—Podríamos tener nuestra primera vez juntos —miró a mi mejor amigo, que ahora me observa con los ojos muy abiertos—. No me mires así, Adriel. Solo es una tonta propuesta.
—Sabía que el golpe contra el armario que te diste a los cuatro años te afecto, pero jamás pude imaginar cuanto lo hizo, hasta este momento —carraspea—, eres mi mejor amiga, y apartando eso, yo jamás he metido mi… cosa.
—A mí tampoco me han metido un pene, me masturbaron e hice una mamada una vez, nada que no sepas ya —cruzo mis piernas—. Recuerda que solo es una tonta propuesta y que puedes decir que no.
—Tampoco suena tan mal —imitándome, cruza sus piernas—. Tenemos confianza entre nosotros, nos vimos sin ropa varias veces y si algo no te gusta o quieres parar, sé que vas a decírmelo.
—¿Va a dolerme? —pregunto bromeando, sabiendo que puedo sentir algo de molestia, pero nada de que preocuparse mientras ese ardor no pase a un dolor fuerte.
No debes sentir un dolor muy fuerte y si eso ocurre, debes ir a un médico para asegurar que todo esté bien.
Dieciocho años después, esa información va a serme útil por fin.
—¡Te contestaría, pero mi pene no ha tocado ninguna vagina! —sonrío cuando niega, como si mi pregunta fuese una idiotez.
Es tan adorable ver como se sonroja.
—Imbécil —Adriel me saca la lengua en forma de respuesta. Con una maliciosa sonrisa, lo empujo, haciéndolo caer en un montón de ropa sucia que olvide lavar estos días.
—Deberías limpiar toda esta ropa antes de que muramos ahogados —levanta un pantalón blanco—, puedo jurar que estos pantalones van a cobrar vida dentro de poco.
Es algo que no debería dejar pasar, pero odio poner la lavadora tanto como fregar las malditas ollas.
Voy a responder con alguna excusa tonta, cuando mi hermano pequeño entra.
—¿Yo también puedo perder la virginidad con vosotros?
Como mamá se entere de esto, va a servir mi cabeza para cenar.
—Es tu hermano, Lileth —mira el reloj que lleva en la muñeca y resopla—, es bastante tarde y seguramente las gemelas quieran jugar conmigo —antes de que pueda quejarme, me da un rápido beso en la frente, saliendo por el pequeño balcón y pasando por la tabla que une nuestras habitaciones.
—¿Eso es un sí, hermanita? —vuelvo la vista a mi hermano, que no pierde la sonrisa.
—Yo…
—Por favor, Lili.
—No puedes, porque es un juego para mayores, como los juegos que papa y mamá no te dejan jugar —murmuró, rascando mi brazo—. Eres mi hermano favorito y prefiero que esperes a tener unos quince años.
—Pero yo soy tu único hermano —su ceño se frunce con confusión mientras yo sudo, y no debido al calor, sino a los nervios.
¡Van a matarme!
—Por eso mismo —pongo mi mejor sonrisa—. Si te olvidas de esto, prometo que mañana voy a comprarte una tortita con mucha Nutella.
Para mi suerte, acepta, saliendo de mi habitación.
Aunque no fuera planeado, me alegro de tenerlo como hermano. Mis padres aseguran que sí lo fue, pero no creo que planeasen tener un bebe cuando aún estaban criando a una niña de once años. De todas formas, no pienso volver a discutir con las personas que van a comprarme juegos para nuestra Xbox.
Luego de unos minutos, vuelvo a levantarme.
—¡Voy a echarme una siesta!
—¡No chilles, Lileth! ¡Los vecinos van a pensar mal si seguimos gritando!
—¡Duerme bien, cielo! ¡Te quiero!
—¡Roberto, no chilles en casa!
—Pero tú acabas de hacerlo, amor.
Con un resoplido, cierro la puerta, tirándome en la cama. Tuve dos malditas horas de matemáticas y no puedo explicar el odio que les tengo. Juro que escucho los engranajes de mi cabeza sonar.
…
—¡Lileth, más te vale tener tu trasero aquí antes de que tenga que subir yo y bajarte de las orejas!
Abro los ojos al escuchar su voz. Mamá dice que no hay que gritar, pero ella es la primera en romper esa regla.
—Fue idea de tu hija. Yo no tengo la culpa, cielo. Ella puso la cara de cuando quiere algo y sabe que lo más probable es que no lo obtenga —cuando más bajo, puedo escuchar más claro al traidor que me está delatando por… aún no sé por qué, pero ahora lo voy a descubrir—. Yo solo fui víctima de sus ojos de cachorro.
Cuando entro, mamá me mira.
—Creo que los dos me debéis una explicación. Necesito saber si no soy lo suficientemente clara al hablar.
—No sé por qué gritas, pero déjame comunicarte que no hace falta, mamá. Estoy segura de que podías subir y despertarme como una persona normal.
—Creo que no me exprese bien cuando dije que no debíais jugar con el balón en donde están mis plantas. Ahora mis rosas están aplastadas.
—Te dije que no era buena idea jugar ahí, Lileth.
Mentiroso cabrón.
—No te negaste a jugar, papa.
—Lo hice, pero tus ojos de cachorro volvieron a manipularme.
—Os estoy riñendo —mamá se cruza de brazos—, tuve que mover mis petunias por segunda vez.
—Lo siento, cielo. Podemos comprar más plantas.
—Lileth, llorar para librarte del castigo, no va a funcionar.
—¡Pero mamá!, petunia me recuerda a la mejor saga de películas del mundo! —exagero, como si mi pez se hubiera ahogado.
Es gracioso, porque un pez no puede ahogarse.
Prometo no dedicarme a la comedia.
—La próxima vez que note pisadas en mis plantas, voy a azotaros en el culo a los dos.
Es hora de salir de aquí.
—No llores, Lileth —papa se gira para mirarme—, te llevaré a comprar helado —pasa un brazo por mis hombros, sacándome de la cocina antes de que mamá vuelva a quejarse o antes de que descubra que no solo le aplastamos algunas flores del jardín delantero, también algunas de atrás.
—Papá, quiero mi bote de helado, no creas que no te escuche como me echabas la culpa —digo, cuando salimos de la cocina.
Viejo cabrón.
—Lo siento, cielo, pero la última vez que pise sus plantas, me hizo dormir en el lado derecho cuando ella sabe que lo odio.
—Será mejor que me vaya.
—¿A dónde vas?
—A tener sexo con Adriel.
—¡Lileth!
—Voy a ponerme los zapatos, papa. Quiero helado ahora.
—Está bien, te quiero. Esperaré aquí.
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Historia terminada y corrigiendo. ♡♡
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Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)
RandomNo parece tan mala idea perder la virginidad con tu amigo de la infancia,¿verdad?....hasta que descubres que estas embarazada Esta es la historia de Lileth y Adriel