Príncipe George [Dreamnotfound]

13

George y Dream habían comenzado su relación secreta. No había nadie más que lo supiera que ellos dos. Trataban de ser lo más discretos posible para que nadie se enterara. El mayor riesgo que se tomaban era el besarse en los pasillos del palacio, pero incluso cuando lo hacían se fijaban que no había nadie cerca.

Justo esa vez no fueron tan cuidadosos y alguien los encontró besándose.

—Te amo, Dream —murmuró George sobre los labios del contrario.

—¿Qué está pasando acá?

George se volteó encontrándose con su padre.

—Papá, puedo explicártelo.

—¿Dream es la persona de la que estabas hablándome?

—Pues...

—Dile —le susurró Dream.

—Es cierto. Dream es la persona que te dije que me gustaba. Lo siento por decepcionarte, papá.

—Está bien, George. No tienes que disculparte por nada. Has escogido a un gran chico.

Su padre lo abraza y siente como se le va un peso de encima.

—Gracias, papá. Aprecio mucho que lo entiendes. Me gustaría decir lo mismo por mamá.

—Estoy seguro que te seguirá amando sin importar qué.

—Espero que tengas razón. ¿Podrías no decírselo hasta entonces? Quiero encargarme de eso.

—Está bien. No diré nada.

Su papá los dejó solos y Dream aprovechó para cargarlo como si de un bebé se tratara.

—¡Hey! ¿¡Qué haces!?

—¡Te estoy secuestrando!

—¡Bájame!

—¡No!

Dream empezó a correr con George en brazos hasta que se cansó.

—Débil.

—Habló el que no puede cargarme.

—¿Cómo que no puedo?

George tomó todas sus fuerzas y levantó a Dream un poco del suelo, pero no más que eso, lo que causó grandes risas por parte de Dream.

—¡Débil!

—No soy débil. Solo que es difícil sujetarte. Súbete a mi espalda.

Dream hizo casó y al menos así si pudo cargarlo.

—¿Viste que no soy débil como tú?

—En cualquier momento te vas a cansar.

—Imposible. Soy muy fuerte.

George lo llevó cargando hasta su habitación y lo tiró en su cama.

—¿Ahora quién es el débil, Dream? —le dijo George sujetando ambas manos de Dream para que no escapara.

—Tú —Dream intercambió de lugares y ahora estaba encima de George.

—¡Suéltame!

—No —Dream le empezó a dar cortos besos en sus labios—. Mío, mío y mío.

—Eres asqueroso.

—Pero bien que te gusta que te bese.

—No es cierto. Ya suéltame.

—¿Y si no qué?

—Mi mamá se va a enterar de lo nuestro porque la puerta está abierta, Dream.

—Pues que se entere.