Parte 10: sin refutar

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CAILI

Lo que creí que sería un forzoso viaje de escasos cuarenta minutos, termino volviéndose en un tormentoso viaje de tres eternos días.
Si Cameron y yo nos vamos aventurar a cazar templarios, primero debemos deshacernos del peso muerto—lo que nos retrasa—Por eso la primera parada que hicimos fue en el hotel donde nos esperaba Rita, quien con Cameron o sin él, debe continuar con la gira ya establecida.

Con ella perdimos diez valiosas horas esperando a que Cameron terminara de firmar y autorizar asuntos relacionados con sus pinturas. Luego brincamos a otro estado en busca de Lori, teníamos que asegurarnos de que estuviera bien, y aprovechamos para abastecimos de provisiones ya que el Ángel que nos acompaña, tuvo la "grandiosa" idea de viajar por carretera. Se la pasó deteniéndonos para irse solo, hacer sabrá Dios que.

El martirio se extendió por tres largos y agobiantes días, en los que tuve que soportar que mi mejor amiga me traicionara descaradamente, volviéndose íntima amiga del Ángel sangrón que no deja de darme lata.

Casi beso el suelo del estacionamiento subterráneo de mi trabajo cuando llegamos. No soporto pasar un segundo más encerrada en un auto con ese par. Admitir que Susan me traicionó es quedarme corta, y Cameron no fue de mucha ayuda ya qué pasó horas al teléfono con su publicista resolviendo asuntos de ultimo momento.

—renunciaré, recogeré mis cosas y los veré en casa.

Cameron baja del auto alcanzándome en la rampa, me toma del codo obligándome a detenerme.

—alto ahí señorita, voy contigo
—¿a donde?...¿arriba? ja! Que buen chiste.
Me le suelto e intento seguir caminando pero me vuelve a detener.

—y tú que graciosa te volviste—me hace caminar a su lado—anda, te sigo.
—no necesito que me acompañes, no es la primera vez que renuncio al empleo de mis sueños.

Da igual lo que le diga, él y los demás suben conmigo al laboratorio. Y si antes las visitas de Cameron causaban revuelo entre mis compañeras, ahora con dos tipos el doble de buenos, literalmente las labores del laboratorio se detuvieron solo para mirarlos. 

Desde la oficina de mi jefe veo el desfile de chicas en el pasillo, donde casualmente Cameron y Khaled esperan junto a Susan. Hasta mi asistente se ha pintado los labios con esmero.

—me gustaría que considerara mi oferta de tomarse un tiempo y después vuelva con nosotros.
—se lo agradezco mucho, pero mi decisión es definitiva.

Es la cuarta vez que intenta convencerme de que no renuncie, sabe que a pesar de que soy "joven", he resultado ser muy talentosa y sumamente indispensable para este laboratorio, por lo que dejarme ir así nada más, seria la peor estupidez que hiciera este hombre.

—lo entiendo—suspira resignado—siendo así, sobra decir que nuestras instalaciones siempre la esperarán con las puertas abiertas Srita. Custos.

Estrecho la mano del director general. Dudo que piense lo mismo cuando se de cuenta que patente en secreto todos mis aportes. No fue con fin de lucro, conozco a los humanos y su ambición por llenarse los bolsillos es más grande que su responsabilidad social. Y yo necesito salvaguardar lo que hice aquí, porque no son simples aspirinas ni virus de influenza.

—se lo agradezco mucho.
—es una pena que su señora madre se encuentre tan enferma.

Detesto usar a mi madre como excusa, pero siendo sincera, no se me ocurrió una excusa mejor, <<culpo al sujeto de cabello raro que no hace más que distraerme con su presencia>> 

—ha sido todo tan repentino—pongo mi mejor cara de tristeza—que aun me cuesta procesarlo.
—si necesita algo, por favor no dude en llamarnos.
—gracias.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora