Renascense » Ziam Mayne

Capítulo: 11

Narrador Anónimo:
Hay momentos en los que nuestra cabeza se encuentra fuera de órbita, no recuerdo que sucedió conmigo, ni si quiera se quien soy... Recuerdo estar en las afueras de Brighton, tenía un arma en las manos y los sonidos que emitían las armas al disparar inundaban el ambiente.

- ¡Tenemos que salir de aquí!, carajo - mi compañero disparó a otro soldado que se encontraba enfrente y volvió a cubrirse a mi lado.

De pronto un helicóptero de ataque paso sobre nosotros, maldijimos con fuerza y corrimos por nuestras vidas, pero nos apuntaron con su artillería y corrió sangre. Le dieron a mi compañero unos metros atrás de mi y retrocedí acercándome a el lo más rápido posible.

- ¡No!, maldita sea, vete tú - comenzó a toser y su mano se manchó de sangre, al ver esto sin dudarlo lo tome en brazos y lo miré.

- Jamás te dejaría Ryan - grite mientras corría tratando de que me escuchará debido a los disparos.

El helicóptero llegó a mi utilizando su artillería en mi contra, caí de rodillas con mi compañero en brazos y al recibir más disparos, de pronto todo se tornó negro.

-
Desperté de golpe, impregnado en sudor y mi ritmo cardiaco se encontraba completamente acelerado, trate de calmarme y cuando lo logré, decidí quitarme esos pensamientos haciendo un poco de ejercicio.

Escuché varias veces unos insistentes golpes en mi puerta y solté un fuerte quejido mientras hacia otra de las tantas abdominales que me encontraba realizando desde hace unas horas.

- ¡Ya voy!- grité mientras me levantaba del suelo y me colocaba rápidamente unos jeans.

Abrí la puerta mientras me terminaba de poner una camiseta de color turquesa y unos orbes color esmeralda me recibieron recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo.

- Veo qué estabas... - alargó - Ocupado... - se relamió los labios un momento y yo no pude evitar soltar un suspiro.

- Si, algo así - murmuré y no pude evitar mirarlo pícaramente - ¿Qué se te ofrece por aquí, Styles?

- En realidad muchas cosas... - tomó la orilla de mis jeans y tiró de esta acercándome a el, después llevó las manos a mi trasero apretándolo morbosa y juguetonamente. Solté un fuerte gemido y llevé mis labios a su cuello dejando un par de húmedos besos y pequeñas mordidas, pero el me detuvo rápidamente. - Me encantaría terminar con esto, Dimitry, pero Nikolai quiere verte enseguida.

- ¿Ha pasado algo? - le pregunté y el rió al instante mientras yo me agachaba para ponerme los zapatos.

- Te enteraras pronto, cariño - me dio una nalgada, me levanté rápidamente y me volví hacia el fulminándolo con la mirada, a lo que él volvió a reír. - Date prisa no querrás hacer esperar al jefe.

Rodeé los ojos y salí de la habitación, después de plantarle un casto y corto beso en los labios, comencé a caminar por los largos pasillos de aquel lugar y de pronto me adentre a esa gran y muy conocida oficina.

- Gelman - me dijo el recepcionista - El general ya estaba esperándolo, por favor pase.

Asentí con la cabeza, me dirigí a la puerta de la oficina y toque la puerta dos veces.

- Pase - El habló. Abrí la puerta y al verlo me coloque de rodillas ante el, como muestra de respeto. - Levántate.

Hice lo que me indicó y el me dedicó una sonrisa prepotente.

- Me alegra verte Dimitry - volvió a hablar sentado desde su silla de ruedas justo detrás de su escritorio. - Al ser el mejor de mis hombres me gustaría asignarte una muy importante tarea - colocó un sobre frente a mi.