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Nota: El siguiente verso no es mío, si no, de mi queridísimo Keanu. Bueno los dejo y no lean en la noche «pfff no me hagan caso que yo igual lo hago».

"El luto cambia de forma, pero nunca termina. Las personas tienen la idea errónea que puedes lidiar con eso y superarlo, pero no es así. Cuando las personas que amas se van, te quedas solo"

-Keanu Reeves-

Kara

Me preparo para el día y me dirijo el trabajo, en la hora de la comida solo salí a tomar aire y caminar sin rumbo.

Caminaba hacia la cafetería y cuando veo las donas detrás del mostrador decido pedir unas más para llevar. Sonrió en solo pensar en lo que haré. Me dirijo a LCorp. y al llegar al último piso de arriba le pregunto a la secretaria sobre la señorita Luthor, ella asiente y después de hacer una llamada ella sonríe y me ofrece entrar a la oficina.

Entro con nervio y la observo. Imponente y a la vez tierna sentada sobre su silla. Me ofrece una sonrisa y levanto mi mano señalando la bolsa que traigo conmigo, ella me mira con curiosidad y se acerca para saludarme.

—Ohh Kara me da gusto tenerte aquí —sonríe con ternura.

—Me da gusto que te haya agradado mi visita repentina —la abrazo por los hombros.

—Tus visitas siempre serán de gran importancia —eleva una sonrisa con picardía.

—Jajajaja eso espero —respondo sonrosada —Por cierto, traje lo que te prometí —abro la bolsa y ofrezco una de las donas.

—Ohh me trajiste el de frambuesa —sonríe con ternura y adoración hacia la dona.

—Ouhg ahora ya no se si prefieres mi visita o las de las donas —reprocho.

—aww Kara, aprecio las dos —señala el asiento frente a nosotras.

—Bueno porque si yo fuera tu creo que me decidiría por las donas —muerdo mi dona y ella me voltea a ver con indignación.

—Auch eso dolió —toca su pecho con dramatismo.

—Realmente no sabría que elegir —giño un ojo y ella se ahoga con su dona.

—Ohh vamos claro que elegirías las donas —bromea.

—No lo sé —sonrío alzando mis hombros.

—¿Crees que haya tormenta? —observa la vista frente a su oficina.

—Posiblemente —hago una mueca.

—Y dime ¿Qué has hecho en estos días? —pregunta con curiosidad mientras muerde de su dona.

—Pues no mucho solo trabajar y ya. Aunque hace unos días recibí una visita inesperada de una amiga —digo con desdén.

—Oh Yo también hace poco recibí una visita inesperada —se levanta del sillón y se acerca a una mesa con vinos —¿Gustas? —ofrece y yo asiento.

—Por lo que veo no te agrado la visita —sostengo la copa que me acerca.

—Pues fue muy inesperada y rara, solo eso puedo decir —observa la copa con sumo interés.

—Lo lamento no debí mencionarlo —voltea a mirarme.

—No no no no, está bien solo era la visita de mi madre —toma un trago de su copa —Solo que fue muy rara su visita —frunce su ceño.

—¿Puedo preguntar porque eso se te hace raro? —ladeo la cabeza para observarla

—Puedes preguntarme lo que gustes —ofrece una sonrisa —Y respondiendo a tu pregunta. Fue rara porque ella buscaba redimirse o eso creo —toma un sorbo de su vino.

El dolor que dejas marcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora