Cuando tu respiración se agite y las yemas de sus dedos pasen por cada rastro de piel erizándola. Cuando tus músculos se tensen en espasmos y lagrimees de placer, ten en cuenta siempre de quien adorna tu vista y se adueña de esas sensaciones. Ten po...
La descripción esta al final, quise evitar spoilers.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Adoraba lo distintivo que él era.
—¿Quieres ir a la playa? — Sonrió animado. Eran las 2 am.
Era impresionante como a pesar de su personalidad excéntrica y poco interés por las cosas comunes, aún fijaba su atención e invertía su tiempo en ti.
—¿Necesitas ayuda? — Se ofreció, —A mí me gusta hacer las compras— Mintió con sorna.
Con él todo era divertido, te animaba en días grises y te apoyaba cada vez que aparecía sin aviso previo.
Colado por la ventana.
—Oye ____, despierta ¿Puedo dormir contigo? — Te sacudió levemente, abriéndose espacio entre las sábanas.
En la salida de los cursos extracurriculares.
—¿Vamos por un helado? — Sugirió. Adoraba verte cuando pedias cualquier helado de paleta, en su mente macabra te veías preciosa chupando hasta el último bocado.
Hasta cuando salías con tus amigas.
—¡Que bella es mi chica! — Gritaba paseando en su moto. No hacía falta voltear a ver quién era, solo a él se le ocurriría llamar la atención así.
Hanma era un chico increíble, besaba con pasión y bailaba alegremente a plena luz del día. Se presentó ante tu familia y con tu hermano mayor mostraba el mayor de los respetos, como si la careta de payaso cayera. Al principio fue duro para ti salir con un ex-pandillero, tras haberle criticado a tus hermanos con tanto afán sus costumbres vándalas y las noches seguidas en las que llegaban moreteados por irse a los puños con otras personas. Pero Hanma era distintivo dentro de tanta similitud, era divertido y se habría ganado tu corazón en tan poco tiempo.
Y es que claro, con tanto asombro y buen porte, ¿Quién lo iba a sospechar?
Todo subió y bajo como si de una montaña rusa se tratase, llevaban dos meses saliendo formalmente desde que se conocieron y el Hanma alegre, de cabello arreglado y vestimenta ligera ya no era el mismo. Sin embargo, esa noche se sintió distinta.
Justo después de salir a cenar cerca de la playa, se bañaron en el agua fría y salada del mar abierto. Estando semidesnudos solo podían reírse de cualquier estupidez, ambos tenían una diferencia de altura bastante notoria, y para cuando a Hanma le llegase el agua a las costillas, tú ya estabas nadando ahogada en la marea. Después de varios minutos riendo te tomó en brazos, el frío hacía que temblaras en el agua helada, pero por alguna razón, el estar cerca de él producía un calor incesante alrededor de todo tu cuerpo. Se miraban mutuamente mientras la luna los iluminaba fuertemente, era una noche de luna llena para ser más precisos. Hanma fue acercándose hasta juntarse en un profundo beso, tus piernas enrolladas a sus costados se apretaron más en busca de cercanía, el chico respondió a lo mismo, terminando con cualquier distancia que separase su cuerpo del tuyo. Duraron bastante tiempo besándose, las horas volaban sigilosamente y lo que fue un inocente beso encendió las cosas entre ambos. Sentiste como en tu vientre punzaba el deseo del castaño hacia ti, esto hizo que temblaras de nerviosismo separándote al instante del beso.
