Cuarta consecuencia

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"Aislar"

2001

Alex recogió sus pertenencias cuando él había dejado el apartamento. Eligió lo que pensaba que era más importante, lo que cabía en un bolso que podía llevar encima sin suponer mayores complicaciones.

Tenía la sensación de que no lo habría dejado ir de otro modo y demasiado miedo para intentarlo. Aún le dolía el moretón de la mandíbula si lo rozaba o abría más la boca. Ni hablar del que le dejó en el pómulo dos días después.

Cuando estuvo seguro de que no abandonaba nada que necesitase, sacó algunos billetes que había guardado en la funda de su almohada y también los guardó. Iba a mitad de la sala cuando vaciló.

El lugar estaba lleno de fotos de ellos. Lo conocía desde hace años, ¿cuánto tiempo estuvieron juntos, antes de decidir mudarse?

¿Y no fue bueno antes?

Tuvo que ejercer una pequeña presión en su mandíbula para recordarse por qué. Por qué no quedaba arreglo. Por qué quería dejarlo. Por qué le tenía miedo.

Inhaló profundo y avanzó hacia la puerta.

No la pudo abrir.

Alex titubeó y volvió a intentar. Introdujo su llave, la vio girar sin éxito. Se sacó la mochila y puso toda la fuerza que tenía en sacudir la estúpida puerta que no cedía.

Eric lo había visto quedarse ahí. Pero él no le dijo que se iría, no le mostró la mochila que tenía bajo la cama. Ni siquiera lo insinuó.

Continuó arremetiendo contra la puerta, en vano. Lo que fuese que le puso, servía para bloquearla desde afuera.

Estaba encerrado. No sólo en el sentido literal; se sentía encerrado.

Sentía que no podría dejarlo, que no podría evitarlo. Que ni haciendo todo lo que se le ocurriese lo lograría. Que era inútil intentar. El miedo era una jaula que le complicaba respirar, pensar.

Entrando en pánico, fue un instinto desarrollado por años de entrenamiento el único que lo ayudó. Regresó al cuarto y batalló con una ventana que tampoco quería abrirse. Cuando se hartó, rompió el cristal.

Estaba en un maldito cuarto piso. Pero algo se le ocurriría.

Había decidido que no habría nadie ahí cuando Eric estuviese de vuelta. Incluso si tenía que hacerlo así, porque si tenía moretones y lo había encerrado, ¿qué sería lo siguiente?

Alex tiene que hablarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora