Conspiración parte 2

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ALISON

Mis pies se mueven con sigilo hasta donde se encuentra el grupo reunido, la adrenalina recorre mi cuerpo y mis sentidos en alerta, se agudizan a medida que voy acercándome a ellos.

Escucho sus voces y me detengo, la pared que nos divide tiene una grieta que me permite ver hacia el área contigua.

Le indico a Ártico que no se mueva, mientras me asomo a ver lo que hacen, me apoyo en la pared y observó al rehén atado de mano siendo pateado cómo un animal por Stefano.

—Miren cómo quedó uno de los mejores peleadores de las cloacas —patea fuerte sus costillas —. Tú serás la carnada que traerá al hijo de perra a su propia tumba —vuelve a golpear la misma zona, consiguiendo que la persona se encorve de dolor

—Espero que esté plan si funcione —habla el invitado —. No quiero más errores, he perdido demasiado por culpa de ese infeliz.

—Funcionará, D'Ángelo —menciona su nombre, Stefano —. Pocas cosas pueden afectarlo, una de ellas es que toquen a su perro fiel —le garantiza

—Entonces filma como torturas a este bastardo y envíale la grabación de regalo —sugiere el tal D'Ángelo, que a mí parecer es el líder de todos.

—Este juego apenas comienza —asegura Stefano con una sonrisa diabólica

Asustada, centro mi atención en la persona que piensan torturar, la capucha en su cabeza me impide ver su rostro, detallo sus manos atadas y el tatuaje de calavera llama mi atención

Me pregunto ¿a quién le he visto ese tatuaje? Es muy común el diseño, pero solo he podido detallar de cerca, uno muy parecido y la persona que lo poseía era…

«Oh no»

Uno de los matones da un paso al frente y quita la capucha revelando la identidad de la persona atada. Confirmo mi sospecha.

«Es Dimitri»

La impresión me deja estática, mi respiración se corta observándolo indefenso en el piso, con el rostro magullado por golpes y su boca tapada con un pañuelo.

—Que deprimente te ves, Rinaldi —se burla Stefano de su estado, a su vez Dimitri lo perfora con la mirada —. No sabes cuánto desee está oportunidad —musita recibiendo un bate que alguien le ofrece —. He querido romper tus huesos desde hace mucho tiempo —avanza con toda la mala intención hacia el chico en el piso, quien intenta zafarse del agarre de las cuerdas, pero no lo consigue —. Nunca me agradaste y mi odio hacia ti se incrementó cuando el Diablo prefirió dejarte a cargo de todos sus bienes —reprocha con amargura —. A ti, quien no eras más que un recogido y no a mí, que era su socio

Alza el bate y furioso lanza el golpe directo hacia las piernas de Dimitri, el sonido del impacto me pone los vellos de punta

Arremete nuevamente. Uno, dos, tres batazos más consiguen romper la tibia izquierda, Dimitri se contrae por el dolor y no lo resisto. Ver tanta crueldad resulta demasiado para mí; sin pensar en las consecuencias, salgo de mi escondite y me le atravieso al verdugo cuando intenta romper la otra pierna

—¡PARA YA! —grito con rabia contenida

Stefano detiene su ataque tomándole por sorpresa mi valentía

—¿Quién es esta mujer? —increpa interrogante el hombre llamado D'Ángelo

—Ella posiblemente sea un comodín —responde Stefano

—¿A qué te refieres? —D'Ángelo se muestra interesado

—Esta era la mujer del Diablo, escapo de sus garras y vino a parar a las mías —Explica Stefano con esa mirada arrogante que me resulta repugnante

En Tus Garras [Editando]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora