Chapter Eleven

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   Justicia, justicia, justicia

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Justicia, justicia, justicia. Una palabra que Jeon estaba cansado de escuchar. ¿Acaso era justo que nunca pudiese salir de ese ciclo continuo? No lo veía justo de ninguna forma. Masajeó sus sienes mirando los papeles y un juicio le respiraba la nuca. Tronó sus dedos y cuello estirándose. Iba a dejar de preocuparse por aquello. Era tan rencoroso y nunca se le había dado bien controlar sus emociones y TaeHyung sacaba lo peor de él de un millón de formas con el simple hecho de existir. ¿Su cara tenía que aparecer en todos los jodidos periódicos que salían? Él había aparecido un par de veces justamente en la página siguiente a la suya. La siguiente, la número dos.

Su caso era indefendible. Su cliente había cometido un crimen y JungKook sabía perfectamente bien que lo había hecho. Esta vez estaba más que preparado para ir al tribunal. Conocía las pruebas contrarias, conocía de los alegatos de TaeHyung, conocía ciertas preguntas y desde hace tiempo él tenía conocimiento de el cómo trabajaba aquel abogado. No estudió solamente el caso de su adversario, lo estudió perfectamente a él; a él como persona, como licenciado en derecho, como su profesión lo hacía ver y notar. Años sabiendo de él y eso iba a jugarle de su lado.

—Solo unas notas más.

Tenía su carpeta llena de papeles y notas. Habría personas en la habitación y a pesar de todo, necesitaba convencerlos a todos de la mejor manera. No era el simple hecho de dejar que todo fluyera, él también debía ser partícipe de que todo fuese lo suficientemente creíble para coronarse como el mismísimo ganador ese día. Tenía su testigo, sus pruebas y ensayó discretamente algunas preguntas que TaeHyung podría hacer manteniendo sus respuestas del juicio anterior.

Le dio vuelta a su bolígrafo negro entre sus dedos jugueteando con él llevando a sus labios aquel vaso de vidrio con algo de whiskey dentro.

Era de tarde y JungKook bostezó levantándose de su escritorio mirando su reloj de pared. Kim podría ser astuto, pero nunca como él.

Recuerdos aparecieron en su cabeza dejando el vaso cristalino en una de las mesas de su despacho. ¿Cómo pudo haber sido tan tonto hace varios años? Haber pasado de morir de admiración a morir de enfurecimiento por la misma persona.

TaeHyung era insoportable. Coqueto, atrevido e insoportable y, oh, insoportable de nuevo, y Jeon no había podido detener ese maldito crush que alguna vez pudo sentir en aquel hombre. No había día en el que no despertara pensando en él. Habían tantas personas en Seoul. Tantos casos, tantos abogados, tantos lugares, ¿Por qué constantemente él debía de aparecerse en medio?

¿Qué mal tan enorme estaba pagando que TaeHyung era su más grande karma? Un karma muy hermoso, pero esa puta actitud de mierda.

Bueno con todos, tan respetuoso, tan en la línea, tan bueno en todo, tan perfecto en lo que hacía. ¿No cometía errores nunca ese desgraciado? Diplomas de excelencia, comportamiento intacto, belleza de dioses, cuerpo exquisito, adinerado, personalidad atrayente, tenia toda esa fama y ese poder y no era ni altanero ni arrogante. ¿Por qué demonios? JungKook en su lugar se sentiría como un jodido Dios sobre todos esos abogados mediocres. Allí en la cima. JungKook tenías mucho dinero y fama, pero no era como TaeHyung.

Only Lawyers | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora