Epílogo.

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Tiempo después...

- Por el poder que me concede el pueblo de Ankara, pregunto: Joaquín, hijo de Herman, ¿Aceptas a Emilio, hijo de Demir, cómo tu esposo?.

El momento llegó, su corazón palpitó con mayor rapidez, su mirada estaba en todas las personas presentes.

Las lágrimas empañan su vista y la sonrisa se ensancha en su rostro.

- Sí, acepto.

Los aplausos no se hicieron esperar, las personas vitorean la unión de dos almas enamoradas.

- El gobierno me ha otorgado el poder de declararlos esposos frente a todos sus invitados, felicidades.

El juez les dió el cata matrimonial y procedieron a firmarla, la felicidad recorre todo su cuerpo, su corazón se siente tan amado.

Ambos se levantaron, se pusieron frente a frente, todo era un sueño divino del que no quería despertar.

Emilio procedió a levantar el velo que cubría el rostro de su amado, sus miradas fundiéndose y haciendo esa mezcla tan perfecta entre el chocolate y la miel.

Tomó aquel rostro tan hermoso entre sus manos y dejó un beso sobre la frente, jamás le pudo pedir más a la vida que permitirle llegar a este momento, después de la espera, todas las preparaciones para que su boda se diera en el lugar de sus raíces, ese pueblo lleno de naturaleza en Turquía, siguiendo sus tradiciones al pie de la letra.

Por último, el juez les entregó sus documentos y le dieron paso a la celebración.

□•□•□•□•

La noche es preciosa en Ankara.

Había estado ahí en el último mes antes de la boda, le encantaba salir a pasear por los campos, el aire fresco le relajaba todo y ahora, sentado junto a Emilio, junto a su esposo, junto al amor de su vida.

Un escalofrío recorre su cuerpo al recordar todo lo sucedido después de ese encuentro que marcó un antes y un después en su vida.

Terminó la preparatoria, juntos se fueron a Las Vegas y empezó la universidad, estudiando aquello que tanto le apasiona, el diseño.

Todo marchó bien hasta este día, sus familias se mostraron impresionados al conocer su historia y como empezó.

Ahora, con 24 años y Emilio 32, han decido dar ese paso en su vida, contraer matrimonio era algo que ambos soñaban y no veían el día en que sucediera.

La música comienza a sonar, el momento de que bailen ha llegado.

Emilio se levanta de su llegar y le tiende la mano, gustoso la acepta y se dirigen hasta el centro del lugar, uniendo sus cuerpos y moviéndose en un vaivén lento y melodioso.

Se enamoró tanto de la cultura turca, todos esos platillos exquisitos que disfrutaba, la música tan diferente a la del otro lado del mundo, costumbres que poco a poco fue adquiriendo.

El patrimonio de la familia Marcos es extenso, varios terrenos de cultivo en distintos estados, contratos de producción millonarios, lejos de todo eso, no fue todo el dinero lo que le hizo casarse con Emilio.

Fue ese amor que no abandonó su cuerpo desde esa ocasión en que tuvieron su discusión en la cabaña, él nunca llegó a pensar en enamorarse, siempre le pareció una tontería eso de encontrar al amor soñado, entregarse a los brazos de alguien cuando el dolor consumía nuestra alma.

Pero entonces llegó Emilio Marcos, con toda esa sensualidad, la firmeza al hacer aquella propuesta tan indecorosa, conquistó no sólo su piel, también a su corazón.

Es por ello que están ahí, bailando ante la mirada fascinada de la gente, entregándose al momento, a la calidez de sus cuerpos, fundiéndose y amándose.

□•□•□•□•

Un nuevo día le da la bienvenida, el cantar de los pajarillos le hace despertar.

Mira su dedo anular y corrobora que todo fue realidad y ahora su vida tiene un nuevo camino.

Los anillos brillan ante los rayos del sol, se acurruca más al cuerpo ajeno, disfrutando del aroma.

- Buenos días, esposo mío.

- Buenos días, mi amor.

Levantó su rostro para encontrarse con Emilio, adoraba amanecer de esa manera, admirando el rostro somnoliento que hacia al hombre ver más atractivo.

- Joaquín... He estado pensado en algo...

Detengan todo, ¿Emilio Marcos nerviso?, ¿En que momento el sonrojo en las mejillas se hizo presente?.

- ¿Qué ocurre?, ¿Todo bien?.

- Sí, solo que... - Titubeó, ¡Oh por dios, titubeó! - ¿Tú haz pensado en...?.

- ¿En qué? - Preguntó con diversión, mentiría si dice que no disfruta de ver a su esposo así, por lo regular él era el tímido al momento de preguntar algo.

- Ya sabes... Ahora que nos hemos casado, ¿No crees que... Puede ser el momento de... Poder... Ver huellitas traviesas sobre el suelo?, Digo, si aún no estás listo lo comprendo, no quiero presionarte con ello, sabes que estoy dispuesto a esperar el tiempo necesario, podemos planearlo bien y buscar a los mejores especialistas, no es como que ya haya investigado un poco y...

- Quiero una niña que sea idéntica a ti.

Le interrumpió, dejando a Emilio con la boca abierta, él también había estado pensando en ello, sobretodo cuando veía a Emilio convivir con los niños en el pueblo, dándoles regalos y pasando momentos agradables.

- Yo... Joaquín... Yo quiero un niño que tenga tu belleza y ese corazón tan grande...

- Podemos tener ambos, ¿No es así?, Al final del día, Emilio Marcos, eres un Supermacho - Dijo con picardía, lo que le hizo ganarse un beso pasional que sería el principio de un nuevo capítulo erótico en su historia.

Lo prohibido sabe mejor, ¿Verdad?.

FIN.

Fruto Prohibido | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora