"Culpabilizar"
2001
Cuando Eric estaba irritado, mantenía los ojos puestos en cualquier punto diferente a él. Cuando estaba molesto, empezaba a enrojecer.
Cuando estaba furioso, respiraba pesadamente.
Lo hacía en el momento en que entraron al apartamento. Alex iba detrás, rezagado unos pasos a propósito, pero no demasiados, porque si sólo se le ocurría darse la vuelta y no lo encontraba ahí, iba a empeorar.
Un escalofrío le recorrió la columna al intentar hacerse una idea de la magnitud de su reacción. Procuró permanecer dentro de su campo de visión, y a la vez, no acercarse. No molestarlo más. Eric siempre decía que él lo molestaba más por ser un entrometido cuando ya estaba de mal humor de por sí.
-Explícame cómo es que no pudiste recordar ni una puta cosa bien -Eric daba vueltas por la sala, pasaba de apretarse el puente de la nariz a desordenarse el cabello. Se fijó en él. Alex tragó en seco, la disculpa preparada en la punta de la lengua cuando él le alzó la voz:-. ¡Te dije lo que tenías que hacer para no molestarlos! Son estrictos, te lo dije, no están de acuerdo con esto que tenemos, es obvio por qué.
¿Por qué?
Alex se obligó a bajar el nudo que se le formó en la garganta. El vacío estaba de regreso. La sensación de ser tragado por un espacio oscuro, el frío en los huesos. Tenía náuseas.
Quería llorar y quería que no lo viese, porque apenas se diese cuenta...
Eric soltó un bufido.
-Perfecto, aquí vienen las lágrimas.
-No -Alex se mordió el labio con tanta fuerza que sintió el leve sabor metálico en la punta de la lengua. Se talló los ojos-, no es verdad. No estoy llorando, sólo-
-Estás llorando -Casi escupió, su nariz se arrugaba por el desagrado de forma inconsciente-. Claro que ves lo maleducado que fuiste con mis padres en casa y eso te hace sentir mal. Hiciste exactamente todo lo que no debías, no entiendo cómo puede ser demasiado para ti recordar unas simples instrucciones. Normas de cortesía, etiqueta, respuestas que tenías que darles. Alex, ¡sólo usa la maldita cabeza! ¡Si no les conté que vivíamos juntos fue por algo! ¡No para que tú llegases y se los dijeras de repente! ¡¿Cómo es que no pudiste hacerlo bien?! ¡Sólo tenías que quedarte ahí, sentado!
Se forzó a inhalar profundo, ignorando -intentando ignorar- el resto. Volvió a tallarse los párpados.
-Lo siento. No sabía que tú no les habías contado...
-¡Un «lo siento» no arregla este desastre que hiciste, Alex!
2006
-...eso fue un desastre. Un horrible, horrible, horroroso desastre...-En cuanto estuvieron dentro del auto, Dane dejó caer la cabeza contra el volante. Se enderezó para repetirlo un par de veces, dándose golpes sin fuerza en la frente, con ese aire dramático que lo caracterizaba.
Alex no paraba de retorcerse los dedos, hundiéndose más en el asiento del copiloto, a medida que transcurrían los segundos y su novio no lo veía. Sus palabras salieron como un hilo de voz.
-Lo siento.
Puede que él no las hubiese escuchado en medio de sus propios murmullos y conflictos. Tras un momento, notó que sus hombros empezaban a sacudirse. Alex se estiró en el espacio entre ambos asientos, alarmado, pero cuando lo sujetó para girarlo, distinguió dos detalles.
Dane tenía el rostro rojo por la falta de aliento.
Dane se reía en silencio, mordiéndose el labio para disimular.
Se apartó despacio, vacilante. Su novio se irguió, se restregó la cara con las manos y negó.
-Recordaba que no había visto a mi padre tan molesto desde que se me escapó uno de los caballos por error -Su oración era entrecortada por la risa que se esforzaba por contener.
Alex estaba boquiabierto.
-¿Tienen un caballo?
-Teníamos -corrigió su novio, señalándolo con una sonrisa divertida- un caballo. Antes de que yo lo dejase escapar por error. Ahora están en el establo, lejos de mí.
Sólo atinó a murmurar un débil «oh». Dane siguió ahogando la risa por unos instantes, así que Alex decidió aprovechar para volver a aproximarse, ya que no lucía molesto, y buscó una de sus manos. Pronto tuvo sus dedos entrelazados.
-Dane, sé que hoy era importante para ti, yo de verdad lo-
-Perdón, Alex -Dane levantó el brazo y le besó el dorso. Bien, aquello no era lo que se esperaba-. Cuando hablamos, pensé que estaba bien, pero la verdad es que no debí traerte así.
Hubo un segundo en que el peso helado estuvo en el fondo de su estómago y se quedó inmóvil. Él continuaba hablando. Leves apretones a sus manos unidas fueron la única muestra de que captó su reacción.
-Tenía que haberles dicho más sobre ti primero, prepararlos para...ya sabes, cuando se enterasen de que sus planes salieron mal y no estoy con una mujer -Dane suspiró-. No me imaginé que mi padre sería un completo idiota, incluso mi madre debió quedarse sorprendida cuando dijo que me habías «convertido» y toda esa tontería. Te hice pasar por eso, te juro que no te habría traído de saber que terminaría...
El cambio desde ese repentino vértigo que nunca se iba del todo a aquella burbuja cálida en que él no había hecho nada malo fue tan brusco que se sintió mareado. Dane intentaba explicarle que hablaría con su padre, que quería que se disculpara con Alex por cómo actuó, que no lo haría regresar ahí si no quería y sin saber que ellos se comportarían mejor al recibirlo.
Y Alex se sentía seguro.
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Alex tiene que hablar
RomanceHay días en que Alex cree que ya todo está bien: tiene un buen trabajo, tiene buenos amigos, tiene un novio al que adora. Y otros días, lo recuerda a él. Por difícil que sea, hay que hablar de las personas que nos dañaron para comenzar a sanar. ➢His...