Peligro

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La mujerzuela sobre mí, busca mi boca para besarme, pero la esquivo, rechazando sus labios.

No me gusta besar mujeres de la vida fácil

Vuelve a intentarlo, esta vez la aparto de mala gana, fastidiándome su insistencia

—No vueltas a intentarlo. —gruño en su dirección

Se coloca en posición sumisa sin atreverse a levantar la mirada

—Perdóneme mi señor, pensé que…

—No, no pienses. Tú solo estás aquí para complacerme  

Bramo y afirma con impotencia, clavando sus uñas en las palmas de sus manos

—Lárgate, ya echaste a perder el momento —me levanto quitándome el forro de mala gana

—Deme otra oportunidad, mi señor. No se arrepentirá —clama un poco desesperada

—Dije que te vayas, Hera. No querrás conocer mi lado malvado —advierto

Deja de insistir, se coloca su alborno y la veo marcharse contrariada

Me visto cabreado al no lograr mi liberación, tendré que usar mi mano si no consigo calmar mi calentura

Observo la hora en mi móvil notando que ya son pasadas las cinco de la mañana, siento que el tiempo se me fue muy rápido. Salgo del club olimpo y en el estacionamiento me espera el chofer que Dimitri puso a mi disposición

Llego al edificio casi a las seis de la mañana, entro en el apartamento y la bestia peluda me recibe como si estuviera esperando por mi

Menea su cola emocionado mientras bosteza con pereza. No entiendo por qué me mira con admiración. 

Acaso los perros no perciben la maldad en los humanos.

—Solo porque me agradas te daré de comer —le hablo como si me entendiera

Busco en la cocina el alimento para perros que la pelinegra suele darle, pero solo hayo la bolsa vacía

—Creo que hoy pasaras hambre

Al escuchar mis palabras, sus orejas se encogen de tristeza y comienza a llorar llamando mi atención

Blanqueo los ojos viéndolo utilizar en mí, la misma manipulación canina que utiliza con su dueña

—No voy a caer en tu jueguito —garantizo, pero no se rinde.

Cambia de táctica comenzando a lamerme los zapatos

—Bien, tú ganas. Solo por esta vez —señalo

 Le coloco su correa y salgo con él en busca del maldito alimento. Afuera ya está claro, el portero despierta de su sueño profundo cuando pasamos por su lado

Lo saludo solo para preguntarle donde puedo conseguir alimento para perro y me dice que a unas cuadras está un supermercado donde conseguiré lo que busque

La bestia peluda camina a mi lado siguiéndome el paso, llegamos al supermercado y agradezco que este casi vacío, nos dirigimos hacia el área de mascotas en donde veo mucha variedad de alimentos para perro y no sé cuál escoger

—Decide por ti—le ordeno al animal

Observo que entiende lo que le digo cuando me dirige hacia la bolsa de alimento que la pelinegra suele comprarle.

Menea su rabo hacia la bolsa, dejándome sorprendido con su inteligencia

Tomo el alimento y me dirijo hacia la caja. En el camino me topo con frutas, golosina y víveres en general.

En Tus Garras [Editando]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora