¿Qué hacía allí? De verdad, tenía tanto que hacer, no podía estar allí. Tenía un examen de radiología i ecografía en apenas dos semanas, y el de fisiología se acercaba a gran velocidad, y todo el mundo sabe que estudiar la función renal a último momento no es buena idea, puedes volverte loco con el sistema renina-angiotensina. Pero, a pesar de todo, allí estaba el albino, sentado en una mesa en el interior de una agradable cafetería, esperando a su acompañante con el que había quedado unos días atrás.
No estaba seguro de esto, no estaba nada seguro, pero después de pensarlo mucho, había decidido darle una oportunidad al (sorprendentemente) agradable azabache que había acudido a la clínica hace una semana. La principal razón era por que tenía curiosidad, simple y llanamente; la segunda, y tal vez esa tenía más peso al final, era que quería ayudar a Dazai-san, le veía completamente distraído con el tema del concurso y Nakahara-san, nervioso incluso. Aunque el castaño intentara esconderlo, más de una vez lo había pillado rascándose las manos con insistencia, hasta hacerse algunas pequeñas heridas. No le gustaba ver a su amigo así, por lo que quería tratar de ayudarle de alguna forma a través de Akutagawa...eso no era utilizar el interés que tenía el azabache a su favor verdad...?
Sus pensamientos y su valoración de huir a último momento fueron interrumpidos por la presencia de dicho azabache en el local. Vestía una camisa blanca debajo de una chaqueta de cuero de imitación, junto con unos pantalones negros y unas botas bajas del mismo color. Seguía llevando esas gafas de sol que llevaba el día que se vieron en la clínica, suponía que para evitar que lo reconocieran, al fin y al cabo el grupo era bastante conocido, era probable que algún paparazzi estuviera al acecho. Cuando Akutagawa le vio, se dirigió hacia él con una sutil sonrisa y se sentó en frente, para después de cruzarse de piernas observarlo con un interés que avergonzó un poco a Atsushi. Su atuendo era muy diferente al del más alto, él vestía una sudadera llena de color y unos tejanos algo desgarrados junto a unas zapatillas blancas y rojas, pero parece que era del agrado del guitarrista.
- Perdón por llegar tarde, Rashoumon empezaba a maullar cada vez que cerraba la puerta y le dejaba solo.
Eso le hizo gracia a Atsushi, quien rió levemente imaginándose la situación.
- Se veía que te tiene mucho aprecio, los gatos no son tan fríos como piensa la gente, solo son, muy selectivos.
Akutagawa asintió dándole la razón y después cogió la carta para echarle un vistazo.
- ¿Has pedido ya?
- Todavía no, te estaba esperando.
- Entonces elige lo que te apetezca, yo invito. - Al levantar la mirada hacia el albino, Akutagawa vio que este había fruncido el ceño levemente, estando en desacuerdo, aunque él no entendía el problema. - ¿Qué ocurre?
- Lo agradezco pero no es necesario, puedo pagar mi parte.
A pesar de la confusión del azabache, no se atrevió a discutir con Atsushi, quien lo miraba con decisión y sin aceptar nada más que eso, así que se encogió de hombros y dejó la carta a un lado. El más joven se relajó un poco al ver que aceptaba, aunque se sintió un poco mal, seguramente Akutagawa solo había querido tener un detalle con él, pero estaba acostumbrado a que la gente tuviera lástima de él debido a su condición. Sí, tal vez era un estudiante huérfano y sin mucho dinero, pero él había podido ganarse un sitio en el mundo, no necesitaba a nadie que tuviera lástima de él y lo mantuviera como si fuera un inútil.
Tras unos segundos de un silencio algo incómodo, agradeció infinitamente al camarero que les vino a tomar nota y cambió un poco el ambiente. Al irse el chico, Atsushi miró a Akutagawa con interés, habiendo querido hacerle esa pregunta des de la semana pasada a pesar de ya saber la respuesta.
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Backstage (Soukoku)
FanfictionChuuya Nakahara siempre ha tenido el sueño de ser cantante, de poder transmitirle al mundo todo lo que siente y piensa. Osamu Dazai siempre ha encontrado su refugio del mundo que nada significa para él en la música, dónde busca un motivo para seguir...