~Capítulo 3~

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Minho no fue a buscarme durante días a casa, y yo tampoco lo busqué a él, tampoco me daba por "trabajar", mi mente estaba siendo absorbida por ese hombre, solo pensaba en Minho. Al principio creí estúpidamente que yo tendría el control pero se estaba volteando, lo extrañaba.

Por fin luego de una semana fui a buscarlo con el pretexto de devolver su chamarra.

Llegué al bar con unos ajustados pantalones de vinilo y una camiseta sin mangas de color lila con letras negras. Vi a Minho en el lugar donde lo vi la primera vez, tenía a una zorra sobre las piernas, ambos reían, otra bailaba en la barra frente a él.

¿Qué hice? Sentí rabia, he ahí, justo ahí el momento en donde confirmé el hecho de que Lee Minho en un par de semanas me había enamorado, pero era un niño, eso era fácil, no? Hablarme bonito e ilusionarme aunque nadie lo había conseguido, joder, y tampoco era un niño normal o sano mentalmente.

Impulsado por mi rabia, me acerque, agarré la cadena que siempre cuelga de mis pantalones, la misma con la que le quemé el cuello a Minho y lancé un golpe con ella directo a la cara de la zorra que estaba sobre mi lugar favorito las últimas semanas. La mujer cayó, varias miradas se fueron sobre nosotros, ella me miró asustada, la que bailaba gritó y Minho solo rió, luego le hizo una seña a un sujeto, mismo que ayudó a la chica a levantarse y se la llevo.

—No hay nada que ver! Sigan en lo suyo! —gritó, la música siguió sonando y ahora solo un par de miradas curiosas nos veían — vaya, mira lo que trajo el viento —se burló— ¿Qué ha sido eso?

—¿Qué ha sido que?

—Estaba ocupado, ¿qué ha sido esa pendejada de venir y atacar a mi compañía?

—Porque no has ido a buscarme —miré hacia otro lado. Sonrió cínicamente y se encogió de hombros.

—No he tenido tiempo, estuve fuera del país y ahora que quiero relajarme, llega un crío loco a joderme, esto no va bien.

—Tch— me dolió el pecho —así que es eso... pasé de moda...vale—aventé su chamarra junto a él—que te jodan Lee Minho—le mostré mi dedo medio. Él solo rió, me dije a mi mismo: <<Jisung, eres un estúpido, cómo demonios creías que ibas a estar encima de cualquiera, llamaste su atención un par de semanas y ya, supéralo>>.

Salí corriendo lo más rápido que pude ya que enserio me sentía el ser más pendejo de la historia, quería alejarme lo más que pudiera de ese lugar. Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos sin control, me tropecé haciéndome daño en las rodillas y quedándome ahí tirado un buen rato sintiéndome más basura de lo que siempre he hecho.

Más tarde volví a casa y mi solución contra mi tristeza y estupidez fue alcoholizarme hasta vomitar y dormir, dormir justo afuera de mi casa en el frío. Desperté como a las 7am porque sentí que algo estaba limpiando mi rostro.

—¿Minho?— dije aun entre sueños, abrí los ojos y era obvio que no era ese bastardo. Era el chiquillo de enfrente, me incorporé despacio. Él me observaba, me dolía la cabeza un montón, apestaba asqueroso y me ardían los ojos. De nuevo se acercó con un pañuelo y siguió limpiando mi boca con restos de vómitos— ¿Qué haces?

—Limpio tu boca

—Si tu mamá te ve conmigo, te va a pegar.

—Está dormida —se encogió de hombros y me dió una botellita de agua, la recibí para enjuagarme la boca.

—Gracias

—¿Quién es Minho?

—Un imbécil. ¿Por qué sigues acercándote a mi, Jungwon? Ya te dijo tu mamá que soy un puto drogadicto.

El Pacto que nos unió /𝙢𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora