¿Alguna vez te enamoraste?

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—Esto duele demasiado —Sofia estruja mi mano, haciendo que yo me retuerza junto a ella.

—Tú puedes, has hecho esto tres veces, y las últimas fueron gemelas.

—Tienes razón —murmura de forma cansada.

—Va a dolerte más pagar la universidad de todos tus hijos —Adriel me mira, como si acabase de confesar un crimen, pero al parecer, mi broma funciona, porque consigo sacarle una sonrisa.

—Tienes raz… —hago una mueca cuando vuelve a retorcerse —razón.

Cuando llegamos al hospital, Ryan, su marido y Adriel, la ayudan a caminar. Al entrar, una chica nos atiende enseguida.

—Vamos a llevarla a una habitación, tenemos que comprobar cuánto está dilatando.

De camino, va haciendo muchas preguntas, hasta que llegamos y la ayudan a sentarse.

—¿Es su primera vez?

Ja.

Las horas pasan hasta que las cinco de la mañana llegan, en la habitación está su marido, obligándonos a quedarnos fuera. Adriel se sienta a mi lado y yo apoyo la cabeza, quedándome dormida en la incómoda silla del hospital.

—Lileth —alguien me sacude sin mucha violencia—, siento despertarte, pero ya nació el bebé.

—¿Es un niño? —pregunto, frotándome los ojos.

—La última vez que lo comprobamos era un niño.

—Lo que sea —bostezo—, felicidades, hermano mayor.

—Es un bebé sano, y lo más importante, mamá ha pedido a una enfermera como podrían pedir cita para no tener más bebés —suspira —por muy contento que este, agradezco que mamá no vaya a tener más hijos.

—¿Y tu madre?

—Ella está bien, pero vine a despertarte porque pregunto por ti. Vamos a la habitación.

Cuando entro, ella me sonríe.

—¿Cómo te encuentras, Sofia?

—Cansada, pero bien —ella llama a su marido, que está sentando en un mini sofá a punto de dormirse —¿puedes traerme al bebe, cielo?

—¿Por qué está morado? —pregunto, cuando se lo tiende.

—Es normal. Todos mis hijos nacieron así.

Una información que voy a necesitar en nueve meses.

Agarró una silla, acercándola a la cama de Sofia. Estoy demasiado cansada a pesar de que últimamente duermo demasiado.

—Agarra a Daniel, por favor —con una mano, le sujeto por la cabeza y con la otra, la pongo en la parte baja de la espalda.

—Es muy pequeño.

—Se te dan bien los bebes —Adriel vuelve a entrar con un sándwich en la mano —. Si algún día decides tener un bebe, se te dará genial —me da una sonrisa extraña, que no logro entender.

—Supongo —me encojo de hombros, aun acunando al bebe.

—Lo serías, Lileth —la madre de Adriel me agarra el brazo.

—Adriel, estoy cansada y deseo llegar a casa y dormir hasta mañana —vuelvo a tirar de su brazo, insistiendo —y tú también necesitas descansar.

—Debería quedarme por si papá se duerme hasta que llegue él.

—Tu hermano ya debe estar cerca —sigo insistiendo.

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora