XXII: "Liberados"

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Espalda con espalda e intentando llevar la batalla lejos del Ministro de Magia, Rose e Isaiah finalmente acabaron con los magos enemigos. El más grande cayó primero en manos de Rose y el segundo, luego de una patada en las partes bajas, se rindió de rodillas frente a Isaiah que lo terminó de noquear de un puñetazo.

-Eso dolió -murmuró el brujo agitando su mano derecha. 

-Para eso tienes la varita, para sufrir el menos daño posible -Rose acomodó su cabello y pasó por su lado.

-¿Y dónde está lo divertido en todo eso? 

Rose se apresuró en llegar con el mandatario mágico. Le apuntó con su varita y las cuerdas cedieron con el embrujo adecuado.

-Gracias, señorita Malfoy -sobó sus muñecas. Ambos hermanos lo ayudaron a colocarse de pie, tanto tiempo en la misma posición le habían afectado las extremidades -. Sabía que vendrían por mí y estoy agradecido de ver que son ustedes.

-¿Se encuentra bien?

-Ahora, mejor que nunca. Pero yo no soy importante, tienen que llevarme al Ministerio antes de que se sancione un decreto.

-¿Decreto?

-Lo de ustedes fue tan sólo una pantomima. Necesitaban distraer al Departamento de Aurores con su caso, mientras me capturaban. 

-¿Quiénes necesitaban hacer esto? -interrogó Rose.

-¿Quiénes creen? Ya han pasado un poco más de doce años de que sus padres capturaron al simpatizante de Voldemort, líder de aquellos que tuvieron cautiva a su madre para incriminarla. Quieren que la pureza de la sangre resurja, ha podido convencer a las nuevas familias de Magos y Brujas puros fuera de los sagrados 28, de que eso es lo mejor; quieren coronarse como los nuevos líderes del Mundo Mágico y sólo pueden lograrlo con un decreto de supremacía -Kinsgley se sostuvo de una de las columnas que atravesaban aquella amplia sala de estar -. Y no puedo permitir que manchen el sacrificio de nuestros héroes como si nada. Tienen que llevarme al Ministerio, y no hay tiempo que perder.

*

Lejos de allí, Draco y Hermione se internaron en el espeso bosque de Escocia para buscar a la Aldea y devolver sus sagradas reliquias. Y luego de un viaje de casi doce horas, a merced de un oscuro atardecer, pudieron dar con ella. Ambos podían sentir una magia ancestral poderosa que estaba en crisis, prácticamente podía sentir el hedor de la muerte de aquel tan peculiar sitio, escondido entre arcadas de piedras tan antiguas como los muros en los que se alzaba Hogwarts. 

Draco escuchó ruidos de su lado y en un instintivo impulso, detuvo a Hermione del brazo. Le hizo una señal de que hiciera silencio mientras apretaba su varita con fuerzas. desde que se habían metido en aquellas profundidades no había podido despegarse de su fiel amiga. Sabía que eran observados, por ellos y otras criaturas. Así que no era estúpido, ante el menor movimiento, no dudaría en atacar.

-Tranquilos -dijo una voz. Hermione achicó la mirada y buscó al dueño de aquella voz profunda -, no tengo intención de lastimarlos.

-Venimos en paz -dijo la bruja sin titubeos.

-Lo sé -la neblina comenzó a disiparse hasta que una silueta comenzó a tomar una forma más humana -. Mi nombre es Loar, soy un intermediario -era un joven, no más grande que sus propios hijos. Tenía una mirada noble y una parada confiable -. Por favor, vengan conmigo. Dada a la situación que se vive en esta tierra, los Osirianos están refugiados en el hogar del Líder de la Aldea.

-Traemos lo que es suyo.

-Y por eso, nuestro líder quiere que vayan hasta su hogar.

-Hermione -Draco miró a su esposa -, sabes que no tenemos mucho tiempo.

-Sé que no lo tenemos, pero escuchemos primero lo que tienen para decir. Confía en mí -susurró acomodando las solapas de su chaqueta -, todo saldrá bien.

Draco no estaba a gusto en aquellas cuatro paredes. Mucho menos con aquellos ojos que escudriñaban cada milímetro de lo que eran. El mago se acomodó en aquella dura silla mientras prestaba atención a lo que su esposa y el líder de la Aldea hablaban, Loar era el intérprete de una lengua antigua de la que el rubio no entendió una sola palabra y sin embargo, su esposa parecía entenderlo todo aún antes de que el joven tradujera lo que su líder respondía.

-El robo de nuestras reliquias no fueron pensadas para ser utilizadas. De haber sido así, el mundo habría sufrido graves consecuencias. Nuestro líder estaba convencido que, de caer en las manos correctas, las sagradas reliquias regresarían a su legítimo lugar.

-Mis hijos recuperaron las sagradas reliquias. Hicieron un largo viaje no sólo para recuperarlas, sino para limpiar su nombre de falsas acusaciones -abogó Hermione -, ¿están perdonados?

Loar habló a la oreja del líder y este asintió para luego mirar a la bruja, su boca se movió y esta vez fue turno de Loar asentir.

-Osiris, siempre supo que eran inocentes. Y los guió por el camino correcto. Ahora, deben ir a casa, sus hijos los necesitan -dijo Loar mirándolos a ambos.

Vainilla y Chocolate [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora