—Parece una pelusa.
Fue la suave y nítida voz la que lo hizo dejar de ver el tierno cuerpecito durmiente entre las mantitas. Ambos se hallaban arrodillados en el suelo, mirando la pequeña incubadora que el abuelo Kim convenientemente conservaba entre sus cosas más novedosas. En ella, a través del cristal, dormía un único conejito más pequeño que sus manos, respirando con velocidad.
De acuerdo a los exámenes que el abuelo de Taehyung le hizo, todo parecía estar en perfecto estado con él; de buen tamaño, peso, pelaje escaso y piel rosada, párpados, orejas, patas, cola. Era un conejito saludable, casi podía afirmar que habría nacido en una camada de no ser por lo que los cinco vieron la noche anterior.
Lo habían tocado pocas veces antes de refugiarlo en el calor y seguridad de la incubadora que abarcaba el tamaño de una pequeña caja de zapatos. Usualmente usaban guantes para tocarlo y darle de comer con una jeringa pequeña cada cuarenta minutos, todo para prevenir que pudieran pasarle alguna infección estando tan pequeño y sin una madre común que cuidara de él. Fuera de eso, seguía todo en orden. Su conejito se alimentaba muy bien, y pese a que su pelito era poco, Jungkook tenía razón. Parecía una linda pelusa con motas de algodón en el cuerpo.
—Ponle nombre —dijo Taehyung, mirándolo de costado a lo que Jungkook se mostró confundido.
—Acordamos que sería Cooky.
—Yo dije que sería Cooky. Pero tú lo salvaste. No estaría aquí si no hubieras actuado rápido. Ponlo tú.
Eso le sacó una sonrisa a los cachorros, alegres de que ya hubiera pasado lo peor.
—Jimin también tiene crédito.
—Le volveré a agradecer el lunes. Aquí estás tú y es nuestro. Quiero que tú le pongas un nombre.
¿Y qué nombre? Se preguntaban.
¿Cuántas maravillas no habían pasado desde su nacimiento? Las flores, los animales, y que decir de los extraños y mágicos huevos coloridos que aparecieron de la nada aquella tarde con dulces y chocolates en el interior.
—Un nombre para un bebé suave y esponjoso como un algodón —recitó observando el conejito dormir sin saber todo lo que causó durante su espera. Una sonrisa grande se dibujó en sus labios—. Ya sé.
¿Cuántas cosas faltaban por suceder gracias a él?
Paralelo a la felicidad de los cachorros Kim y Jeon, un suceso igual de surrealista se llevaba a cabo en el interior del bosque a las once con cincuenta de la noche.
¿Y por qué tan tarde? Se preguntaron después. La respuesta era simple.
Yeongjae no podía dejar que alguien lo viera husmeando en la propiedad Kim. No estaba dispuesto a ser señalado sólo por buscar alguna recompensa.
Los rumores de que en aquella granja aparecían huevos mágicos con dulces corrieron sin demora el día anterior y el actual, haciendo que se sintiera inmensamente celoso, molesto y curioso.
Si esos dulces que vio que los demás niños llevaban eran reales ¿Por qué estaban ahí?
¿Por qué todo lo bueno le tenía que pasar a Kim Taehyung?
Eso lo había empujado a acompañar a sus hermanos mayores a ir de visita a la casa de su tío, cosa que no planeaba hacer hasta que se enteró de la noticia. Definitivamente no estaba seguro de tolerar otro fin de semana con sus hermanos idiotas que sólo lo sermoneaban por sus acciones y ser un chico tan irreverente como irritante e inmaduro.
Estaba seguro que terminaría matándolos si conseguían sacarlo de quicio, no importaba cuanto dijera su tía que debían amarse. Eso jamás pasaría.
Nunca jamás.
Causar problemas era lo que gozaba. Alimentarse del dolor de otros era lo que más lo divertía. Pero también era codicioso y no dejaría su orgullo de lado para buscar huevos con los demás. Por eso escaparse de casa de su tío era una mejor opción.
Algunas maldiciones masculladas más tarde, encontró lo que parecía estarle jugando una broma de mal gusto.
—¿Y tú qué miras? —pero el conejo de dos colores no se movió de su camino, así que Yeongjae lo alejó de una patada—. Cosa de mierda.
Para su sorpresa lo que encontró a sus pies, y lo que curiosamente el conejo protegía bajo su cuerpo, era un huevo de colores. Estos variaban entre el magenta, el naranja y el amarillo, con triángulos y círculos.
—¿Qué es esto? —cuestionó levantándolo.
Lo olfateo, abriendo los ojos en grande, no pudiendo esperar rompió el cascarón topándose con una barrita de chocolate. Sin reparar más la comió de un bocado, degustando un exquisito sabor como ningún otro. Casi podía afirmar que sus papilas gustativas estallaban en todo su ser, llenándolo de euforia.
Luego todo eso desapareció.
El dulce chocolate fue inesperadamente suplantado por un nauseabundo y terroso sabor. Yeongjae escupió lo poco que le quedaba en la boca, tosiendo lo que picaba al inicio de su garganta.
—¡Qué asco!
Yeongjae era un beta rudo, sin empatía, sin remordimiento y sin corazón. Alguien en sus casi quince años que no tenía ningún plan a futuro más allá que el de vivir causando dolor al resto. Era consciente de eso.
También lo era de los cientos de conejos que de pronto se asomaron de todos los rincones. De los troncos huecos, la hierba alta, las flores, las rocas. Los ojitos rojos y oscuros brillando en su dirección le helaron los huesos, haciéndolo tragar pesado. No pudo hacer lo último.
Su garganta se empezó a obstruir, faltándole el aire, y tuvo que toser fuerte para sacar lo que la cubría.
Su expresión se horrorizo al ver cómo escupía pequeños y gordos gusanos verdes entre la espesa saliva, junto a pequeños trozos de chocolate.
Yeongjae gritó tanto como su voz le permitió pues el aire se le hacía tan corto que apenas conservaba un hilo de voz, incapaz de enfocar su visión correctamente.
—¡Hey! —el abuelo Kim exclamó apuntándolo con la linterna que cargaba, con Sungnim a su lado ladrando en su dirección—. ¿Qué haces en mi propiedad?
Yeongjae perdió gran parte de la visión con el rayo de luz en sus ojos irritados, más no fue impedimento para que viera a los cientos de conejos brincar tras él, asustándolo debido al reciente mareo, náuseas y visión distorsionada.
Lo último que el abuelo Kim vio del irreconocible intruso fue su espalda huyendo a lo lejos, siendo perseguido por más conejos y liebres de los que creyó haber visto alguna vez cerca de su hogar.
El destino de Yeongjae se convirtió en silencio al cabo de unos minutos, con el agua del río a algunos metros de ahí opacando sus casi indistinguibles gritos de terror.
🐇🐇🐇
en todos los cuentos irá a morir el antagonista? lo averiguaremos también ajsjajjs
gracias por leer 💚
💚✨

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Fluffy like cotton / TaeKook
Storie brevi"Y la fantasía puede hacerse realidad" Segundo fragmento de "Cuentos de Temporada", una colección de cuentos cortos dedicada a mis cinco temporadas favoritas. 🌸San Valentín 🐇Pascua🐇 Halloween Día de Muertos Noche buena/Navidad Omegaverse Alfa! Ta...