Sal

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La noche de la pasarela fue mágica. Continuaron la celebración en la terraza del hotel donde Juliana se hospedaba, incluso Lupe, Panchito y el chino estuvieron ahí.

Valentina y Juliana pasaron toda la velada bailando, riendo, ninguna de las dos podía quitar sus miradas y manos de encima. Y una vez más pasaron la noche juntas.

- ¿No lo puedes retrasar? No se, al menos a mañana. Ok, haré mis maletas y me despido de mi mamá. No, que me recojan en el departamento de Lupe por fa.

Esa fue lo que despertó a Valentina a la mañana siguiente. La voz de Juliana hablando por teléfono. Su corazón se apretó.

- ¿Te vas hoy? Le interrumpió con la voz aún dormida pero sin disimular la tristeza y decepción.
- Te llamó más tarde. Juliana colgó el teléfono para voltear a ver a Valentina quien ya estaba sentada recargada en la cabecera cubriendo su cuerpo solo con la sábana.

- Val, buenos días. Le dijo Juliana intentando evadir la respuesta. Sabía que este momento tendría que llegar.

- Buenos días Juls. Le dijo viéndola fijamente esperando una respuesta.

- Si, pensé que lo podía mover pero tengo compromisos en Madrid mañana por la noche.

Valentina no pudo disimular su decepción, también se sentía un poco traicionada.

- Hey Val, puedes ir a verme cuando quieras.

Valentina estaba conteniendo las lágrimas.

- Si, tienes razón. Le dijo sin mirar a verla.
Valentina se paró sin importar estar desnuda, y se fue directo al baño.

Juliana se llevó las manos a la cabeza y suspiró.

Cuando Valentina salió del baño Juliana estaba  empacando sus cosas. Valentina se vistió con el mismo vestido que usó el día anterior. Todo en silencio, todo incomodo.

- Creo que me voy para que aproveches el día. Le dijo fría Valentina.

Juliana dejó su maleta para ir hacia Juliana. La tomó por el brazo para atraerla hacia ella. Unió su frente a la de Valentina y suspiró tan fuerte como si quisiera inhalarla toda.

Esa cercanía era lo único que Valentina necesitaba para abrirse, para mostrarse vulnerable y expresar lo que realmente pasaba por su mente y corazón.
No había más era ahora o nunca.

- ¿Qué pasará conmigo? ¿Con nosotras?
Juliana cerró sus ojos intentando encontrar una respuesta, pero la verdad es que no la tenía.
- Val, te amo.
Valentina cerró la cercanía de sus rostros y la besó lentamente, una lágrima corrió por su mejilla. Sabía que no venía algo bueno.
- ¿pero? Le preguntó con la voz quebrada la castaña.
- No tengo una respuesta, mi vida ahora está en España. Y estoy haciendo lo que amo.
- Yo puedo ir allá Juls. Le dijo tomando sus manos y besándolas casi en una súplica.
- ¿Pero es lo que realmente quieres? No quiero que estés en un país que no quieres, que cambies todo, solo por mi.
- Parece que no quieres que estemos juntas.
- Solo se que te amo y que esa sensación jamás se irá.
Juliana derramó un par de lágrimas también.
- No puedo volver a pasar por esto Juliana. No es justo. Le dijo con la voz baja.
- Yo se.
- ¿Es un adiós entonces? Le preguntó completamente rota y temiendo la respuesta.
Juliana besó de nuevo sus labios, esta vez sus besos eran salados pues la morena también derramó lágrimas que no podía contener.

No hacía falta una respuesta. Ambas sabían.
- Te amo. Le dijo Juliana.
- Te amo. Respondió Valentina.

Era una sensación extraña para Valentina. Aunque estaba dolida por el hecho de que una vez más sus caminos se separaban. Tenía la certeza que Juliana la amaba, y que a veces el amor no era suficiente.

Esta vez haría todo para estar bien, por ella misma, por el gran amor que se tuvieron y qué tal vez se tendrían por siempre.

Nuevos adiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora