³

5.1K 472 59
                                    


—Jung Haelyn, piso C.

Escuché mi nombre y mi nuevo destino el cuál no esperaba para nada, tenía la ilusión que en esta nueva reunión no me tocaran los cambios a mí. Pero no tuve suerte, Somi en cambio sigue en el mismo lugar, ambas nos miramos con algo de pena al tener que separarnos después de estar juntas por tiempo.

Seguimos trabajando juntas pero ahora tendría que subir un piso más arriba del que estaba. Varios compañeros también tuvieron cambios de lugares.

—Será mejor, así estemos más cerca señorita Jung. — habló mi jefe, Park Heung.— Ya no tendrá que subir a mi oficina cada vez que la hable ¿Está de acuerdo?

No.

—Sí, sí. Por supuesto.— dije, debía aceptar lo que me tocase. Así es el trabajo.

Después de esa reunión de cambios ahora estaba guardando en cajas todas mis carpetas y pertenencias que tenía allí para decorado. Tenía tres cajas encima la mesa, una grande, medida y pequeña donde solamente tenía grapadoras y lápices.

—Que mala suerte la nuestra.— habló mi amiga.— Espero que mi nuevo compañero sea de mi agrado, ya estaba tan acostumbrada a ti ahí.

—Lo sé yo también estoy sorprendida de esto, pero como dijo el jefe. Es más cómodo para los dos, siempre que debía darle las cosas tenía que subir pero es algo que ya me acostumbré.— afile las cajas al ver que había terminado.— Bueno, dijeron que el computador me lo subían luego.— miré a Somi y ambas hicimos un leve puchero al tener que despedirnos por un rato.

Y en realidad éramos exageradas en esto porque nos veríamos en unas horas.

—Suerte en tu nuevo piso, cuando me llamen pasaré por ahí.

—Bien.— la abracé, un abrazo corto y giré para agarrar mis pertenencias y dirigirme al ascensor.

Las cajas estaban algo pesadas en especial la grande ya que contenía muchos papeles pero podía llevarlas en mano. Cuando las puertas del ascensor se abrieron caminé hasta donde me indicaron, al ver mi puesto limpio y vacío para poner mis cosas eso hice, dejé las cajas en la mesa pero en un mal equilibrio la pequeña se cayó al suelo.

Menos mal no tenía algo frágil.

Suspiré, cuando me aseguré de que las otras cajas no caigan, me dí vuelta para levantar la que cayó. Pero antes de que eso pasara, ví que alguien más la había levantado por mí.

Nada más ni menos que Kim.

Nos miramos nuevamente y él por primera vez sonrió suave hacia mí.— Se te cayó este. Bienvenida al piso.— dijo amablemente.

—Ah, gracias. Sí se me hizo complicado justo cuando llegaba.— estiré mi mano para agarrar mi caja.— Menos mal no llevaba algo frágil aquí.— volví a mirarlo, su rostro tenía una expresión realmente suave, nada comparado a cuando nos miramos estos dos días.

—Soy Kim Taehyung, el secretario del otro hermano Park.— extendió su mano hacia mí. Las miré y eran unas manos realmente envidiables, bien cuidadas y frágiles para ser de un varón.

—Jung Haelyn.— junté mi mano a la suya creando un corto apretón de manos y nos separamos lentamente.

—Te conocía.

—¿Ah sí?

—Sí, tienes una buena reputación aquí. Siempre escuché alagos sobre ti en el trabajo, será un gusto trabajar contigo en este piso.— la verdad que el chico frente a mí parecía ser alguien educado y simpático.

—Gracias.— le sonreí. Nuestro momento se cortó cuando ví que traían mi computador por lo que nos hicimos a un lado para no estorbar.— Bueno Taehyung debo seguir con mis trabajos, supongo que nos veremos seguido ahora.

—Sí. Te dejo trabajar.— hizo una reverencia y se fue a lo que supongo es su puesto.

Me puse a desempacar mientras pensaba en la pequeña presentación que habíamos tenido. No iba a negar que ayer después de las miradas que recibí de su parte, en casa estuve pensando en su posible forma de ser y la verdad que lo que pensé no era ni siquiera cerca de lo que me mostró ahora presentándose conmigo.

A simple vista quizás parecía un hombre serio y agrandado por su elegancia para trabajar.

Por eso nunca hay que juzgar a una persona con solo una mirada.

Pasando las horas el trabajo se me atascó, lo que creía que terminaría en poco tiempo se alargó más de lo esperado por lo que tuve que decirle a Somi que no podríamos irnos juntas a lo que me dejó saludos y que nos juntariamos luego para salir de compras o a algún lugar.

Solté un suspiro de todos los que pude en el día y apoyé mi frente en las palmas de mi mano cansada.

—¿Día duro?— escuché esa voz.

Me saqué las manos de la cara para poder mirarlo, ahí estaba él, parado con una carpeta negra en su mano mirándome con una pequeña sonrisa. Reí.— Lo fue. No pensé que me quedaría hasta tarde aquí.— miré sus manos entrelazadas sosteniendo aquella carpeta.— Y tú ¿Día duro?— copié su tono haciéndolo reír.

Una risilla realmente adorable.

—Algo. Pero me consolaba saber que tendré algo que hacer ahora en la tarde por lo que hice todo pensando en estar libre ahora.

—Buen punto. Lo aplicaré a futuro.— apagué mi computador finalizando mi día de trabajo.

—¿Sales ya?— asentí.— Te espero, estoy de camino a la salida también.— el chico cumplió y esperó por mí, aunque me agradaba todavía me sentía tímida a su lado, es decir, nos conocimos hace dos días pero hace unas horas hablamos por primera vez.

Fuimos juntos al ascensor, me dejó pasar primero y le sonreí aplanando los labios. Los primeros segundos íbamos en silencio y de a poco estaba incómodandome, lo que más odiaba era cuando este silencio ensordecedor hacía presencia, pero entonces él habló: —¿Cuántos años tienes? Sí no quieres decírmelo no lo hagas.— se apresuró a decir.— No pasará nada.

—No tranquilo, está bien no me molesta decir mi edad como a otras mujeres.— reí.— Tengo veintitrés. ¿Tú?

—Veinticinco, pronto cumpliré los veintiséis. Los años vuelan.

Luego de tener una conversación sobre la edad y lo rápido que pasa la vida, llegamos al piso uno, ambos salimos y cuando iba a preguntarle a donde iría ahora. Una voz llamó nuestra atención, él volteó a ver y sonrió mientras le devolvía el saludo a la chica que lo esperaba felizmente, era la misma chica que lo ví la primera vez.

Cuando volteó a mirarme, lo miré.— Ah... Debo irme ahora, fue un gusto conocerte hoy Haelyn.— asentí dándole la razón.— Espero tengamos un buen trato más adelante, confianza y trabajemos juntos para hacer muchas cosas.

—Sí también lo creo, un gusto Taehyung.— estiré mi mano para despedirme y la juntó con la mía al instante. Después de mirarnos unos segundos se fue con aquella chica saludándola con un abrazo.

Parece que mi nuevo compañero tiene buena vida romántica, que envidia.

Parece que mi nuevo compañero tiene buena vida romántica, que envidia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Secretario Kim ✓ KTH.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora