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George llevaba un buen rato callado y eso era sorprendente porque Dream estaba acostumbrado a escucharlo quejarse hasta de una ventana mal cerrada.

Para muchos podría ser considerado como algo bueno, pero para Dream era lo contrario. Debía haber alguna razón del extraño comportamiento de George.

Incluso vio una sonrisita escabullirse por su rostro mientras leía el periódico.

—¿George? —lo llamó para asegurarse de que estuviera de acuerdo.

No pudo ni reaccionar cuando sintió los brazos de George rodearlo para que seguido a ello lo vea brincando de felicidad.

—¿Y a este que bicho le picó?

—¡No voy a casarme, Dream! ¿No es eso genial?

George se lanzó a su cama entusiasmado.  Era la mejor noticia que había escuchado en mucho tiempo.

—¿No vas a casarte? —preguntó Dream confundido.

—¡La princesa de Noruega es lesbiana y ahora todos lo saben! ¡Qué mal por ella, pero qué bien por mí!

—Eso es un horror. No puedo creer en todas las maldades que le deben estar diciendo a la pobre muchacha.

—¿Y eso qué?

—No puedo creer que tengas tan poca empatía. ¿Cómo te sentirías si todo el mundo se enterara que eres gay?

—No lo soy.

—En el caso hipotético que lo fueras.

—Nunca lo sería.

—¡Solo imagíneselo!

—¿Por qué?

—¡Porque no puedes ser tan cruel con los de tu alrededor! Ten solo un poco de piedad.

—¿Por qué?

—Porque es lo que hacen las buenas personas.

—¿Por qué?

—Porque tienen un buen corazón y empatía.

—¿Por qué?

—No voy a decir nada.

—Mejor. Calladito te ves más bonito.

Dream se contuvo las ganas de estampar el rostro de George con la pared y solo respiró hondo deseando que su cuerpo no reaccionara por su propia cuenta.

—Vuelvo enseguida —le dijo Dream.

—¿Puedes traerme una rebanada de pastel?

—Por supuesto.

—Pero que tenga una fresa encima sin las hojas porque luego se mezclan con la crema. Mejor sin crema también. Y que el pastel sea de vainilla con chocolate, pero no mezclados. Quiero una capa de vainilla y otra de chocolate y en el medio más fresas.

—Entendido.

—Otra cosa más.

—Dígame.

—No, nada. Ya lo olvidé.

Si Dream odiaba ver a George todo el tiempo porque no le cumplían ninguno de sus caprichos, odiaba mucho más verlo feliz porque todo estaba a su favor. No había nada que odiara más que George saliéndose con la suya. Por si fuera poco, no podía hacer nada al respecto, ya que trabajaba para él.

...

—Es una desgracia que tan preciosa mujer decidiera ese camino —se lamentaba la reina—. Ahora debemos buscar a alguien más que se case con George.

—O puedo no casarme —dijo George sin quitar la sonrisa de su rostro.

—Ya estás en edad de casarte. No podemos esperar más.

—Pero no quiero, madre.

—Sobre mí, tu opinión no es válida. Aquí se hacen las cosas que yo ordeno y tú no eres nadie para elegir tu futuro.

—Pero es mi futuro. Yo tendría que elegir.

—No eres capaz de elegir. Solo te irías a un mal camino.

—Disculpe, su majestad —la interrumpió Dream—. No es por ser grosero, pero creo que George al menos debería elegir a la persona con la que se va a casar. Podríamos hacer una especie de concurso para encontrar a su pareja perfecta. ¿Qué le parece?

—¿Les voy a poder decir lo horribles que son? —preguntó George emocionado por la idea.

—Si es que realmente lo quieres y si la alteza lo ordena.

—No parece una mala idea. Podemos intentarlo.

—Me encargaré de difundir la noticia —advirtió Dream—. Dejen todo en mis manos.

...

Dream llegó con varios formularios de todos los concursantes y los llevó hasta el palacio. El primer paso era elegir a las mejores candidatas que luego serían invitadas al palacio para una entrevista con la reina y por último pasarían por la aprobación de George.

—¿Tienes algunos requisitos específicos que tenga la persona con la que vas a casarte? —le preguntó Dream a George para ir descartando los formularios.

—Que sea linda.

—No tengo sus fotos. Tendrás que esperar a verlas en persona. ¿Algo que no sea lo físico?

—Que tenga dinero, que le guste obedecer órdenes, que le guste trabajar, que sea inteligente, que esté para mí en todo momento, que sepa cocinar, que no quiera hijos y... nada más creo.

—Pensé que tendrías estándares más altos.

—Si te dijera lo que realmente me gusta de una persona nunca encontraríamos a la persona indicada.

—¿Por qué?

—Porque solo me gusto yo.

—Bueno. Le entregaré los formularios a tu madre para que se contacte con las señoritas.

...

George vio como el palacio se llenaba de mujeres de todo tipo. Algunas llegando casi a sus estándares, otras no tanto, pero ninguna que realmente le gustase.

En ese momento aún no podía intervenir y solo le quedaba ver a sus padres como escogían a probablemente su futura esposa.

Pasaron las horas y ya se estaba aburriendo de solo ver cómo disminuía el grupo de mujeres, ya que ni podía escuchar lo que decían sus padres, así que se marchó a su habitación. Estaba tan aburrido que ni siquiera podía molestar a Dream, porque el también estaba viendo de que todo saliera bien o al menos eso suponía porque no encontraba otra razón por la que Dream tendría que estar ahí.

...

—Siento que todas las finalistas son fantásticas. De verdad no importa a quien elijas. Me encantan todas —le decía su madre maravillada.

—Si tú dices... —dijo George no del todo convencido.

—Disculpe, su majestad —le susurró Dream—, ¿puedo entregarle un formulario más? Es que lo he olvidado de ponerlo con los otros.

—Está bien. Lo revisaré luego.

—También me gustaría hablar con usted si no es molestia.


Príncipe George [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora