Parte 8 Callejon

35 5 0
                                    

CAILI

La ciudad de Ohio nos recibe con un crepúsculo frío que cala hasta los huesos. Mis articulaciones están atrofiadas por tantas horas de vuelo sentada en la misma posición. No me quejo, solo necesito estirar las piernas, tomar un expreso doble y seguir el ruedo ya que necesitamos llegar a esa dirección que Susan logro conseguir, antes de que Cameron averigüe dónde estamos.

—aquí también por favor.

hago presión en la zona de los hombros de mi amiga, que crujen brindándole el alivio que necesita. Suelta un quejido que me avergüenza cuando dos sujetos uniformados se nos quedan viendo con morbo.

—Oh siii—canturrea extasiada—se siente muy bien.

La suelto antes de atraer más atención del público masculino. Si fueran chicos lindos no tendría ningún problema, pero aquí no hay más que tipos que podrían ser mi padre o mis abuelos que en paz descansen. Me estiro un poco y recojo las mochilas del suelo donde las deje.

—andando que el tiempo es oro.

Me echo andar a paso largo dejándola atrás. Susan corre para alcanzarme por lo que debo reducir la velocidad. Aveces olvido que por mucho que se ejercite, por mucho que se relacione con nephiles y caídos, o por muy heraldo de la muerte que halla sido en alguna etapa de su juventud, su cuerpo sigue siendo el de una humana común. Seguirme el paso no le es fácil, ya que me acostumbre a caminar del lado de Cameron sintiéndome completamente libre.

—mis piernas siguen dormidas—repercute sin aliento—ten un poco de piedad.

Abordamos el taxi que le robo a unas azafatas que me hacen mala cara, no tengo tiempo para ser gentil porque conozco a Cameron y tengo un plazo máximo de cuatro horas antes de tenerlo aquí respirándome en la nuca.

Mientras Susan hace su parte buscando a todas las Luna Welch que existen o existieron en el mundo, yo me pongo lo más presentable posible para colarme en esa bodega sin invitación. Cambiarme con los ojos del conductor viéndome por el retrovisor, es toda una odisea <<le patearia el culo si no tuviera tanto afán>>
Me maquillo de forma tenue pero elegante, utilizo el diamante que saque de mi caja familiar y guardo mis converse en la mochila para cambiarlos por los Manolo blahnik que tome prestados del armario de mamá

—¿por lo menos sabemos de donde es, está tal Luna Welch?
—olvide preguntárselo a mi tío—batallo quitándome el jeans por debajo del vestido— oh espera, creo que menciono algo sobre trabajar para Oxford, intenta por ahí.

Me da un golpe en la nuca que me despeina.

—y hasta ahora me lo dices tonta.
—¡ouch!
—pudiste haber empezado por ahí.

Teclea lo más rápido que puede el resto del camino, pidiendo favores a sus compañeros de trabajo. Gracias a su puesto como jefa de información para el periodo más leído del mundo, se le facilita encontrar ajugas en el pajar.

—llegamos señoritas—dice el taxista—Short North.

La calle principal de Short North se alza ante nosotras dándonos la bienvenida. Ya anocheció, los negocios ya están abiertos, el flujo de transeúntes le inyecta vida al lugar volviéndolo llamativo.

—deténgase aquí por favor.

Señalo el andén que cuenta con un callejón al lado de una pizzería, se ve lo bastante oscuro y poco transitado para ocultarnos. Debe ser el mismo que menciono Cameron por lo que comenzaremos a buscar por ahí.
Quiero ver si esos penitentes dejaron impregnado algún olor característico que me diga de donde vinieron. Tengo claro que salieron del lienzo de Zirel, pero antes de eso debieron estar en alguna otra parte y eso es lo que quiero averiguar.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora