•TRES•

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La semana fue considerada cansada para Jeong Yunho, el ahora dueño de aquel lugar. Le dolía el trasero de estar sentado cinco horas en un escritorio atendiendo llamadas, asistiendo a cenas de negocios y firmando uno que otro papel, era aburrido, demasiado para su joven vida. Ni siquiera tuvo el suficiente tiempo para darse el gusto de molestar un poquito a su asistente de lo ajetreado que estaba, y ese era su plan, molestarlo por un tiempo.

Saliendo de su oficina con su teléfono en mano, encontrándose con un escenario vacío de sus empleados, quienes seguramente se habían ido almorzar. Hablando por teléfono, cerró la puerta y sus ojos se posaron sobre el único chico del lugar, sentado en su escritorio bebiendo una botella de agua mientras ordenada quién sabe que cosa ¿Que no debería estar en almuerzo? ¿Estará a dieta? Se preguntó Yunho. Jongho ni siquiera había notado su presencia, parecía beber de su botella de agua con ansias, como queriendo llenarse con aquel mineral vital. Entonces lo vió bostezar y se dió cuenta que el muchacho tenía hambre.

ー¿Por qué estás aquí? ¿Deberías estar en almuerzo? Te ves hambriento.

Jongho soltó un grito del susto y llevando su mano a su pecho miró a su alto jefe, guapísimo frente a él mirándolo con cara de pocos amigos. Sonrió en grande, escondiendo su botella de agua detrás de él con nerviosismo y vergüenza de si mismo. Para el pobre Jongho, su nuevo puesto de trabajo había sido un detonante de burlas hacia su persona por su apariencia andrajosa durante una semana y no dudaba que seguirían por un largo tiempo. Y es que ¿Como una persona tan fea puede ser asistente de alguien tan presentable y guapo como Jeong Yunho cuando existían miles de muchachas y muchachos atractivos en la planta para ocupar ese rol? No era mentira, por eso Jongho quería llorar cuando su jefe lo miraba, como ahora.

ーYo... No tengo hambre señor, estoy bien. --. Dijo sin quitar su sonrisa.

ーA comparación de ti, yo sí tengo mis ojos bien puestos para darme cuenta de las cosas a mi alrededor. --. Le arrebató la botella de agua de las manos, escuchando una maldición en la acción. --. ¿Agua? ¿Esto es suficiente para ti?

¿Era suficiente para él? Jongho ni siquiera contesto eso, bajo su mirada a sus manos y su pequeña nariz empezó a pintarse de rojo como un bebé apunto de llorar. Yunho devolvió la botella y se cruzó de brazos mirando a todas partes, hasta que el primer sollozo se escuchó.

ー¿Estás llorando?

ーNo, estoy riendo de pura felicidad.

ーTonto...

Yunho tomó el abrigo viejo del contrario, notando los parches de animalitos que este tenía para ocultar los agujeros. El más joven por otra parte se quedo viendo con un puchero a su jefe tomar sus cosas con su ceño fruncido ¿Que estaba haciendo?

ー¿Que está haciendo?

ーAnda, levántate, vamos a comer.

ー¿Comer? --. Yunho asintió al borde de perder la paciencia, esperando que el menor lo siguiera de una buena vez.

|••••|

Cada día que podía salir de casa pasaba por aquella cafetería con un rico aroma café. El sitio era lujoso, innovador para sus ojitos inocentes. La primera vez que entro fue sacado a patadas por los hombres gigantes que cuidaban de él, se sentía como un castillo con dragones a su alrededor que debía salvar. Fue entonces que dándole la vuelta al sitio encontró una forma de entrar al lugar sin que nadie se diera cuenta. Cada día robaba lo que podía para poder alimentarse y no darle problemas a su hermano, esa no era su intención. No le daría ningún problema, pero ese día no corrió con la misma suerte.

El dueño de la cafetería notó que alguien le estaba robando y decidió esa misma noche esperar al ladrón en la oscuridad. Yeosang entró como todas las mañanas y empezó a robar los recién horneados pastelitos de fresa sin notar la segunda presencia allí. Lleno sus mejillas de cupcakes como una ardilla y guardo lo que pudo en su mochila.

ー¡Delincuente sin vergüenza!

Y de esa manera fue arrestado y llevado a una comisaría, sin poder llamar a su hermano, en vuelto en lágrimas pidiendo piedad ¿Tenía la culpa de que todo fuera tan delicioso en aquella cafetería? No.   Abrazando sus piernitas, asustado, sin saber que había hecho de malo para que lo tratarán de esa forma tan violenta, miraba al hombre de saco con ganas de morderlo.

ーSeñor... Este sujeto no ha dicho ni una sola palabra, parece que es mudo.

ー¿Mudo? Parece un salvaje sacado de la jungla.

ーAsí es...

Yeosang educadamente le mostró el dedo del medio y luego limpió sus mocos con sus mangas, dejando muy ofendido al hombre que lo denunciaba solo por robar pastelitos ¿Que no podían hacer más? La pancita del pobre empezaba a rugir haciéndolo lloriquear, deseaba ver a su hermano y llenar su estómago  también.

ーNo me iré hasta que venga un pariente que se haga cargo de él. --. Habló muy molesto el propietario de la cafetería sin quitarle la mirada de encima a Yeosang.

Uhh... Se había metido en serios problema ahora.

|••••|

Los ojitos de Jongho brillaron cuando su primer platillo llegó ante él, viéndose tan apetitoso, con un aroma exquisito. Quería llorar, era la más preciosa carne que sus ojos habían visto a sus veintitrés años. Tomó en sus manitos la carne con la intención de probarla pero se detuvo cuando observó a su jefe cortar la carne con cuchillo y tenedor de forma educada, sus mejillas se pintaron de rojo por la vergüenza ¿Y como se supone que se corta la carne de esa forma?

Jongho limpió sus dedos con una servilleta y dando un suspiro, trato de imitar la acción de Yunho. De forma torpe intento cortarla, haciendo ruido varias veces, ganándose las miradas de burla y indignación de los comensales a su alrededor. Por supuesto que Yunho se dió cuenta, sintiendo pena por su acompañante ¿Como se le había ocurrido llevarlo al restaurante más popular del país? Trato de ocultarse con su mano y con su otra mano tomó la mano de su asistente para detenerlo.

ー¡Me rindo! Es la forma más ridícula de comerse una carne. --. Comentó en voz alta lo suficientemente harto de tanto intentar. Miró a su jefe y luego a su alrededor, nuevamente sus mejillas se pintaron de rojo. --. Oh...

ーCierra la boca y observa.

Yunho tomó los cubiertos y se acercó a Jongho para enseñarle a cortar la carne. Con calma y paciencia, de forma delicada corto un pequeño trozo de carne para el chico. La cercanía estaba matando a Jongho, el perfume caro del hombre a su lado era mucho más exquisito que la propia carne, volteando su hambre y sintiéndose como un adolescente, ni siquiera presto atención a como cortaba la carne.

ーY listo, no es tan difícil ¿Choi? --. Jongho se quedo perdidamente mirando el trozo de carne imaginándose que ella era su jefe. --. ¿Choi Jongho?

ー¡Tan suave! --. Probó la carne, abultando sus mejillas.

Yunho sonrió con ternura, escuchando el palpitar de su corazón, olvidándose de su plan de molestar al chico. El sonido de un viejo teléfono interrumpió la ocasión. Jongho sacó su teléfono y contesto inmediatamente, dejando de sonreír y colocando cara de espanto.

ー¡Iré de inmediato, por favor no lo lastimen! --. Pidió y colgó al instante.

ー¿Todo bien?

ーNo hay tiempo, vamos. --. Jaló a Yunho con él hasta el auto. --. ¡Corra, corra!

¿Era cosa del destino a verse encontrado?

Quizás...

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Stand By Me ♡˖ [Yunjong/2Ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora