Panico y vacío

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Valentina tenía un vaso de mezcal en su mano. Recostada sobre el camastro frente la piscina de la casa de su familia. Tenía años sin vivir ahí, aunque habitualmente visitaba a su padre y a su sobrina.

Esta visita había tardado más de lo habitual, era el tercer día que dormía ahí y también era el tercer día que tomaba sin parar.
Estar ahí no la hacía sentir bien, sentarse ahí a recordar su primer beso con Juliana, las tardes donde todos se reunían para ver las primeras clases de natación de Elena. Su papá, Lupe, con quien después de un inicio complicado, tenía una relación increíble, Lupe la quería como una hija y Valentina también la había llegado a ver como una segunda madre, o tercera si contaba a Chivis. En esas reuniones estaban todos disfrutando, Juliana dentro de la piscina sosteniendo a Elena sonriendo, guiñándole el ojo y sonriendo a Valentina cada que sus miradas se cruzaban. Tenía todo lo que pudo soñar, eran tan felices, por fin su familia completa sin narcos, sin delincuencia sin dramas, sin secretos. ¿Por qué todo se había ido?

- Me dijo mi papá que llevas muchos días aquí. Dijo Guille sentándose a lado de ella.

- Están arreglando mi departamento. Dijo sería casi sin mirar a verlo.

- ¿Qué había mal con el?

- Lo están remodelando. Contesto evasiva, parándose a servir otro trago a la barra para terminar con esa conversación. Sabía que el que Guille estuviera ahí haciendo tantas preguntas era una intervención más de su familia. Pero no necesitaba palabras, consejos ni compañía. Tenía un hueco en el pecho, el mismo que tuvo desde murió su mamá, aquel que una vez llenó Juliana.

- Es la quinta vez que lo remodelan Vale

- Lo van a poner a la venta por eso necesito que esté bien.

- Es el departamento de mamá, no lo puedes vender. Contesto molesto.

- No puedo vivir ahí ya, hay muchos recuerdos. Sus ojos se pusieron acuosos y su voz se entrecortó.

- Valentina, ven deja eso un segundo. Jalo su mano para  tomarla, quitando el vaso nuevo que acababa de servir.

- No Guille, no quiero hablar. Soltó la mano de su hermano y bebió de un solo trago el contenido del vaso.

- Ok, ese departamento es tuyo y puedes hacer con el lo que quieras. Pero no importa el lugar donde estés, ni cuántas veces lo remodeles. Tienes que sanar tú, vuelve a terapia, deja ir las cosas Vale, te estás saboteando y nos duele verlo.

- Perdón Guille pero no me puedes pedir que deje ir las cosas, no sabes que es lo que estoy sintiendo. Su voz era calmada e inexpresiva.

- Tienes razón, perdón si fui....

- Voy a salir a comprar más. Dijo tomando la botella vacía, interrumpiendo a su hermano mayor.

"Cómo si fuera tan fácil. Tres terapeutas distintos y todos dicen lo mismo. Nada me ha ayudado a sentir algo, ya estoy harta"

Valentina pensó mientras se subía a su auto, pocas veces conducía ella pero necesitaba estar sola. Tal vez estar en casa de su familia no era tan buena idea después de todo. 

Conducía rápido sin saber bien a donde ir, escuchaba la radio y cantaba cualquier canción que tocaban. Un anuncio comercial sonó haciendo que Valentina intentará cambiar la estación, no quería escuchar comerciales, quería cantar y olvidarse de todo. "Fashion Fest en CDMX show run estelar de JV by Juliana Valdés"

Sus pulsaciones se aceleraron, comenzó a sentir angustia, pánico, giró el volante de repente para salir del camino haciendo que los vehículos silbaran reprochando su imprudencia.
Detuvo el vehículo, se llevó las manos a cara, le costaba respirar. Estaba aquí. Juliana estaba en la misma ciudad que ella.

Nuevos adiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora