Escape

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Marcos Ricci

El reloj de pared marca las trece horas, estoy a minutos de ejecutar mi plan de escape. La adrenalina invade mi cuerpo mientras recorro el comedor con una bandeja de comida en la mano

Me ubico en la mesa donde está mi compañero de celda para entregarle la mercancía que le consegui, visualizo mi siguiente objetivo, quien me da la señal que necesito, dejo la bandeja a un lado enfocándome en lo que hare. 

Mi compañero de celda me paga el favor entregándome su navaja cuando me levanto pasando por su lado

El carcelero que está custodiando, se encuentra distraído hablando con una de las cocineras, así que aprovecho y me escabullo adentrándome en el pequeño cuarto de limpieza

Cierro la puerta y tanteo a oscuras para buscar las prendas que el conserje me dejo. Me costó sobornar a el hombre, pero finalmente lo conseguí, aun hasta el más honesto termina cediendo ante el dinero por necesidad

Cuando localizo lo que busco, rápidamente me quito la vestimenta que me identifican como un reo, suplantando por el uniforme de limpieza. 

Guardo la pequeña navaja en mi pantalón y utilizo un tapaboca para cubrir un poco mi rostro, por ultimo me coloco el carnet con identidad falsa antes de salir arrastrando el carro de limpieza.

Mi compañero de celda procede a armar el caos; golpea a otro reo en la cara con su bandeja de comida y comienza la pelea del todos contra todos. 

En este lugar cualquier excusa es buena para armar una contienda, ese es el pasatiempo favorito de los reclusos

Los guardias corren desesperados tratando de controlar el desastre, atravieso la primera puerta de seguridad sin que nadie me reconozca, consigo pasar desapercibido a medida que atravieso cada pabellón.

Llego hasta un galpón donde el personal de la cárcel guarda sus cosas, limpio las gotas de sudor en mi frente cuando descubro la puerta trasera que da directo hacia el estacionamiento

Como estaba planeado la puerta no tiene seguros, salgo respirando aire puro y disfruto cuando la brisa del atardecer golpea en mi rostro.

Sentir la libertad nuevamente me llena de vida, estar encerrado por cuatro años ha sido una maldita tortura, yo no nací para ser un prisionero, soy un líder nato y ahora voy por mi trono para luego vengarme de los que me encerraron en ese maldito lugar lleno de asquerosas ratas

Es cuestión de tiempo para que los guardias noten mi ausencia, así que salto las rejas de seguridad para adentrarme en la ladera de arbole empinados, corro no sé por cuantos tiempo, atraviezo caminos con obtaculos, pero consigo llegar a una carretera transitada

Aún tengo el uniforme de limpieza puesto y no quiero llamar la atención, por lo tanto, detengo el primer taxi que vislumbro para escapar rápido del sitio

Sonrió con malicia cuando descubro que la suerte esta de mi lado, una chica es quien conduce el taxi facilitándome el proceso de escape; la pelinegra me mira a través del espejo retrovisor conectando sus ojos grises con los míos, mi mirada oscura consigue perturbarla e incómoda me preguntar hacia donde me dirijo

No le doy tiempo a reaccionar, saco mi navaja del bolsillo apuntándola en un costado, mi arrebato la hace pegar un grito que callo cubriendo su boca con mi mano libre

—Conduciras y no te detendras hasta que te lo indique —ordeno —, quitares mi mano de tu boca, si vuelves a gritar llamando la atención, no dudare en atravesarte con mi navaja —la amenazo logrando que asienta como un cordero asustado

Aparto mi mano de su boca y ella obedece quedándose callada mientras arranca el auto. Sonrió complacido cuando dejamos atrás la cárcel y en mi mente comienzo a maquinar cual será mi próximo paso para escapar de toda la persecución que se avecina

En Tus Garras [Editando]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora