscarlo ahora mismo —dijo comenzando a avanzar en su silla de ruedas.

El señor Kang evitó que siguiera.

—Nadie sale ¿entiendes? Si lo buscamos, será mañana a la misma hora en la que salimos hoy.

—¿Cree que vivirá si lo dejamos por más tiempo afuera? —cuestionó sin dejar de mirar con molestia al hombre— ¿Lo dejará morir?

—No dejaré morir a los que están aquí que es muy diferente, joven —corrigió firme— él está afuera por voluntad propia, él estaba consciente del peligro y nadie va a arriesgar su vida por alguien que ya decidió lo que hará con la suya —hizo una pausa— ¿Lo entiende o tengo que volver a explicar?

Yoongi tensó la mandíbula, no respondió, tan solo quitó bruscamente el agarre del señor Kang y continuó avanzando hacia la puerta.

—No estoy pidiendo que nadie me acompañe, iré yo solo si es necesario.

—Morirás antes de encontrarlo —habló el señor Lee.

—Por lo menos lo intentaré —siguió tercamente.

—Hombre necio —emitió el mayor provocando que Yoongi se detuviera— Él se llevará la peor parte si tú mueres de una manera tonta ¿quieres que él sufra? ¿Eso quieres?

El joven de silla de ruedas seguía sin moverse.

—Esperarás hasta mañana si de verdad lo amas, de lo contrario seguirás tu camino y cuando cruces esa puerta sentenciarás al chico a sufrir por ti ¿Podrás morir en paz con esa culpa?

Yoongi lo pensó un poco, luego llevó sus manos a su silla de ruedas y avanzó.

Pero se detuvo nuevamente. 

A los pocos segundos dio media vuelta y no se detuvo a mirar a nadie, tan solo se adentró en el lugar.

—El lugar en donde perdí la camioneta estaba infestado —confesó Hoseok— si Park Jimin enserio fue a buscarla, me temo que no regresará.

—Al menos no sin infección —continuó el señor Kang— lo que hizo le costará la vida, es un hecho. Mañana buscaremos un cadáver.

—Por favor no diga tal cosa —pidió Yeseo.

 —Siento mucho la expresión, pero soy realista. Los que me acompañarán deben estar preparados.

—Yo iré con Min —comentó Namjoon mirando a los demás— no saldrá, evitaré a toda costa que lo haga. 

Nadie le respondió, el señor Lee tan solo se limitó a mover la cabeza en señal de afirmación. El joven sin nada más que decir fue tras su amigo. 

—No es tu culpa —continuó el señor Kang al notar a Hoseok pensativo— el hecho que el chico se haya apartado.

—Pues claro que no es culpa mía, sino de ese idiota —respondió encubriendo sus sentimientos en aquellos momentos— solo un real estúpido va a buscar una camioneta perdida en medio de una horda. 

—¿Si no te sientes culpable por qué estás así de pensativo?

—Es porque estoy pensando en todas las formas en las que golpearé a Park Jimin por arriesgar la vida de los que irán en busca de él —emitió con descaro— preferirá haber muerto cuando reciba el primer golpe. 

—¿En dónde está la camioneta?

—Calle Woodong, cerca de lo que antes era un supermercado.

Miró por última vez a los que lo rodeaban y se encaminó a lo que era su actual habitación. 

—Señorita Yeseo, encueste a todos aquí en busca de voluntarios que quieran participar en la búsqueda de Park Jimin mañana por la mañana. El señor Lee y yo estaremos buscando rutas menos ocupadas.

—Como diga, y le voy adelantando que yo soy una de ellos. 

—Mientras no coloque ninguno de sus dedos dentro de la boca de algún infectado, me parece bien.

Todos se dividieron, cada uno con distintos pensamientos y diferentes tareas.

Pasaron horas, hasta que anocheció. Al parecer todos ya lo habían asimilado.

Pero existían dos personas que seguían afectadas, dos jóvenes que eran los más intranquilos por la falta de Park Jimin. 

La única diferencia entre ambos era que uno no podía hacer nada más que esperar por Park Jimin sentado en una silla de ruedas.

Y el otro ya estaba en la puerta del centro de salud.

Óbito Z |En Busca De YoomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora