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Puede sentir la lengua de Dream dándole pequeñas caricias a su miembro mientras sube y baja en toda su extensión.

Sus manos sostienen su cintura y son tan grande que podrían rodearla con facilidad.

Los labios de Dream se juntan con los suyos y no puede evitar soltar un gemido por toda esa estimulación. Por un momento cree que está viendo las estrellas y es que se siente tan bien que no quiere que termine.

Está a punto de correrse, pero algo lo evita.

—Príncipe George, es hora de despertar.

—No quiero.

—Se está haciendo tarde para el desayuno.

—¿Puedes traérmelo a la cama?

—Iré a preguntar.

Dream deja la habitación y George aprovecha para ponerse su pijama para no aumentar las sospechas del pequeño asunto del que se estaba ocupando la noche anterior.

Termina justo de vestirse y meterse nuevamente a la cama cuando Dream llega con el desayuno en una bandeja.

—Logré traerte el desayuno gracias a una pequeña mentirita. Si ves a tus padres finge estar enfermo. Aunque viéndote bien parece que lo estás. Tus mejillas están muy rojas.

Dream acerca su mano a las mejillas de George y este las aparta sin pensarlo dos veces.

—Quita tus sucias manos de mi rostro.

—¿Te sientes bien?

—¡De maravilla!

—¿Seguro?

—Sí, sí. Ahora vete.

George corre al baño a lavarse la cara. Tal y como decía Dream, su mejillas estaban completamente rojas. No podía permitirse de que Dream ni nadie, pero mucho menos Dream, se enterará de lo que había hecho. Era un secreto de sí mismo que no podría salir a la luz. ¿Cómo lo miraría el resto si se enterara que había pensado cosas obscenas sobre Dream? No quería ni imaginarlo. Ni siquiera podía mirar a Dream a los ojos sin sentirse culpable.

Obviamente Dream no pasó desapercibido su extraño actuar. Parecía que lo evitaba, mas bien, lo estaba evitando y Dream no tenía ni la menor idea porqué.

—George —lo llamó cuando lo vio en un pasillo y el nombrado salió corriendo.

Dream intentó seguirlo para preguntarle qué era lo que pasaba.

—George, por favor, no corras. Solo quiero hablar.

—¡Yo no!

—¡George!

George siguió corriendo como si su vida dependiera de ello, hasta que logró encerrarse en una habitación.

—Sabes que tengo la llave de todas las habitaciones del palacio, ¿verdad?

—¿¡Cómo pude olvidarlo!? —dijo George entrando en pánico.

La puerta se abrió y George estaba apegado en un rincón como si fuera una salida secreta.

—¿Por qué me estás evitando? ¿Hice algo mal?

—No hiciste nada mal.

—¿Entonces qué es lo que pasa?

—Yo...

—Tú...

—¡Quería jugar a las escondidas!

—¿Jugar a las escondidas? ¿No se te ocurría una mejor excusa?

—¿Sabías que estaba mintiendo?

—No es como si fuera muy difícil adivinarlo. ¿Qué es lo que pasa, príncipe George? Puedo ayudarlo en lo que necesite.

George miró hacia todos lados y se puso de pie. Cerró las cortinas y las puertas asegurando de que nadie pueda verlos ni oírlos.

—Acércate.

Dream se acercó un poco hacia George.

—Acércate un poco más.

Dream se volvió a acercar.

—¡Más, Dream, más!

Se acercó tanto que podía sentir la respiración de George en su oído.

—Pues la verdad es que... ¡Ay, no! Ya no quiero decir nada.

—Dime. No me voy a reír.

—Es que no quiero que me mires raro.

—No lo haré. Lo prometo.

—Me...

—Así dicen las ovejas —dijo Dream riéndose de su propio chiste.

—¡Dream! ¡No te rías, es serio!

—Bien, bien. Dime.

—Me toqué pensando en ti —dijo George tan rápido que Dream no llegó a entenderlo del todo.

—¿Qué?

—¡No voy a decirlo de nuevo!

—De verdad no entendí bien.

—No lo voy a decir otra vez.

—Voy a llorar si no me lo dices.

—Bien...

George se señaló a sí mismo.

—¿Tengo que adivinar?

George asintió y volvió a señalarse a sí mismo.

—Tú...

George se agarró el brazo.

—Tú te agarraste...

George negó con la cabeza y tocó su brazo.

—¿Tú te tocaste?

George volvió a asentir y señaló su entrepierna.

—Tú tocaste tu aparato reproductor masculino.

George se volvió rojo de la vergüenza, pero continuó. Hizo una expresión como si estuviera concentrado mientras tocaba su cabeza con sus dedos.

—Tú tocaste tu aparato reproductor masculino pensando...

Por último señaló a Dream.

—¡Tú tocaste tu aparato reproductor masculino pensando en mí! ¿Adivine?

—Sí.

—¡Espera! ¿¡Qué!? ¿Te tocaste pensando en mí?

—No lo digas, no lo digas.

—Me siento halagado. Ahora podré presumirles a todos que el queridísimo príncipe de Inglaterra se tocó pensando en mí.

—¡¡Ni te atrevas!!

—¿Por qué no? ¿Qué harás?

—Yo... ¡Les diré a mis padres!

—¿Les vas a decir que te tocas pensando en mí?

George mordió su labio con sutileza. El hecho de que Dream lo estaba provocando no lo ayudaba a pensar con claridad.

—Ahora entiendo porqué te comportas de esa manera.

—Por favor no digas nada.

—Mi boca está cerrada.

...

Ando en stream por si alguien quiere venir a pasar el rato :D Me encuentran en Twitch como Lucciefer.

Príncipe George [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora