•UNO•

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La vida se trata de pruebas que debemos superar. Por ejemplo, la llegada de una persona. Era algo que su madre siempre repetía antes de irse a recoger algunas monedas para poder comer por las tardes. Siempre su figura estaría presente, su cuerpo pequeño, fuerte y luchadora, una gran inspiración para poder seguir sus anheladas metas; como la recordaba antes de dejarlos para siempre cuando apenas era un niño. Tuvo que sacar adelante su vida, trabajar desde muy joven y mantener a su hermano, sin dejar aún lado sus otras responsabilidades.

Nunca es tarde para realizarse por completo. De eso estaba seguro, se comenzaba de a poco. Choi Jongho era un chico inteligente, lleno de responsabilidades, un chico que vivía en un barrio donde llegaban políticos a realizar promesas que al tiempo no cumplían, un barrio donde se podía ver de todo un poco. El era feliz... O algo así, eso quería creer en su pequeña mente positiva. Cuando recibía su salario cada quincena como recepcionista de una empresa que se supone es «muy reconocida mundialmente».

Ese día nuevamente llegaría tarde y no era culpa de chatarrita. No era su culpa crear tráfico. Mirando malhumorado a la persona que pedaleaba animadamente frente a él, creyendo que la calle era suya. Estaba perdiendo la paciencia, por más que tocaba su bocina el ciclista no se movía. Apretó el timón y desvío su mirada al reloj, temiendo por su vida ¡Su jefe le descontaría! Bufó y sin pensarlo aceleró por poco arrollando al ciclista en el paso, tirándolo a la cuneta.

ー¡Te has vuelto loco!

Podía oír su propio corazón acelerado. Se bajo inmediatamente de su auto con sus manos hechas puños, decidido a pelear con el ciclista si era necesario. Pudo notar algunos rasguños en su frente y labio ¡Por poco mata alguien! Que suerte tenía.

ー¡Estas estorbando y llegaré tarde por tu culpa! --. Gritó con enfado.

ー¿Disculpa? ¿Ya te has dado cuenta por dónde estás metiendo tu fea chatarra? Estás en mi vía.

Miró a su alrededor dándose cuenta de su grave error. Sorprendido tapo su boquita, totalmente arrepentido ¿Que fuera de el si hubiera arrollado al ciclista? Estaría llorando en una cárcel lamentando dejar solo a su pobre hermano que apenas podía decir alguna palabra ¿En que estaba pensando? Detrás de el, pudo escuchar la risa del ciclista, con un toque de burla. Gruño.

ー¿Que debería hacer ahora? ¡Oh, ya se! Llamaré a la policía y tú y tu basura serán llevados a un mejor sitio, la cárcel.

ー¡No, por favor! --. Suplicó.

ー¿No? Entonces pídeme perdón.

ーPerdoname...

ーNo suena sincero. Pídeme perdón de rodillas. --. Sonrió. Jongho por un momento quiso dejar su puño en ese rostro creído.

ーIdiota... ¡¿Quien carajos te crees?!

ーY tienes el descaro de insultarme. Por poco me matas.

Jongho miró su reloj e inmediatamente se espantó al ver la hora. Ignoro al muchacho quien sólo se ilimitaba hacerlo perder el tiempo. Subió a su auto sin escuchar los gritos del ciclista y se largo dejando un nuevo problemas atrás.

|•••••|


Había llegado hace más de tres horas. Había olvidado su incidente con el ciclista creído, su cabeza tenía mejores cosas en las que pensar. Su cuello dolía, su vista pesaba, Choi Jongho era un chico entregado a su trabajo a tal punto de considerar su trabajo lo más importante de su vida. Era el mejor empleado de aquel sitio pero nadie lo notaba, llevaba cuatro años de su vida en ese lugar donde jamás recibió un aumento de salario ni mucho menos un buenos días amable de los jefes. Con apenas un billete pudo comprar una botella de agua de la cafetería para calmar su hambruna, no era tacaño ¿Como podía gastar en almuerzo cuando tenía cosas más importantes en que invertir, como medicamentos?

Ese día atendía momentáneamente a los clientes, se hizo cargo de la correspondencia, realizó algunas llamadas al exterior y recibió una que otra botella de vino para los de arriba, quienes apenas se oían «era un milagro no oírlos gritar». Todo aquello tenía un motivo del cual no estaba enterado. Por eso al volver se sorprendió al ver a todos los empleados de un lado a otro cerca de él y por primera vez sintió curiosidad. Subió cuidadosamente al cuarto piso del edificio donde los empleados más importantes trabajaban, encontrándose con un sitio más lleno que el suyo. Se acercó, aunque no podía ver muy bien, escuchó las voces de sus jefes felicitando a alguien más.

ーFelicidades hijo, este es un paso más para lo que has sido criado, espero que esto te ayude a madurar. Solo te hace falta cerrar esto con tu boda con uno de los Park.

ーClaro, padre. --.Pudo oír el sonar de las copas.

Tenía nuevo jefe esa tarde. No pudo evitar sentir miedo por su puesto. Significaba reemplazo por nuevos empleados, pero también significaba una oportunidad para pedir un aumento, sonrió al pensar eso.

ーCon eso puedo pagar hasta una llanta nueva para mi chatarrita. --. Dijo con la mirada soñadora, mirada que tuvo que bajar cuando un empleado se le quedo mirando con una mueca de disgusto.

Las personas empezaron a despejar un poco el sitio, alejándose de él y dándole el permiso para ver a su jefe nuevo. Abrazó su botella de agua y arreglando sus gafas, mirando de abajo hasta arriba al hombre elegante vestido de negro, reluciente como debería ser. Subiendo subiendo hasta encontrarse con esa sonrisa que lo hizo recordar lo ocurrido hace cuatro horas atrás.

«oh, estaba jodido».

Dejó caer su botella de agua al suelo con sus ojos como platos, como si hubiera visto al diablo. Llamó la atención de todos. Muchos pares de ojos sobre el provocando que su cuerpo empezara a sudar. Colocó cara de espanto y de la manera más torpe posible corrió al ascensor para escapar de allí pisando uno que otro zapato ajeno, tocando desesperadamente los botones hasta que esté se logró cerrar. No logró calmarse en ningún momento, tenía miedo de ser despedido esa misma noche.

¿Por qué todo resultaba estar en su contra siempre, hasta el mismo día?

Salió corriendo del ascensor, buscando algo para calmarse. Le arrebató de las manos la bolsa de papel que el mensajero llevaba en las manos para botar, usándola como bolsa de oxígeno.

ー¿Todo bien?

ーRecogeré mis cosas San Hyung. Hoy es el último día que nos vemos ¡El último!

ー¿Qué? ¿Por qué?

ー¡Casi lo mato! Por poco... Por poco... El me va despedir hoy, esta misma noche.--. Se hecho a llorar en el hombro del mensajero.

Mientras tanto, en el cuarto piso del edificio todos volvieron a sus labores. Era de esperarse que el nuevo presidente y vicepresidente se pusieran de acuerdo para modernizar todo a su alrededor. Ya en la oficina con su padre detrás de el dándole algunas indicaciones que no oía por estar en su propio mundo, planeando un montón de cosas donde el muchacho de la chatarra estaba incluido.

ー¿Por qué sonríes de esa forma?

ー¿Ah? ¿Dijiste algo?

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¡Holaaa!

Estoy de vuelta con una nueva y divertida historia, esta vez con el 2Ho como había dicho!

Espero que les guste mucho
(๑•﹏•). Esto apenas comienza, así que ¡No se pierdan el siguiente capítulo!

Muchas gracias por estar aquí.

[MUCHAS GRACIAS POR LEER Y VOTAR]

Stand By Me ♡˖ [Yunjong/2Ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora