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No solía despertar fácilmente, al menos no en su hogar puesto que la presencia del resto de su familia era casi nula. Sus padres salían muy temprano en la mañana hacia el bufete de abogados, alguno pasaba por él al salir de clases y después lo dejarían en casa de uno de sus tíos para volver al trabajo hasta las ocho de la noche. Ellos se encargaban de llevarlo en el auto a clases, motivo inicial por el que siempre llegaba temprano, el tiempo suficiente para ver cómo el patio se llevaba de más niños y el conserje terminaba de abrir los salones. Su hermano mayor era un tema quizá más lejano. Hacía tanto que dejó de pedirle ayuda para hacer tarea desde que vio que pasaba noches enteras trabajando en sus propios proyectos de la universidad y con la novedad de que ya estaba instalándose en un departamento más cerca del campus con sus amigos, eso lo dejaba con menos tiempo de verlo en casa. Pero no había problema. Jungkook no lo sentía así, no era como que hubiera sido diferente antes. Sólo que la distancia se había extendido más, no siendo una molestia. Jungkook podía vivir con ello.

Lo que definitivamente volvía su sueño ligero era cuando pasaba la noche en el cálido y acogedor hogar Kim, donde la señora Kim le sonreía de forma agradable, y el abuelo Kim le hablaba de sus conocimientos en veterinaria.

Pero primero estaba Taehyung, con quien compartía el mismo aire, con quien aprendió a escribir y a leer, con quien podía reírse tanto como su estómago le permitiera, y que no le gustaba mucho la idea de llevarlo a su hogar tan frío y solo.

—¿Tae? —lo llamó, irguiéndose en la cama, frotándose un ojito con la mano. Era imposible ignorar a su lobo ahora, siendo éste quién advirtió de la separación del otro cachorro. El lugar de Taehyung en la cama se estaba enfriando. Al lobo de Jungkook no le gustó eso—. ¿A dónde vas?

Eran las dos de la mañana, lo sabía por el reloj digital en el escritorio de Taehyung al otro lado de la habitación. No podía pensar en un motivo para que se hubiera levantado, yéndose de su lado cuando ambos dormían cómodos compartiendo la cama de Taehyung en la fría noche.

—A la cocina —murmuro cabizbajo.

A Jungkook le tomó un par de parpadeos entender a lo que se refería, viéndolo de pie junto a la puerta, listo para girar el pomo. Y tampoco era una molestia que su mejor amigo, cómplice de travesuras, no lo hubiera ni siquiera despertado para pedirle que lo acompañara. Claro que no, porque el sueño de Jungkook era otro asunto que se había sumado desde su presentación como omega.

Al parecer a su lobo le gustaba dormir mucho más de lo necesario, y Taehyung no disfrutaba de interrumpirlo cuando lo veía tan cómodo.

—Tú... ¿Quieres hacer lo del conejo?

Taehyung se mordió el labio, girándose hacia él.

—¿No te da curiosidad?

—Los conejos no ponen huevos.

—Ya sé, pero ¿Y si sí? —inquirió acercándose a la cama unos pasos. El cachorro omega frunció las cejas, dubitativo—. ¿Crees que estoy loco?

—No —respondió rápidamente, preocupado de que el otro creyera que él pensaba eso—, pero no quiero que te desilusiones si nada ocurre. N-Nos ponemos tristes cuando tú lo estás.

Llevó una mano a su pecho al decirlo, refiriéndose a él y su nueva consciencia, la misma que ya le había interiorizado aquel malestar cada vez que Taehyung no dibujaba una sonrisa en su rostro con ojitos brillantes.

Esa sensación no era agradable, se lo había intentado explicar muchas veces. Taehyung lo entendía poco, y era eso lo que lo llevaba siempre a asegurarse que el omega estuviera bien.

—Estaré bien, Jungkookie —le dijo tomando sus manos, transmitiéndole su confianza mediante el gesto y una de sus alentadoras sonrisas—. Lo prometo. Sólo- Sería un buen experimento ¿no?

No debía decirlo dos veces. Jungkook sabía que podía confiar en esa persona antes que en los que llamaba familia. ¿Y cómo oponerse a esos ojitos?

—De acuerdo.

El trayecto a la cocina y de regreso fue rápido en lo que la perspectiva de Jungkook se trataba. Mientras él cuidaba al conejo en la jaula donde fue trasladado para su recuperación en la habitación donde dormían, Taehyung había salido de ahí. Fueron quizá tres minutos, no lo supo, pues todo el tiempo se dedicó a hablarle al conejo viendo que ya estaba más despierto, pidiéndole disculpas al no poder darle nada de agua aún. Inclusive se tomó el tiempo de explicarle que el abuelo Kim había dicho que era por el sedante que tuvo que usar para ayudarlo.

No sabía si eso también era parte de su lobo presente el que se preocupaba por cualquier animal en su entorno o que siempre había sido así y la falta de una mascota en casa le hacía difícil saberlo.

—Esperamos que esto no te moleste, pero si pudieras dejar un conejito en el huevo sería grandioso —le dijo como última cosa mientras lo levantaba de las patas delanteras y dejaba que Taehyung pusiera uno de los huevos de la cocina debajo de él, cubierto bajo todo el pelaje esponjoso.

—¿Qué crees que deba ocurrir? —preguntó Taehyung después de que hubieron cerrado la jaula.

—No tengo idea. Sólo está dormido. Debe tener hambre.

Jungkook suspiró con pena por ese pensamiento, acariciando con la punta de los dedos el pelaje entre las orejas del conejo a través de la rendija. El cachorro mayor soltó una risita por la imagen, abrazando a su amigo de costado por los hombros, apoyando la barbilla en el hombro ajeno mientras los balanceaba suavemente de lado a lado. Jungkook sonrió instantáneamente, arrugando la nariz y el borde de sus ojos.

—¿Qué?

—Si sale un conejo de ahí, se llamará Cooky.

—¿Cooky?

—Mhm —afirmó sin dejar el balanceo, mirando entonces al conejo en la jaula—. Porque pareces un conejo. Así que el conejo del huevo se parecería a ti. Tú eres Jungkookie, así que él será Cooky.

El pequeño omega soltó una risita, propinándole un suave golpe con el codo en las costillas, apartándolo. La risa de Taehyung fue cortada por un bostezo.

—Mejor vamos a dormir —dijo Jungkook tomándolo de la mano, guiándolos de regreso a la cama—. No creo que vaya a irse a algún lado.

Se arroparon mutuamente bajo las sábanas, sobre sus costados, encarándose.

—Buenas noches, Kookie Koo.

—Buenas noches, Hyungie Hyung.

Jungkook rio bajito, dándole su mano porque Taehyung disfrutaba de abrazar cosas al dormir y aquel gesto sólo lo ayudaba. Ya sabía que en algún momento iría a reemplazar su almohada con él. Era así desde que se conocieron y compartían futón al dormir en la estancia donde sus padres iban a recogerlos.

Tal vez era infantil que siguieran usando los motes que solían usar cuando antes no podían pronunciar correctamente sus nombres.

De nuevo, nada de eso era algo que le molestara y que, al contrario, hacía a su lobito muy, muy feliz.



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gracias por leer c:


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Fluffy like cotton / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora