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T.H

La necesidad de besarla me estaba dominando, de por sí cuando llegó y comenzó a jugar conmigo hablando de esa manera superior hacia de mí sintiéndome lejos de estar molesto por ello, me sentí atraído, muy atraído y ahora estaba aquí besando a Haelyn mientras la tengo retenida entre la pared y mi cuerpo.

Cuando me acerqué a besarla ella correspondió al instante y eso me sorprendió a la vez que me dió seguridad de seguir porque no estaba seguro como terminaría. Pero las ganas que tenía de esto, tanto tiempo aguantando algunos pensamientos o acciones al verla todos los días en el trabajo.

Sus manos acariciaban mi nuca y era tan placentero de sentir. Sin pensar mucho en medio del beso, finalmente bajé mis manos que estaban quietas en su cintura hasta su trasero bajo ese pantalón.

Las veces que me sentí atraído por su caminar en la oficina.

Apreté con un poco de fuerza para después levantarla haciendo que entendiera mi propósito que era sentarla en el mueble pequeño de al lado de la puerta. Me coloqué en medio de sus piernas, no quería que se alejara de mi cuerpo. Subí una de mis manos a su cuello para aprisionar más nuestros labios, sus manos que estaban alrededor de mi cuello bajó de curiosa por mi pecho para tocar mi espalda.

Hasta que llegó el maldito momento de separarnos un momento para buscar oxígeno, ambos estábamos totalmente agitados.

—¿Esto era algo que pensabas, no?—preguntó ella entre jadeos.

—Cada maldito segundo, la manera de cautivarme con cada cosa que haces o dices, es increíble.—me acerqué a urgar su cuello, dejé algunos besos en esa parte viendo como ella dejaba su cuello totalmente expuesto a mí para que continue con lo que había empezado.

—Dio algunos resultados entonces..—reí algo ronco entonces hablé rosando su cuello y oreja con mi aliento.

—Sabía que lo hacías en parte.. y yo lo disfrutaba.—me separé para mirarla a los ojos y joder, de por sí su mirada ya era atrapante, sus ojos maquillados hacían temblar todo mi interior.—No sé que es lo que siento pero sé que ahora deseo devorarte.—volví a besarla atrapando sus tibios labios. No cabía duda que la excitación del momento me hacía hablar cosas que quizás después no recuerde o me haga el idiota.

Me gustaba Haelyn, pero de la manera de quererla en mi cama, sofá, mesa, cocina donde sea, pero solo conmigo.

Acaricié sus piernas mientras ella me acercaba más con sus brazos por mi cuello entonces, cegado, la abracé por la cintura para levantarla mientras ella rodeaba con sus piernas mis caderas como un koala sin intenciones de soltarse de su rama.

En medio del beso caminé hasta el sofá de la sala recostandola con cuidado en el conmigo cayendo encima de forma suave de no aplastarla, sus piernas nunca me dejaron por lo que ahora sí se podía sentir en totalidad chocar nuestros sexos y que ella pudiera sentir lo duro que estaba en estos momentos, por ella y por la situación.

Aprovechando sus piernas alrededor de mí comencé a acariciar más su trasero deseando tocarlo sin nada de por medio, las manos de Haelyn bajaron y entraron por debajo mi camiseta para tocarme sintiendo lo caliente que estaba mi piel.

Se separó un momento para decir algo.—Estás hirviendo, y no precisamente por una fiebre.—sonrió de manera pícara haciéndome reír en su boca ya que no se había alejado lo suficiente.

Secretario Kim ✓ KTH.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora