~Capítulo 11~

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Al día siguiente cuando desperté de nuevo estaba junto al hermoso cadáver de mi novio (remarco eso porque obvio no lo era pero a mi me gustaba decir que si en mi mente). Aún era temprano, me puse la ropa que traía el día anterior, besé los fríos labios de Minho y me salí de la casa, nadie me vio, ósea se supone que me estaban vigilando, ¿no?.

Pensé en ir a casa, luego a casa del contador, pero olvidé como llegar y terminé yendo al bar. Toqué la puerta trasera hasta que Chan me abrió, me miró sorprendido.

—¡Mocoso!, creí que estabas muerto o que Minho ya te había dejado.

—Brincos dieras, déjame entrar

—Vale pero salúdame bien —pasé mis manos por su cuello haciendo que se agachara a mi altura y besé su boca largo rato jugando con nuestras lenguas. Me jalo dentro del bar y continuamos en la entrada, me acariciaba despacio y me apretaba una nalga, todo iba de puta madre, hasta que me separaron violentamente del pelinegro que empezaba a hacer que me mojara y me estamparon un golpe en la boca del estómago. Me abracé a mi mismo intentando recobrar el aliento.

—¡¡¿Qué te pasa Felix, imbécil!!? —alcé la mirada, era un chico de unos 18 años, cabello negro, se le había colgado del cuello a Chan.

—¡¡¿Qué haces con esa asquerosa perra!!!!?

—No me vengas a hacer escenitas pendejas de celos, ok!!? Lo estaba saludando.

—¿También pensabas saludarle la verga? —me levanté como pude y le jale el cabello con fuerza.

—¿Quién te crees que eres?!

—¡Eso debería preguntártelo yo!, soy el amante de Chan! —me volvió a golpear para que le soltara el cabello, no lo hice y Chan lo levantó de un jalón. Comencé a reír, me había quedado con un par de cabellos en la mano.

—Cálmate, Felix o te voy a romper la boca!

—¿Tu amante? ¿Enserio?

—Tch....el de turno pero es más perra que tú

—El de turno, ¡te odio! —le rasguñó la cara, Chan lo agarró con más firmeza. Joder era una perra, y déjenme decirles que no era su amante en turno, claro igualito que Minho, Chan se acostaba con quien se le diera la gana y seducía a quien quería, pero estaba flechadísimo por ese estúpido de Felix, pero esa no es la historia que estoy contando, como sea.

—¿Más perra que yo? Eso quisieras, suéltalo, aquí arreglamos todo, ni crea que le tengo miedo

—¡Ni yo a ti! —me levanté, ya había recuperado el aliento y me volví a agarrar de su cabello.

—Suéltame, Chan!!!!

—Felix, estate quieto!!!! ¡No quiero problemas!

—Eso debiste pensarlo antes de traer a este pendejo

—Vale—lo soltó, de inmediato se me fue encima y comenzamos a pelear. Chan solo puso cara de disgusto, y saben quién ganó, pues es obvio que el pinche mocoso flaco, medicado y con el culo roto no. Cuando se me acabó la fuerza, el estúpido me partió la madre. Chan de nuevo lo agarró, algo alarmado cuando vio mi boca y nariz sangrantes.

—¡Felix! Es suficiente, te meterás en problemas

—Si mi cuerpo no estuviera herido....

—Jisung, basta!, vete a casa

—¡Vete al demonio! —le mostré mi dedo medio —Le diré a Minho que se deshaga de ustedes dos! —me levanté molesto, me hervía la sangre. El estúpido chico iba a hablar pero Chan lo detuvo siendo él ahora quien jalara de su cabello.

El Pacto que nos unió /𝙢𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora