Epilogo 2

4.1K 131 23
                                    

—Joder, es enorme, mamá.

—¡Adrián! ¡No digas malas palabras delante de tus hermanos! Sabe que lo repiten todo.

Voy a empezar a sudar.

—Perdóname, mama, pero nunca había visto un pastel tan grande. Ya quiero probarlo.

—Ayúdame, Adrian —mi hermano y mi hijo me miran a la vez—, hermanito —añado para aclarar a quién de los dos necesito.

—Ya no soy un niño, Lili, no me digas hermanito —se queja, pero me ayuda a colocarme el vestido de novia mientras Andrea llora a mi lado.

Malditas hormonas de embarazadas.

—Estás tan bonita, hermanita.

Yo tampoco soy una niña.

—Tú también estás precioso —parpadeo, intentando alejar las lágrimas—, y muy grande. Todo un adolescente rebelde.

—Pensé que yo era tu bebé, mami —mi hijo de doce años se acerca con los brazos cruzados.

—¡Qué bonito! —chilla Andrea, buscando unos pañuelos.

—Los dos sois mis bebes —miro a Andrea que se suena la nariz roja—. Ven aquí, dame un abrazo tú también.

Mi hermano se queja cuando Andrea nos estruja.

—Tengo quince años, Lili. Ya no soy un bebé, y tía Andrea, nos estás estrujando.

Dos toques en la puerta hace que todos nos separemos.

—Soy Mattias.

—Adelante, Matt.

—Adriel está muy nervioso, no para de moverse de un lado para otro, de llorar y luego reír —se calla antes de sonreír—. Estás preciosa Lileth. Adriel va a llorar al verte.

—Gracias, Mattias, pero no quiero comprobar si el maquillaje es, a prueba de novias lloronas.

Hago una mueca cuando mi hijo escupe, haciendo que mi hija se lo celebre.

—Yo los cojo. No vaya a ser que se manchen o empiezan a llorar —sorprendo la nariz, se coloca a los gemelos uno a cada lado.

—Gracias, Andre.

—Tengo que practicar para cuando nuestro bebé nazca.

—¡Mattias!

—Adriel me necesita.

—Claro.

Cuando se va, mamá y Sofía se asoman.

—Lileth…

—¿Te gusta?

—Estás preciosa, hija.

—Tan bonita, mi niña. Los dos lo estáis.

Trago saliva al ver las lágrimas en sus ojos.

—Os quiero a las dos.

—Tenemos que ir a arreglar los últimos detalles, te queremos, y si esos niños te molestan, avísanos.

—¡Abuela!

—¡Mama!

—Adiós, nos vemos en media hora —Mamá me lanza un beso, cerrando la puerta.

Cuando todo está listo, papa entra para llevarme al altar. Todos están afuera, esperando.

—Estás tan bonita, hija.

—Gracias, papa. Tú también lo estás.

—No puedo creer que vayas a casarte. Hace nada jugábamos a esto, y ahora, se ha cumplido. Estoy llevando a mi orgullo al altar, con el hombre de su vida. Siempre serás mi niña pequeña, ¿lo sabes, verdad?

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora