09

96 31 1
                                    


El día de presentar el proyecto finalmente llegó y con ello no sólo su bolsa de golosinas como recompensa, sino también otra presentación.

El lobo de Taehyung.

Aquel día resultó ser de los más emocionantes y angustiantes de todos pues, aunque Jungkook y Jimin -que ya estaba de regreso- sabían recientemente lo que era el despertar de su lobo, no tenían idea de cómo actuar. Ambos eran omegas.

Taehyung no.

Taehyung estaba seguro de que nunca había visto a su madre conducir tan rápido como cuando la vio llegar a la escuela por ellos en medio de clases, todo porque había devuelto su estómago en el patio cuando no alcanzó a llegar al baño. Sobre todo también porque haber caído desmayado no era para menos. Ni Jungkook ni Jimin se habían alejado de su lado, al igual que la señorita Kang.

Los vestigios borrosos de su memoria le permitían reconocer el camino a casa por las ventanas de la camioneta del abuelo, inclusive recordaba haber tenido la cabeza recostada en el regazo de su mejor amigo quien parecía decirle algo alentador y verse tan preocupado al igual que su madre detrás del volante.

Eunyoung aún se recriminaba no haber previsto que eso pasaría. Los síntomas estuvieron ahí todo el tiempo. Las idas constantes a orinar, el incrementado apego que tenía con Jungkook y su apetito, lo perezoso que se había vuelto, el ansioso comportamiento de Sungnim. Su bebé era un alfa en toda palabra y ella estuvo tan ocupada pensando en su salud mental para haberlo notado entonces.

De cualquier modo lo peor ya había pasado. La fiebre ya no estaba, los vómitos tampoco, después de un par de días logró retener una sopa casera en el estómago y no sólo sueros tomados. Aún se veía desalineado, con ojeras bajo los ojos pese a haber dormido demasiado, con la piel levemente gris apenas recuperando su color habitual, pero lo que no había cambiado en ningún momento era su sonrisa. La que les daba a todos cuando iban a cuidarlo, en especial por lo feliz que estaba de volver a ver a Jungkook.

De haber sabido que ser alfa le impediría tenerlo a su lado por dos días, se habría negado de ser posible. Las constantes disculpas del joven omega por alterar sus hormonas con su cercanía tampoco ayudaban.

Enhorabuena eso ya no pasaba, así que podía volver a dormir con él y no en la habitación de invitados sólito. Estaban tomando una siesta en la tarde cuando Taehyung perdió su vista en la ventana con una nueva idea.

—Hay que llevarlo al bosque.

Jungkook abrió los ojos a su lado, saliendo de su lúcido sueño.

—¿Al bosque?

—Tiene que nacer en el bosque —añadió en respuesta, mirando el huevo en su nido dentro del canasto, sobre el baúl frente a la cama—. Ahí encontramos a su mamá. Es bueno que esté en contacto con la naturaleza.

—Pero no sabemos si ella regresara —Jungkook se sentó en la cama, mirándolo desde arriba pues el ahora joven alfa que olía a amargas semillas de cacao se mantenía recostando la espalda en una montaña de almohadas—. Si está solo podría infectarse de bacterias y más cosas.

Taehyung frunció la boca en un puchero, pensándolo otra vez.

—Mmh. Tienes razón.

—Podríamos dejar que nazca en el bosque y luego traerlo aquí para cuidarlo bien —dijo Jungkook buscando subirle el ánimo.

Lo consiguió exitosamente, haciendo que los ojitos del cachorro alfa brillasen otra vez.

—Vamos entonces.

—¿Ahora? —cuestionó viéndolo intentando sentarse, no olvidando que Taehyung aún no tenía fuerzas del todo—. Aun no te recuperas.

—Mientras más tiempo pase en su entorno natural antes de salir, mejor será. Como los cachorros que escuchan las voces de sus padres en el vientre. Podría hacerle bien sentir que está en un ambiente más natural.

Taehyung intentó desplazarse a la orilla de la cama, sintiendo las piernas pesadas y temblorosas. Si tuviera que explicar cómo se veía a sí mismo, diría que veía a su lobo interior con las patas temblorosas como él y sin saber andar aún. Como un cachorro recién nacido.

Claro que eso también lo advirtió el otro cachorro.

—Bien, pero yo lo llevo —le dijo empujándolo suavemente por los hombros para hacerlo recostarse en la posición inicial—. Tú aun no puedes levantarte. Lo cuidaré por los dos y antes de que haga frío regresaré.

Sintiéndose obediente de pronto, Taehyung accedió, viendo cómo su mejor amigo se calzaba sus zapatos y recogía el canasto del baúl.

—Serás un buen padre, Kookie Koo.

El aludido dejó de revisar que el huevo estuviera en perfecto estado para llevarlo al bosque. Sus miradas se conectaron y fue como si las nuevas figuras y colores del cascarón ya no fueran tan importantes porque aquel cachorro alfa lo era todo con sus palabras.

Sin poderlo reprimir y con las mejillas arreboladas, Jungkook se acercó a tatuar un besito en su frente, escuchando a su lobo decirle al otro que tuviera una buena recuperación.

—Y tú uno grandioso —le había dicho al alejarse, antes de salir de la habitación.

De eso hacia una semana. Tristemente Taehyung aún no se sentía bien, pues el proceso de un alfa era mucho más agotador para algunas personas, al igual que le sucedió al tío de Taehyung, Seokjin, un alfa que había conocido una vez.

Jungkook había cumplido su palabra llevando el huevo al bosque después de clase mientras le daba oportunidad a Taehyung de descansar sin su aroma presente para enfermarlo. Aún necesitaba tiempo para adaptarse a tantos olores rodeándolo, pero al menos las náuseas ya eran un tema viejo.

Ese día no sería la excepción.

Era diecisiete de Abril. El inicio de la primavera según la mitología germánica. El huevo ya había alcanzado todos los colores del arcoíris con distintas figuras y franjas. Estaban seguros que se abriría ese día por lo que Jimin se había ofrecido a ir con Jungkook en el autobús para ayudar a Taehyung a llegar al bosque y ver juntos el magnífico momento.

—Pst.

Dejó de fantasear con el futuro próximo, buscando a su alrededor el origen del sonido. Se repitió a su espalda, encontrando a Jimin oculto detrás de una columna.

—Jungkook —lo llamó en un susurro, pidiéndole con la mano que fuera con él.

—¿Qué sucede? —preguntó cuándo se acercó lleno de confusión.

Se suponía que Jimin había ido a recoger una libreta que olvidó en el salón, mientras él lo esperaba afuera de la escuela. No entendía por qué tanto misterio de la nada, ni por qué tendrían que ocultarse.

—Necesito decirte algo antes de irnos.

Jungkook lo sabía. Él sabía que no todo podía ser perfecto.

—Es sobre Cooky.

La felicidad no podía durar para siempre.



🐇🐇🐇


muchas gracias por darle una oportunidad ;^;


💚✨

Fluffy like cotton / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora