02. High.

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Oh que delicioso es el pecado, ¿Verdad?.

Mira por la ventanilla de su auto, Francis conduce debido a que su padre piensa que aún es demasiado joven para conducir y que no podría comprender la responsabilidad de estar detrás del volante.

Algo que le fastidia, en cualquier ocasión esto sería un problema pero esta noche, no.

El maestro Emilio Marcos, después de darle una mamada, dejó una tarjeta en un bolsillo de sus jeans, no entiende muy bien si el sujeto intenta joderle la vida, pero escoger uno de los hoteles pertenecientes a su familia, no es la mejor opción para follar.

- Joven Joaquín, hemos llegado - Francis le regresó a la realidad, mirándole por el espejo retrovisor y sonriéndole.

No sabía cuánto tiempo se había pasado ensimismado en sus pensamientos, agradeciendo al hombre, bajó del auto, indicándole que no le espere, él regresará tarde a casa y pedirá un taxi privado.

Nunca se había sentido tan pequeño, los nervios consumen las fibras de su cuerpo, las palmas de sus manos sudan, inhala y exhala unas cuántas veces antes de decidirse que debe entrar y afrontar las sorpresas que su maestro de cálculo tenga para él.

Con pasos firmes empieza a caminar hacia la entrada del hotel, es bien sabido que el apellido Bondoni es de los más sonados en todo el país, Herman Bondoni es dueño de una de las cadenas de hoteles más grandes, Aileen Gress una diseñadora de modas muy conocida.

Limpia sus palmas en su blazer color beige, su subconsciente solo puede repetirle lo idiota que está siendo al aceptar la propuesta de aquel sujeto, que bien se jacta de ser muy inteligente pero hace cosas estúpidas y sin sentido, si tanto dinero tiene, ¿Por qué no se consigue a alguien más?, Entre tantas personas, ¿Debía escoger a él?.

Emilio Marcos dejó de ser una de sus principales preocupaciones, ahora estaba encargado de mantenerse lejos de la vista de su padre, al ser una cadena de hoteles famosa, la cede principal está en Miami, en el último piso está la oficina de su padre, donde puede disfrutar del amanecer y atardecer.

Personal va y viene y le saludan con una sonrisa amable, no pregunta en recepción sobre la habitación, conoce perfectamente el inicio y final del hotel, así que solo se dirige al elevador y sube hasta el sexto piso, donde empiezan las habitaciones de lujo.

Debe controlarse, solo será sexo, algo que disfruta mucho cuándo se lo ofrecen o algún chico atractivo que capta su atención en la discoteca no se niega ante su coqueteo, disfruta de los encuentros casuales con Diego, solo siendo lo conocido como folla-amigos.

Tan pronto se encuentra en su destino, sale del elevador y empieza su recorrido por el largo pasillo hasta llegar a la última habitación, una suite presidencial con todas las comodidades, se relaja, repitiéndose una y otra vez que solo es sexo, cómo lo tendría con cualquier sujeto, sin ignorar que Emilio Marcos no es cualquier sujeto, es su maestro de cálculo y tiene una enorme bendición entre las piernas.

Estando convencido, pasó la tarjeta-llave por la ranura y la puerta se abrió, su mano tomó el pomo y ahí estaba, apoyado en el respaldo de uno de los sillones, con las piernas cruzadas, una de sus manos sobre el respaldo y la otra sosteniendo un vaso de coñac, mientras un cigarrillo se consume entre sus labios, aún vestido con el traje negro, la camisa suelta de los primeros botones, dejando entrever piel canela, las mangas arremangadas hasta sus codos, los rizos sujetos y los ojos, esos ojos seductores mirándole con deseo, explorando toda su imagen, moviendo el cigarrillo de arriba hacia abajo, un gran bulto bajo el popelin de los pantalones.

¿Qué si se había esforzado para verse bien?, Todo su clóset quedó vacío hasta que encontró las prendas adecuadas, aquel conjunto que, según Diego, es un levanta muertos seguro.

Fruto Prohibido | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora