No creía que un niño de su edad pudiera atravesar tantas decepciones. Como la vez que perdió uno de sus dientes de leche y dejó una nota bajo la almohada pidiéndole perdón al ratón de los dientes por su descuido. O cuando accidentalmente hizo enfermar a Jungkook preparando pastelitos de chocolate solo, olvidando que debían hornearse en el horno y no en el microondas. Oh, también estaba la vez que no alcanzaron boletos para ir a la feria ambulante aunque habían reunido dinero vendiendo algunos dulces a sus compañeros.
Tal vez exageraba, pero definitivamente la decepción formaba parte de su vida otra vez, viendo el nido de paja vacío, porque era el último que habían revisado como todos los demás. Las gallinas simplemente no habían puesto nada, lo que terminaba con las ilusiones de Taehyung de poder incubar un huevo fértil que les dijera a todos que podría hacer esa clase de cosas bien.
Sabía que Jungkook tenía razón al decir que no por eso era el fin del mundo y que de todas formas harían un excelente trabajo, todo porque le hería verlo así. A Taehyung realmente le gustaría saber a qué se refería con que su lobo se ponía triste con él, pero no tenía cabeza para procesarlo en ese momento. No cuando suspiraba cabizbajo, sentado en las escaleras de la puerta principal, dejándose abrazar por el omega y siendo recíproco.
También por los constantes ladridos del perro de su abuelo, un enorme y peludo samoyedo blanco. El ruido arruinaba la paz que quería recibir de Jungkook, por lo que viró hacia donde el can se encontraba en el límite del bosque, y podría haberse preguntado lo qué le ocurría de no ser porque de pronto se infiltró como si estuviera persiguiendo algo.
¿A dónde iba?
Juntos fueron tras él, porque no creían que fuera nada malo y nadie más que ellos se habían percatado de lo sucedido.
—¡Sungnim! —gritó Taehyung al inicio del bosque.
A idea suya se separaron en donde creían que podría estar, siguiendo los ladridos y gruñidos ansiosos. Cuando Taehyung había recorrido algunos tramos llamándolo sin éxito de hacerlo volver, la voz de Jungkook lo hizo correr en una nueva dirección.
—¡Tae! —decía desde alguna parte.
A pasos grandes se reencontró con su mejor amigo que intentaba sostener al perro por el collar casi oculto entre tanto pelaje, pues éste no lo obedecía cuando le ordenaba mantenerse en su lugar.
Era una suerte que a Taehyung si le hiciera caso.
—Sungnim, alto.
El perro dejó de forcejear dándoles oportunidad de ver hacia donde continuaba gruñendo en el césped alto. Les costó reconocer aquella masa de pelo colorido como lo que era. Claro que cuando el abuelo Kim fue guiado al lugar sólo necesitó verlo apenas dos segundos de lejos gracias a su experiencia. Eso los llevaba al consultorio dentro del granero, donde un par de infantes prestaban absoluta atención al adulto veterinario revisando al conejo herido sobre una de sus mesas de observación.
—Ah, sí. Parece que se clavó una gran espina —comentaba el abuelo Kim detrás de sus gafas de aumento que usaba en ocasiones como esa cuando debía calzarse un par de guantes clínicos y usar un juego de pinzas esterilizadas para extraer lo que había perforado una de las patas traseras del animalito—. Miren el tamaño de esta cosa.
Ambos exclamaron sorprendidos por la enorme espina untada en sangre oscura, que tuvo un nuevo lugar en otra mesita.
—¿Estará bien? —preguntó Jungkook varios minutos después cuando el abuelo de su mejor amigo terminó de limpiar sobre la sutura del conejo anestesiado, finalizando su labor.
—Sí. Sólo necesita reponerse unos días y podrá volver al bosque. ¿Qué dicen si le hacen compañía en la noche? No es un huevo, pero pueden empezar por ahí.
Taehyung sonrió por la idea cuando su madre emergió por la entrada del consultorio.
—Chicos, la cena está lista.
—¡Excelente! —soltó alegre el abuelo Kim, deshaciendo el nudo del mandil que traía encima—. Moría de hambre ¿Qué dices tú, compañero? —le habló al conejo adormecido sobre una canasta de plástico y pañuelos limpios—. ¿Se te antoja un huevo?
Después de eso se rio alto, la señora Kim rodó los ojos retirándose de regreso a la casa. El abuelo de Taehyung dejó el mandil en un perchero, procediendo a lavarse las manos, mermando su risa.
—Lo siento. Es una vieja broma.
—¿Una broma? —preguntó Taehyung. El adulto arrancó algunas servilletas de papel para terminar de secarse y quitar todo rastro de polvo de los guantes que antes usó, tirándolos en el bote de basura.
—Es un rumor que decían en la universidad. ¿Sabían que hay un conejo en la luna? Se ve mejor en la luna llena, pero, bueno. Solían jugar con que si le dabas un huevo a un conejo con más de un color en luna llena, su fertilidad sería tan alta que con la magia del conejo en la luna pondría un conejo dentro del huevo.
Tal vez los ojitos de Taehyung no habrían brillado como lo hicieron si no hubiera relatado aquello con aires misteriosos y fantásticos, señalando el enorme satélite redondo en lo alto del cielo de esa noche.
—¿En serio?
—Es sólo un juego, hijo —le dijo pasando a su lado, directo a la salida donde la cena lo llamaba en casa—. No te preocupes.
—Abuelo Kim —lo detuvo Jungkook—. ¿Por qué es eso divertido?
—Porque los conejos no ponen huevos —respondió como si no fuera demasiado obvio—. Decíamos que los conejos eran mágicos y que venían de la luna. Y que si lo lograbas entonces habrías hecho lo imposible o te volviste loco.
Y quizá esa idea no sonaba tan descabellada a los oídos de cierto cachorro que miraba detenidamente al conejo negro con manchas blancas.
🐇🐇🐇
no profundice en la época en que se desarrolla esto, pero cuando la escribí me imaginaba algo entre los 80s y los 90s ajjsjajs, no hay celulares como ahora, no hay tv por cable, no usan wifi y así
gracias por leer c:
💚✨

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Fluffy like cotton / TaeKook
Conto"Y la fantasía puede hacerse realidad" Segundo fragmento de "Cuentos de Temporada", una colección de cuentos cortos dedicada a mis cinco temporadas favoritas. 🌸San Valentín 🐇Pascua🐇 Halloween Día de Muertos Noche buena/Navidad Omegaverse Alfa! Ta...