Capitulo 4

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—Hijo, ¿volverás a casa? Lo siento mucho... No debí haber actuado así.

—No te disculpes, te lo oculte, es común enojarse.

—Te extrañamos.

—Yo igual, pero conseguí un departamento. Tengo 25 años, me niego a vivir con ustedes de nuevo.

—La casa se sentirá rara sin tí.

—Los iré a visitar... Bien, mamá, tengo que ir a trabajar.

—¡Trabajas mucho! Tienes que descansar.

—Tranquila mamá, lo hago con un fin. ¡Adiós! Te amo— Naruto cortó la llamada mientras se colocaba el uniforme.

—Se me hará tarde si como algo ahora— susurró. Acto seguido se dirigía al trabajo.

~❀~

H

inata se encontraba en una cena con varios hombres. Estos eran uno de los mayores accionistas de la empresa.

—Que gusto tenerte aquí, Hinata— rió— Neji nunca nos quiere acompañar.

—Es un gusto— intentó sonreír.

—Mi día empezó bien, estoy compartiendo la mesa con una mujer hermosa.

—Increíble— dijeron al unisono los hombres.

Hinata se sentía incómoda, parecía que tenían otras intenciones.

—Señorita Hinata, nos pone tan felíz, es una mujer muy madura— comenzó a tocarle el hombro y bajar su mano.

—Disculpe, pero vine a hablar de negocios.

—Oh no... Usted deje ese trabajo para su primo, divirtámonos esta noche — el viejo rió tan sádicamente que ella definitivamente estaba asustada.

La estaban hostigando sexualmente y ella se sentía tan impotente de no poder decir nada, ella era Hinata Hyūga, la mujer que no se deja pisotear ni humillar. ¿Por qué le costó tanto poner un límite?

—Lo siento, debo irme...— se levantó tomando su bolso y salió del restaurante.

Se sentía nerviosa, estaba tensa, tenía ganas de llorar pero iba manejando. No podía arriesgarse tanto por unas personas que no la respetaban.

Vió un lavadero de autos e ingresó. Mientras las máquinas hacia lo suyo ella lloraba desconsoladamente.

Golpeó el volante de la rabia, el maquillaje se le corrió con las lágrimas. Cuando menos lo pensó el auto salió al exterior impecable. Intentó secarse las lágrimas y notó que alguien estaba parado frente al vidrio de su puerta.

—¿Eh?— forzó sus ojos cristalizados para distinguir quién era. Se dió cuenta que esa persona trabajaba allí pero...

—¿Naruto?

—¿Te encuentras bien?

—Si... Estoy genial.

—Tus ojos dicen algo completamente diferente.

—No importa. ¿Cuánto es?

—Tómalo como regalo de cumpleaños. Pero no comí nada, así que por favor, invítame un almuerzo.

—¿Qué?— preguntó incrédula.

—Lo que escuchaste.

—¿Terminaste de trabajar?

—¡Por supuesto!— sonrió.

Después de unos minutos ambos se encontraban frente a frente almorzando filete.

—Ahora puedes decirme por qué estabas llorando...

—Hoy es mi cumpleaños y no tuve felicitaciones, sino...

—¿Sino?

—Nada, no obtuve nada.

—Debe ser duro para tí...

—Naruto.

—¿Si?

—¿Tú sabes el punto débil de Neji?

—Otra vez con ésa pelea innecesaria... No puedo decir nada.

—No pedí que me lo digas, ¿Lo sabes?

—Neji no tiene punto débil.

—Todos tienen uno, menos yo... Es decir, yo siempre gano respecto a eso. Neji no es más que una marioneta mal usada por mi tío.

Al no conseguir respuesta siguió hablando.

—Naruto.

—¿Hmm?

—¿Estás interesado en mí?¿Te gusto?

—No, no me gustan las personas soberbias. Sólo estoy siendo amable porque te veo sola.— se levantó de la mesa y se fué sin despedirse.

—¿Por qué no quiere aceptar que Neji no es más que éso? Si Neji es el director titular podría pagar las deudas que tiene por administrar mal el dinero. Qué ironía... es el director, se supone que es rico pero debe hasta las alfombras— suspiró y siguió comiendo.

Naruto estaba enojado ¿Cómo podría decir algo así? Esa mujer definitivamente era atrevida.

~❀~

Neji se encontraba con su padre hablando.

—Hijo, tienes que subir al puesto sí o sí.

—¿Por qué esperas tanto? Tú eres quien está a cargo, podrías nombrarme como director ahora mismo y sacaremos a Hinata de una buena vez.

—No es tan fácil, debo actuar como el reglamento lo indica. Tú tienes que controlar ésa ansiedad que sufres para que nadie se de cuenta, sólo así podré ponerte a cargo y nadie podrá sacarte.

—No me lo recuerdes.

Neji sufría de ansiedad social, es por eso que jamás iba a las reuniones de ningún tipo. A todos se les hacía raro pero se excusaba con que tenía la agenda muy ocupada.
Nadie sabía de su transtorno, y nadie lo sabría jamás.

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Hola! Acá les dejo otro capítulo como compensación 🥰
Gracias por leer, votar y comentar. Me entretengo leyendo sus comentarios y viendo cómo interactúan con mis historias. Me pone feliz!

Los amo ❤️
Disfruten de la lectura.

No Es El Destino ¿O Sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora