CAPÍTULO 04

5 1 0
                                    

Scarlett

—Adiós, Scarlett, pasa buena noche —se despide de mí Atila.

—Buenas noches para ti también.

Cojo las llaves de mi casa y empiezo a rebuscar la llave principal. ¿Cuál era?
Sigo rebuscando y al fin la encuentro.

«Debimos habernos tomado la pastilla.»

Dejo salir un largo suspiro. Estoy molida. Entro y a tientas trato de buscar el interruptor de la luz y cuando me canso desisto. Enciendo la linterna de mi teléfono y camino con el halo de luz apuntándome los pies.

Cuando llego al principio de las escaleras subo poco a poco con los tacones en la mano y arrastrando los pies.

Cierro la puerta de mi cuarto tras mi espalda al entrar y me dejo caer en mi cama. Desencajo los tacones de mis pies, dejando que se golpeen contra el suelo.

Hemos pasado toda la noche hablando, conociéndonos, contándonos cosas... Definitivamente Atila es un chico muy interesante. No tiene nada que envidiarle a ningún otro chico que pueda encontrarme por la calle. Me ha invitado incluso a ver uno de sus combates de boxeo. También he descubierto que le gusta la F1 y eso me ha llamado más la atención. Ya tengo con quién ver las carreras.

━━━━━━✧♛✧━━━━━━

Me despierto super apresurada. La misma historia de todas las mañanas.

No he oído la alarma sonar y se supone que tengo clases en media hora y tardo 20 minutos en el bus para llegar. Tengo exactamente 10 escasos minutos para hacer todo lo que normalmente hago en 30.

Casi con los ojos cerrados me pongo unos pantalones de chándal negros, una camiseta de manga corta negra y unos deportivos. Luego cojo mi mochila y bajo los escalones a la velocidad del rayo. Corro calle abajo para llegar a tiempo a la parada. Al pasar choco con un hombro grande y rígido que me deja doliendo el mío. Y por mera curiosidad me giro a ver quién me ha causado ese dolor.

Y ahí está esa figura alta y grande que vi la noche anterior recostada en la pared de ladrillo de un callejón. Y me está sonriendo divertido.

«Todo nos pasa a nosotras.»

Me quedo embobada por unos segundos, pero se me pasa cuando en la lejanía veo a mi bus llegar y caigo en que estaba con una tarea muy importante. Correr por mi vida y por mi asistencia impecable —o no tanto— a clases.

Con los pulmones casi rozándome el itsmo de las fauces alcanzo a llegar a la parada y saco mi tarjeta del autobús para pagar el viaje.

Un mensaje llega a mi teléfono justo cuando tomo asiento y consigo respirar con normalidad.

Atila (alias Torre de Pisa):

Espero que el nuevo golpe no te haya dolido demasiado, pequeño torpedo.

Me río por no llorar, porque vaya si me ha dolido, al menos ahora, porque en el momento del impacto la adrenalina no me dejó pararme a pensar en eso.

Yo:

Sí duele, tienes un hombro muy duro.

Atila (alias Torre de Pisa):

Culpa al entrenamiento que llevo a rajatabla para boxear.

Yo:

Ya estás muy fornido, no creo que te haga falta más.

YOU ARE MY SUNSHINE (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora