Cara a Cara

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Llevo dos días sin dormir, me pesan los párpados y aunque mi cuerpo pide descanso no me detengo.

Tengo gente en todos lados, rastreando a Alison; ordene colocar vigilancia en todas las rutas de salida del país, solicite registrar las cámaras de vigilancia de las estaciones ferroviarias y aeroportuaria.

«Hasta el momento no se ha reportado nada»

Eso solo quiere decir una cosa. Posiblemente, Alison aún permanece en Italia.

Ahora mismo me encuentro en una reunión con el director de uno de los mejores centros de salud psiquiátrica del país, el tipo me está hablando de los beneficios que brinda el lugar, pero no estoy escuchando nada, porque mi cabeza está en otro lado.

—¡Entiendo! —me levanto para despedirlo —. Estoy seguro de que es el mejor sitio que podré encontrar ¿Cuándo puede ir por la paciente? —inquiero sin sentir remordimiento.

—Cuando usted lo requiera señor, Ricci. 

—Espere por mi llamada —finalizo la reunión

El sujeto se larga de mi oficina y le pido a mi asistente que me comunique con Mancini

Sin perder tiempo la mujer me pasa la llamada a mi línea directa

—Dame buenas noticias —le exijo al jefe de seguridad.

—Tenemos controlado todo el territorio de Nápoles.

—Buen trabajo —expreso satisfecho —. ¿Qué me dices del líder?

—Abandono su barco, por desgracia no pudimos darle de baja.

—Está bien. D'Ángelo no podrá esconderse de mí por mucho tiempo —le resto importancia —. Mantenme informado de cualquier acontecimiento.

Me despido de Mancini y busco la salida queriendo largarme para continuar con mi búsqueda, pero, la línea directa vuelve a sonar.

—No me pases más llamadas, ya estoy de salida, no atenderé a nadie, Martha —riño hacia mi asistente

—Señor Ricci, acaba de llegar una mujer que solicita hablar con usted urgentemente.

—Dígale que no tengo tiempo —corto la comunicación.

El cansancio y la preocupación me tiene de un humor de perros, si no doy rápido con el paradero de Alison, moriré de un colapso mental

Avanzo hacia la salida con mil cosas en mi cabeza, paso por el escritorio de mi asistente, quien me dice algo, pero la ignoro; sigo de largo por el pasillo y antes de llegar a los ascensores, soy abordado por quien menos esperaba.

—Señor, necesito hablar con usted —pide una Hera con gesto de preocupación, en su mano trae una caja blanca.

—¿Qué haces tú aquí? —increpo descomponiendo el gesto. 

—Me envío Sarah, ella no pudo venir porque está ocupada atendiendo los negocios que Dimitri dejo abandonados

—¿Qué dices?

—Lo que escucho. Dimitri tiene varios días desaparecido, no responde el teléfono, nadie lo ha visto, decidimos acudir a usted, porque encontramos esto en la entrada del Olimpo con este mensaje —levanta la caja en mi dirección

Detallo la tapa superior de la caja, donde hay un mensaje escrito con sangre que dice «Muerte al Diablo»

Tomo el objeto y me devuelvo a mi oficina con la incertidumbre clavada en mi cabeza, Dimitri no es de los que desaparece sin avisarme, tampoco deja sus deberes abandonados, algo le pasó, de eso no me cabe la menor duda

En Tus Garras [Editando]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora