06. Familia Marcos.

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El día de viajar a Las Vegas llegó.

Mira por la ventanilla del avión mientras en su cabeza las preguntas crean un torbellino insoportable.

¿Por qué sigue ahí?, ¿Qué gana?.

Suelta un suspiro, las indicaciones son emitidas por los altavoces del avión, no presta mucha atención, observa como el avión va desendiendo hasta que está totalmente sobre la tierra.

Una azafata se acerca y da un comunicado, algunas órdenes y les desea una buena estadía.

De a poco las personas empiezan a descender del avión, se siente tenso, toda su fuerza de voluntad está en no abalanzarse sobre su maestro y suplicarle porque le haga ver las estrellas.

No presta mucha atención sobre sus movimientos, se deja guiar por Emilio, paseando entre la gente hasta llegar a las afueras del aeropuerto, donde un BMW de color blanco le espera con las puertas abiertas.

Titubea un poco antes de sujetar la mano del hombre que sostiene la puerta abierta, mira con atención cada detalle del auto, con los asientos en buen estado, un automóvil digno de Emilio Marcos.

Mira por la ventanilla, siempre le ha encantado ir a Las Vegas, en compañía de sus amigos, disfrutar de la ciudad que nunca duerme.

Su ensimasmiento dura poco, siente la mano de Emilio sostener su mano izquierda.

Las palabras quedaron en la punta de su lengua cuando iba a preguntar que sucedía, ver a su maestro colocarle un anillo de compromiso, un anillo bastante costoso por lo que logra descifrar.

- Fingirás ser mi prometido - Habló cortante, mientras acomoda el anillo en su dedo.

El viaje, lejos de sentirse bien, estuvo lleno de tensión, tantas preguntas rondando en su cabeza, porque bien él puede estar disfrutando de las playas de Miami, como le dijo a su padre.

- Llegamos, señor Emilio - El chófer mencionó y le sacó de sus pensamientos.

Pronto, un hombre de altura mediana le abrió la puerta, mirándole confundido, con amabilidad sostuvo la mano que le ofrecía y salió del auto.

Sus ojos quedaron maravillados con la estructura de la mansión, de una arquitectura clásica del movimiento barroco, sus ojos alcanzan a divisar jardines, un invernadero a lado de un lago artificial.

- Vaya, haz llegado a tiempo.

El patriarca de la familia, Demir Marcos, en la entrada de la casa, un porte firme, emanando superioridad y respeto.

Vió con atención a Emilio ir hasta el hombre, dándose un abrazo y una mirada confiada.

- Emilio, hijo.

La mujer extendió sus brazos y, como si aquel león volviera a ser un cachorro, se hundió en los brazos de su madre, dejándole un beso en la frente.

- Te extrañamos tanto.

Dos chicas, que lucen como de su edad, se abalanzaron sobre Emilio, mientras éste les alborota el cabello y ellas replican con molestia.

- ¿Quién es él? - Preguntó una de las gemelas, mirando con suma atención a Joaquín.

Todas las miradas estaban sobre él, el nerviosismo empezaba a trabajar en su contra.

- Familia, él es Joaquín Bondoni, mi prometido - Emilio fue hasta él para acercarlo a su familia, como si se tratase de un trofeo.

- Vaya, eres el prometido de mi hijo... - Demir habló con desdén, examinando a Joaquín con la misma mirada penetrante de Emilio - Entonces, supongo que sabrás cuál es el saludo tradicional.

Fruto Prohibido | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora