CAPÍTULO 06

5 1 0
                                    

Scarlett

De nuevo me he despertado tarde. No entiendo cómo lo hago, pero siempre me pasa. Todas las mañanas es lo mismo, me levanto sobresaltada, corriendo como loca y pidiendo por Dios que el bus no me haya dejado tirada.

Bueno, pues esa historia hay que trasladarla a hoy, pero cambiando el hecho de que no tengo clases, no tengo que ir a la universidad, si no al taller donde trabajo mis días libres de clase. No me llega el tiempo ni para coger el desayuno, solo cojo mi mochila para el trabajo y me voy corriendo para coger el bus.

Corro como yegua desbocada calle abajo para llegar a tiempo a la parada, pero cuando estoy por rozarla con la puntera de mis zapatillas, me encuento con Atila, que se ha parado en el medio de mi trayectoria, y que me mira con aire divertido.

«Cabrito.»

Sí, conciencia, es un cabrito de mucho cuidado.

Freno un poco mi marcha para poder cambiar mi camino, pero cuando lo hago se aparta dejándome vía libre para pasar por donde iba a hacerlo originalmente.

Con mi peor cara le entrecierro los ojos, ligeramente molesta, porque me ha hecho frenar por nada, solo por sus ganas de molestar. 

━━━━━━✧♛✧━━━━━━

Respiro pesadamente, controlando mi ritmo respiratorio, o un intento de ello, porque me he pegado la carrera de mi vida.

Abro la puerta principal del taller y me adentro en el local.

—Scarlett, hoy llegas justa —me dice Derek, mi jefe.

—Ya... Lo siento, ya sabes, lo de siempre.

Derek rueda los ojos negando.

—Pasa al vestuario y cámbiate, vas a estar la mitad del tiempo en el mostrador y la otra mitad en el taller.

Sonrío emocionada, me encanta que me diga eso, porque significa que no voy a ser la secretariucha todo el día, voy a poder toquetear y trastear con coches.

Rápidamente entro al vestuario del taller, al fondo de la estancia , al lado de los baños para trabajadores y me pongo el mono azul marino con las letras del nombre del local estampadas en la espalda. Me calzo los zapatos de trabajo negros y recojo mi pelo en un moño y me pongo detrás del mostrador, a la espera de que lleguen clientes.

━━━━━━✧♛✧━━━━━━

La mayor parte de la mañana pasa tranquila, recibo clientes que compran algunos productos para el coche, ruedas, repuestos y cosas varias de las que siempre hago tras el mostrador.

Cuando ya está por tocar la segunda mitad de mi mañana para pasar el taller oigo la campanita de la puerta tintinear.

«Ohhhh, ¿otro más?»

Inspiro para repetir de nuevo el saludo. —Bienvenido al taller Sobre Ruedas, ¿qué necesita?

Levanto la vista para ver a mi nuevo cliente y la persona que veo me sorprende. ¿Atila? ¿Qué hace aquí? Parece que me sigue a todos lados, qué miedito.

—Hola... ¿Scarlett?

—Hola, Atila, ¿qué te trae por aquí?

—Estoy aquí porque mi coche hace ruidos raros, salen del motor, pero no entiendo un carajo de lo que veo y necesito que alguien me diga qué puede ser antes de que me quede tirado en medio del camino.

Sonrío internamente, no pinta tan mal como pensaba.

—Pues has llegado justo a tiempo amigo mío, puedo ayudarte, ahora me toca cambio y estaré en el taller. ¿Dónde has dejado el coche?

Señala con la cabeza la puerta de entrada/salida de la tienda y yo lo sigo a fuera para ver un coche azul cielo perfectamente cuidado  unos metros antes de llegar al taller.

—¿Ese es tu coche? —señalo el automóvil que he visto y asiente— Vamos a ver qué puede pasarle.

Me tomo el atrevimiento de abrir el capó y mirar el motor del coche. Es un motor alemán.

—¿Cómo dices que es el ruido que hace?

—Suena como si fuera a cámara lenta.

Pienso un poco y repaso las posibilidades que pueden ser.

—¿Le has cambiado la batería alguna vez? —niega— Pues puede ser por eso, puede que la batería ya esté demasiado desgastada y te haga falta un cambio, no es nada fuera de este mundo, pero está bien que hayas venido.

—¿Podría cambiar yo mismo la batería?

—A veeeer, sí, como poder puedes porque no es imposible el cambio de una batería, pero si nunca has visto nada de nada de mecánica lo mejor es que te la cambien.

—¿Tú me la podrías cambiar?

—Por favoooor, menuda pregunta, claro que puedo, además, soy la mejor mecánica en kilómetros a la redonda, no vas a encontrar a nadie que lo haga mejor que yo —le sonrío orgullosa.

—Bien, pues lo dejo en tus manos, súper mecánica.

—Sólo déjame mirar si tengo un repuesto para el modelo de tu motor y te digo, porque igual hay que pedirlo y si lo pedimos tardará más.

Asiente en respuesta y se queda esperándome fuera. Rebusco y rebusco en el almacén y encuentro un repuesto compatible con el modelo de su motor, que funciona incluso mejor que la que lleva original y salgo con ella en las manos.

—Aquí tengo lo que necesita tu monada, déjame espacio que me voy a poner manos a la obra.

Me remango bien el mono y comienzo con el trabajo, desconectando cosas aquí y allá, moviendo otras para que no molesten, ... Me tardo así un rato hasta que consigo sacar la batería vieja. La dejo en el suelo y cojo la nueva entre mis manos, dejándola en el hueco que dejó la anterior y conecto todo lo que desconecté y recoloco todo lo que moví.

—Ya está, todo en su sitio y con una batería nueva, que, entre tú y yo, funciona mejor que la original.

Sonríe de lado y ¡Oh Dios Santísimo! no he visto sonrisa más bonita aunque haya sido de lado y durante tres segundos de nada.

—Gracias, ¿cuánto te debo?

—Pues por ser tú te cobro solo lo que vale la batería, pero no se lo digas a mi jefe, será nuestro secretito.

Asiente y yo le doy el precio del repuesto que he usado y él saca los billetes necesarios para pagarme y que no tenga que darle cambio.

«Chica, quédate con este, te da el dinero justo para que no tengas que calcular el cambio.»

Cuando se va yo sigo con mi trabajo, pero sin dejar de pensar en el atisbo de sonrisa que me ha dejado ver.


YOU ARE MY SUNSHINE (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora