TaeHyung miró el reloj de la cocina esa mañana. En sus pijamas combinadas, recién levantado y con un café a medio acabar bostezó. No había trabajo ese día, pero aún así no dejaba de pensar. Su cabeza no dejaba de recordar a JiMin y mucho menos a JungKook. Lo estaba matando. Él no eligió que ese apuesto hombre de ojos profundos marrones le gustara tanto.
Era gruñón, amargado, lo ignoraba, lo trataba sin cuidado... sí, ese era su tipo.
Recordaba sus tiempos antes. No era de esa forma. JungKook se había graduado y al primer bufete de abogados al que fue de visita fue en donde él trabajaba. Se veía ilusionado, una sonrisa tan tierna y con unos ojos curiosos que miraban todo con detalle tomando notas en su cabeza.
TaeHyung no había podido resistirse a sus inocentes encantos. Veintidós años y una vida exitosa frente a sus ojos y muchas ganas de dedicarse a lo que estudiaba y lo había hecho tan bien. Tanto así que era muy reconocido a esas alturas y el mayor siempre deseó guiarlo y enseñarle absolutamente todo lo que sabía y acercarse de esa forma a él. Solo que no pudo.
JungKook empezó a trabajar en otro lugar y es el mismo del que hasta sol de hoy continúa en él ejerciendo y eso había sido lo que cambió al menor.
Sus actitudes altaneras, su confianza, se sentía por la cima del mundo y a decir verdad, Kim le perdió la pista unos pocos años hasta que coincidieron en un caso y luego en otro y otro más. Casos que JungKook perdió y comenzaba a molestarse con TaeHyung, el hombre que una vez admiró ahora podía sentir enojo siquiera con escuchar su nombre.
JungKook admiraba a TaeHyung, su ejemplo a seguir cuando comenzó a trabajar y soñaba con algún día tener ese reconocimiento que él tenía hasta que con el tiempo la admiración se convirtió en mariposas en el estómago. Un joven recién graduado que tenía sentimientos por alguien que lo hizo sentir una mierda sin saberlo.
Actualmente tenía tantas emociones encontrados que estaba enloqueciendo. Lo detestaba pero no dejaba de pensar en él de ninguna manera. Cegado por la rabia había dejado sus sentimientos a un lado y tenía a Kim en la mira importándole poco todo lo demás. Nunca le gustó perder. Nunca le gustó ser el segundo y el haberlo sido tantas veces por su culpa lo enojaba y esa vez estalló. Prometió ser el último juicio que perdería contra ese hombre.
Sus demonios cubrieron sus ojos con una venda y solo sentía la necesidad constante de ser el número uno. Nadie merecía ese número uno como lo merecía él. En el negocio de la ley y los abogados, era una lucha por reconocimiento y ser el mejor. Si no te esforzabas, no ibas a trabajar lo suficiente y JungKook deseaba eso. Deseaba estar en su trono y ser adulado por todos. No ser la jodida sombra de el abogado número uno del país.
Kim suspiró sin acabarse su café perdiendo el gusto por este por un segundo. Dejó la taza en la isla de su cocina con una expresión de desánimo bajando su cabeza. Sus castaños claros cabellos bajaron por su frente y miró su teléfono de trabajo apagado. No debería de hacer algo como eso, pero ese día necesitaba total libertad y tiempo para sí mismo y para analizar la situación.
Quedaba poco tiempo y su caso de prioridad necesitaba atención. Tenía todo bajo su control. Tenía las pruebas e incluso el mismo testigo de la última vez. Tenía sus alegatos y tenía la confianza de JiMin, pero JungKook estaba allí.
—¿Qué voy a hacer contigo, Jeon JungKook...?
Ese hombre no era el mismo que recordaba. Esos ojos brillantes, grandes y curiosos se transformaron en unos oscuros y fríos cuando lo veía. ¿Qué había hecho mal?, ¿no se supone que ambos estaban del mismo lado? El lado de la lealtad y la justicia. JungKook solía llevar casos cuestionables que TaeHyung llegaba a conocer. ¿Merecía ese odio?
Un abogado lleno de corrupción.
Buscaba tomárselo con humor, buscaba bromear sobre ello y molestarle pero en el fondo dolía. Dolía saber que el hombre que tanto le movía el mundo tenía una guerra en contra suya; una guerra que no sabía cómo ni cuando había empezado. Había intentado hablar con él pero no cedía, no quería verlo y eso era para él la peor injusticia.
Sabía que no debía de pensar en esos sentimentalismos en el abogado que estaba defendiendo un caso que claramente demostraba la maldad en un hombre atentando contra otro. JungKook sabía perfectamente que estaba defendiendo a un violador y no le importaba. Le importaba una mierda Park JiMin y hasta el mismo Min YoonGi que defendía. Solo tenía en su vista a Kim TaeHyung y el cómo haría que se arrepintiera y quedase de segundo lugar perdiendo su racha inquebrantable.
Jeon era ególatra. Tenía ese ego subido por los cielos. No era un mal abogado, de hecho, era uno de los mejores y siempre recibía llamadas y citas para llevar casos todo el tiempo. Su agenda estaba llena y trabajaba duro para llegar donde está.
Era un hombre codiciado pero al mismo tiempo tan codicioso.
TaeHyung era diferente. Un ser compasivo y cuidadoso. Él decidía qué casos llevar. Podía leer la verdad y el engaño con facilidad y buscaba ayudar a los más débiles, a los que necesitaban de él para poder hacer justicia. A JungKook solo le interesaba ser el ganador en esos casos.
¿Por qué se fijaría en alguien que parecía tener cero empatía y corazón? Quizá se fijó en la versión pasada de Jeon, una versión que creía plenamente que seguía escondida en él.
Peinó sus cabellos hacia atrás y se alejó de la cocina seguido por su pequeña mascota hasta la soledad de su sala de estar. Los días estaban contados y vería por última vez a JiMin antes del juicio. Necesitaba los últimos retoques antes del dichoso día y hacerle justicia al pobre chico que debido a sus ojeras, no dormía en las noches y su llanto podía ser oído entre todo ese silencio.
—Muy pronto... esta será la última vez.
Ni yo te soporto, JungKook de Only Lawyers
JSJDHQuiero decirles que hay una nueva historia en mi perfil, se llama "Pecado Celestial" es TaeKook en caso de que les gustaría pasarse por allí ✨
—V🌙
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Only Lawyers | KookTae
FanfictionKim TaeHyung es un abogado de mucha fama en Seoul por su maravilloso trabajo. Jeon JungKook es un abogado en ascenso. Ambos coinciden en distintos casos y aparecen distintas emociones en ambos, desde odio, enojo, molestia... hasta el deseo. Un caso...