~ Capítulo 66 ~

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-----------------Jisung-----------------

Las semanas continuaron pasando, me estaba costando más de lo que yo esperaba el asunto de Daesung y su aprendizaje para ir al baño solito. Si bien mostraba interés, descubrí que cuando era ignorado un momento por atender a su hermanito era cuando por berrinche se mojaba a propósito o así lo veía yo. Como ya había dicho antes, podía llegar a ser muy estresante el proceso, pero eso no le quitaba lo adorable a mi niño. Suho dormía cada vez más horas de corrido por lo que mis ciclos de sueño y mi vida sexual se normalizaron otra vez, cosa que me tenía de mejor humor y claro, con más paciencia para ambos.

Luego de 2 meses aproximadamente, Daesung por fin logró dominar el asunto del pañal, ya tenía una semana en que no había ocurrido ningún accidente y me avisaba cada que iba, eso si, si salíamos tenía que llevar ropa extra por si acaso aunque a veces iba y no hacía nada. Pero bueno, era un niño, esto era novedad para él, bueno todo era novedad, curioseaba todo y a pesar de que yo me esperaba lo peor de su etapa de rebeldía de la que me habían advertido, no estaba ocurriendo, con travesuras y todo él seguía siendo un buen niño. 

Con el asunto del hermanito también iban mejorando las cosas, al parecer la psicología de Minho ayudaba bastante a que Daesung aceptara al pequeño Suho, ya no le había rayado la ropa y tampoco le había lanzado los juguetitos por la ventana, al contrario, se acostaba a su lado y "lo cuidaba" para que no se cayera de la cama, lo miraba dormir y le daba besos. Se sentaba junto a Minho para él ser quien le daba el biberón y cosas por el estilo, iba a ser un buen hermano, solo necesitaba tiempo. Claro, aún se ponía celoso a veces pero ya me estaba adaptando, ya entendía que era normal y no debía sentirme mal por ello. 

En cuanto a Suho, bueno, era todo lo contrario a Daesung, más inquieto, más chillón, dormía menos que Daesung a su edad, exigía más de todo, atención, leche, a mí, era como un pequeño gatito huraño, adorable pero huraño. Cualquiera podía cargarlo siempre y cuando él estuviera de humor, no era como Daesung que se lo podían robar. Suho era delicado, si no conocía a la gente no se dejaba cargar tan fácil, y cuando se hartaba de brazos ajenos lloraba para regresar a mi, eso ocurría hasta con Minho. Además, por la noche no dormía a menos de que yo fuera quién lo durmiera, a Minho lo mandaba por un tubo, y con él no pudimos complementar tan bien su dieta con fórmula hasta casi los 3 meses, no aceptaba nada que no fuera mi leche, cuidar a Suho era muy demandante. 

Suho no dijo su primera palabra hasta los 8 meses, y su primera palabra no fue ni mamá ni papá. La primera palabra de Suho fue Miho, osea Minho, ni siquiera el *papá*, no!, yo me moría de risa, el otro entre fastidiado y orgulloso. Ya gateaba y ya comía sólidos, otra cosa en lo que también era contradictorio con mi hijo mayor, era difícil darle de comer a Suho, no quería, se ensuciaba, aventaba la comida. A veces era fácil y tranquilo, a veces me desesperaba demasiado. Y Minho... la paciencia de Minho había crecido infinitamente, las caras que ponía cuando Suho le lanzaba comida al rostro o cuándo llegaba a orinarlo cambiandole los pañales (cabe decir que esto tambien le paso con Daesung de más pequeño), eran dignas de ser recordadas para siempre.

—Si quisiera saber como fuiste de bebé, aquí está mi respuesta, en carácter y apariencia—le dije un día mientras mirábamos televisión, Daesung jugaba con Suho y unos animalitos plásticos con sonido.

—Ya se porqué me regalaron al circo, no mames—le pegue en las costillas, se rió—además, ¿quien me dice que tú no eras así?

—Porque si hubiera sido así, me hubieran tirado a la basura—Minho jaló del pañal a Suho y se lo sentó en las piernas—¡No seas tosco!

—No pasa nada, ¿a quién te pareces, gatito?—lo señaló a él con un dedo, nos reímos. Con casi 10 meses, Suho era muy listo, bueno, y todos decían lo mismo, que Suho era un pequeño Minho pero tierno. Los ojos de Suho eran de la tonalidad de los míos, pero la forma de los mismos era un poco más alargada como los de Minho, y los rasgos de su carita eran como más serios. Además, el cabello era del mismo tono rubio que el de Minho y las pestañas largas también como las suyas, piel blanca como la mía y eso sí, Minho afirmaba que su sonrisa era como la mía y que iba a ser igual de cínico que yo cuándo me conoció.

El Pacto que nos unió /𝙢𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora