11; Operación

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Choi Mujin tenía demasiado trabajo, estaba en medio de una gran negociación con Japón y metiéndose en territorio italiano, conociendo a más personas y queriendo expandir su negocio en diferentes países, estaba progresando mucho, después de tanto la policía había dejado de investigarlo o al menos eso creía. Nunca dejaba de ser cauteloso o mejor dicho, no podía dejar de serlo. Él se había levantado temprano como todas las mañanas y fue al trabajo, a la oficina. Estaba ultimando los detalles de la velada del viernes, también estaba algo preocupado por el cargamento que debía entregar a Japón, la producción sólo había agilizando su trabajo un 20%, se ponía nervioso con tan solo pensarlo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió su celular vibrar.

Eunji despertó y fue a su habitación con la bata puesta, se colocó una lencería color bordo, se vistió con un hoodie blanco y unos pantalones de color negro. Caminó hacia la cocina para almorzar, tarde como siempre, realmente todavía no podía creer lo tarde que se podía llegar a despertar y como consecuencia la cantidad de tiempo que podía dormir. Se sirvió una sopa con fideos y comenzó a comer, cuando terminó lavó los elementos que utilizó y pasó el resto de la tarde y del día usando su celular y bailando junto al caño. Le encantaba bailar, pero más le encantaba estar allí arriba, sintiendo que era mayor que las demás cosas, tal vez le gustaban las alturas. El día pasó demasiado rápido y además de bailar y usar su celular, pasó su día pensando en que mañana iba a ser operada… no sabía siquiera que le iban a hacer, o cómo lo iban a hacer. Solo quería dejar de estar insegura de su cuerpo, y quitarse todo lo que le pusieron. Ahora se sentía mejor, teniendo a alguien quien la ame y con un tratamiento que estaba levemente apagando sus cicatrices, se miraba al espejo luego de bañarse y se sentía, linda. Había subido algo de peso, pero su contextura siempre había sido así, algo gruesa. Realmente no le importaba, le gustaba ser así, ahora era sana, comía cuando debía comer y hacía ejercicio, eso era lo que importaba.

El día pasó algo lento para Eunji, cuando el sol comenzó a bajar fue a darse una ducha para quitarse los restos de sudor. Se colocó la lencería de strass que era su favorita, vistió un vestido color bordó, algo corto y con escote. Unos tacones color negro, en su habitación se colocó un choker de strass unos aretes también con ellos y se maquilló, solo un delineado y un labial del color de su vestido. Peinó su cabello y se lo dejó suelto. 

Camino hacia el pasillo cuando escuchó la puerta abrirse. 

Era él, con su camisa blanca, su traje negro y corbata bordo. Ella mordió su labio inferior, se veía jodidamente bien, su barba le encantaba y todo de él.

Camino lentamente hacia ella observándola desde los pies hasta su cabeza, pasó una de sus manos por el rostro de ella.

— Hermosa como siempre, eres una diosa… —dijo para luego quitar su mano y dejar un beso en sus labios 

— No tanto como usted, señor Choi…—él colocó una de sus manos en la cintura de la chica y la acercó más a él 

— Me encanta que me digas así, cualquier cosa que salga de tus labios me encanta —dijo para luego quitar su mano y tomar la de ella— reserve el mejor lugar para comer, espero que te encante 

Ella sonrió mientras él la guiaba hacia la salida de la mansión, le abrió la puerta de un automóvil completamente negro y con sus vidrios polarizados. Se sentó a su lado y vieron cómo el conductor se dirigía a su destino. Al llegar él le abrió la puerta y la ayudó a salir, era un gran restaurante, con alfombra roja y de colores dorados, todo brillaba completamente como si fuese hecho de mismísimo oro, los pisos de aquel eran de mármol y los tacones de eunji resonaban por aquel lugar.

— Señor Choi? Arriba, mesa 12 en el balcón —musito un empleado vestido de smoking y con una gran sonrisa.

Subieron las escaleras de aquel lugar, ella con la mano de su prometido colocada en su cintura. Cuando los escalones acabaron vieron varias mesas con demasiadas personas adineradas, todos los miraban, él siguió su camino hacia un gran balcón. Su prometido le cedió una silla y dejó un beso en su mano, Eunji gesticuló una sonrisa y tomó asiento.

Everyting black ; Choi MujinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora